En 2012, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) reportó que los cárteles mexicanos tenían presencia en 16 países del Hemisferio Occidental. Más de 10 años más tarde, a finales del pasado mes de julio, la jefa de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), Anne Milgram, estimó que el Cártel de Sinaloa y al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en conjunto poseen alrededor de 44 mil 800 miembros en 100 países.
Es decir, las organizaciones criminales mexicanas en lugar de perder fuerza se han expandido, pese a que en su país de origen cada año mueren miles de personas a consecuencia del tráfico ilegal de drogas que se conjunta con otros giros ilícitos.
Desde que el entonces presidente Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico en 2006, en México han ocurrido más de 360 mil homicidios.
De forma que, tal y como describió el académico Oswaldo Zavala en su libro Los cárteles no existen: Narcotráfico y cultura en México, lo que existe es “el mercado de las drogas ilegales y quienes están dispuestos a trabajar en él. Pero no la división que según las autoridades mexicanas y estadounidenses separa a esos grupos de la sociedad civil y de las estructuras de gobierno”.
Pese a ello, los reportes de los gobiernos y centros de pensamiento consultados para el siguiente texto para identificar la presencia de las organizaciones criminales mexicanas en el extranjero optan por mencionarlos como cárteles.
El think tank Insight Crime señaló en su momento, en referencia al reporte de la PGR, que las conexiones de los cárteles en el extranjero no significaban que tuvieran presencia armada ahí o que hubiera una cadena de mando desde estos países hasta las organizaciones criminales en México.
En su lugar, argumentó Insight Crime, la diversificación de la producción y la distribución de las redes fuera de México sugería que buscaban reducir las amenazas de la aplicación de la ley, sumado a que la naturaleza de los negocios trasnacionales hace más difícil que un solo país pueda seguir el rastro de las drogas.
Un reporte del Congreso de Estados Unidos publicado en 2022 contemplaba nueve organizaciones criminales como las principales en México, se trata del Cártel de Tijuana, el de Sinaloa, el de Juárez, el del Golfo, Los Zetas y el Cártel del Noreste, los Beltrán Leyva, la Familia Michoacana, Los Rojos, y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Para focalizar la lectura, el siguiente análisis de actividades en el extranjero contempló sólo al Cártel de Sinaloa y al CJNG. La académica Vanda Felbab-Brown señaló para el Instituto Brookings en una serie de publicaciones que la competencia entre ambos grupos ha amplificado la violencia o desencadenado nuevos conflictos en América Latina; mientras en Europa y Asia su expansión conlleva el riesgo de mayor violencia así como muertes por drogas.
CÁRTEL DE SINALOA
Considerada la organización criminal más duradera en México, se compone de una red de organizaciones más pequeñas, según el reporte del Congreso americano. Al tope de la jerarquía estaba Joaquín “El Chapo” Guzmán, hoy preso en Estados Unidos.
El mismo informe mencionado destacó que el Cártel de Sinaloa es “frecuentemente considerado como el más poderoso sindicato de tráfico de droga en el Hemisferio Occidental”. En 2020, la Administración de Control de Drogas (DEA) estimó que estaba activo en 15 de los 32 estados de la República Mexicana; además, según analistas y periodistas, tiene operación en más de 50 países.
CÁRTEL JALISCO NUEVA GENERACIÓN
Originalmente conocidos como los Mata Zetas, el grupo hizo su aparición en 2011. Con base en el estado de Jalisco, tienen operaciones en Colima, Michoacán, Estado de México, Guerrero y Guanajuato. Además pelea por el control del territorio en Tabasco, Veracruz, Chihuahua, Baja California y Baja California Sur contra el Cártel del Golfo, el de Sinaloa y los Zetas. En cuatro años, 2015, el gobierno mexicano lo declaró como uno de los más peligrosos cárteles en el país; en 2016, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos hizo lo mismo. Según analistas, la organización tiene presencia en las Américas, Asia y Europa.
EN AMÉRICA
En América del Norte, se encuentra Estados Unidos, el principal consumidor de drogas del mundo y donde ambos cárteles dominan la distribución de drogas como el fentanilo, la cocaína y las metanfetaminas. Pese a ello, por temor a la aplicación de la ley en el país no llevan a cabo enfrentamientos de gran escala o ataques armados como sucede en México, según FelbabBrown.
