Sea pequeña, mediana o grande, las empresas han reconocido la importancia de una auditoría como un proceso necesario para el mundo empresarial actual en el que, las finanzas y la contabilidad, resultan aspectos cruciales para el éxito y la supervivencia de todo tipo de negocio.
Este proceso metódico de análisis y verificación, permite la detección anticipada de irregularidades, fraudes o errores en el proceso contable para, de esta manera, establecer un nivel de confiabilidad y razonabilidad de las cifras de los estados financieros en una empresa.
Desde el uso de recursos para la vida personal o recibos que no corresponden a gastos laborales o la duplicación de gastos son algunas de las principales manifestaciones de fraude. Además, según un estudio de la Asociación de Examinadores de Fraudes Certificados (ACFE), el 51% de las empresas encuestadas han descubierto más hechos fraudulentos desde la pandemia.
Resulta común que una de las mayores preocupaciones al ejecutar un procedimiento de auditoría sea cometer errores en el desarrollo de este y que estos puedan representar graves consecuencias para los negocios como una mala reputación, multas e incluso conflictos legales. De acuerdo con la ACFE, a nivel mundial, las empresas pierden el 5% de sus ingresos anuales por este tipo de situaciones.
Principales errores en el procedimiento de auditoría
Una gestión contable y eficiente puede surtir