En Canadá, mientras tanto, se ha documentado que las pandillas callejeras y de motociclistas han tenido un cambio generacional, donde miembros de las mafia italiana e irlandesa se relacionan con cercanos al Cártel de Sinaloa. En el país del norte, relató el periodista Luis Nájera para Insight Crime, algunos miembros más jóvenes comenzaron a aliarse para formar la “Wolfpack”, una alianza criminal responsable de traficar cocaína a Canadá y presuntamente a Europa desde la región andina, en asociación con una organización narcotraficante mexicana.
En Centroamérica y Sudamérica, el de Sinaloa y el CJNG han buscado alianzas con las bandas o grupos criminales locales y estos a su vez chocan contra los rivales. Los puntos más importantes son Colombia y Ecuador que han tenido graves episodios de violencia. Pero países como Chile y Perú que habían escapado de la violencia también están siendo afectados por las dinámicas.
EUROPA
Desde la década de los años 90, los cárteles mexicanos aprovecharon el surgimiento del mercado de la cocaína en Europa y pronto establecieron relaciones con la mafia italiana, la Ndrangheta. Aunque en el Antiguo Continente no existe un monopolio, por lo que han tenido que competir con bandas colombinas, albanas, británicas, neerlandesas, francesas, irlandesas, serbias, españolas, turcas y marroquíes. Las bases claves de los cárteles han sido las zonas turísticas y donde operan los puertos más grandes de Europa.
Es decir, Italia y España por su cercanía con América Latina y África; además de Bélgica y los Países Bajos que se han vuelto algunas de las “más largas válvulas” de cocaína hacia Europa. A partir de 2015, según documenta FelbabBrown, el Cártel de Sinaloa comenzó a producir metanfetaminas, drogas más peligrosas, que las que ya tenía como speed, éxtasis o LSD.
ÁFRICA
El continente se volvió un objetivo para los cárteles mexicanos luego de que Europa se volviera un destino clave para el tráfico de cocaína. Aprovechando las rutas históricas que conectan África de costa a costa, la cercanía con vuelos desde Brasil o Venezuela, además de la debilidad y corrupción de sus gobiernos, facilitaron el establecimiento de redes de tráfico de drogas, según Vanda Felbab-Brown.
De igual forma, a principios de los años 2000, el Cártel de Sinaloa, pronto seguido por los Zetas estableció su presencia en Nigeria, Ghana, Mali y Senegal para mover cocaína.
En 2012, la DEA declaró que los cárteles mexicanos también tenían vínculos documentados con grupos criminales de Mozambique y la República Democrática del Congo. Felbab-Brown señala que el Cártel de Sinaloa ha logrado dominar la ruta de la cocaína a través de bandas criminales locales o grupos militantes, de forma que solo se concentra en llevar el producto al continente y que este se mueva hasta las costas de Europa.
Tras el declive en México de los Zetas, también lo tuvo en el extranjero. Ahora, el Jalisco Nueva Generación es el que busca expandirse en África, aunque sin buscar quitar el rol que ya tienen las bandas locales.
ASIA
El Cártel de Sinaloa por su historia tiene una presencia más establecida en la zona Asia-Pacífico. Según la misma Felbab-Brown, fue bajo el liderazgo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, que desde los años 2000, comenzó a desarrollar una red de importaciones y exportaciones. El foco fue asegurar el suministro de precursores de metanfetaminas, para lo que recurrieron a las triadas en Hong Kong. En 2014, el Cártel presuntamente envió un grupo armado a “silenciar” a sus asociados detenidos en las Filipinas, según las autoridades de ese país.
En 2015, inició su travesía el CJNG, pero no fue hasta 2021 cuando lo intensificó para obtener acceso también a las metanfetaminas. En 2022, se descubrió que presuntamente ambos grupos comparten suministradores de precursores químicos para producir fentanilo.
OCEANÍA
Al menos desde 2011, el Cártel de Sinaloa tiene alcance en Australia tal como declaró el entonces jefe de inteligencia de la DEA, Rodney Benson. Con la captura de “El Chapo”, sus hijos intensificaron los esfuerzos de construir mercados de cocaína en Australia y Nueva Zelanda, ya que llega a venderse hasta tres veces más caro que en Europa. Y si bien no ha surgido violencia, al impulsar también el tráfico de metanfetaminas, entran en competencia con las triadas chinas que ayudaron al establecimiento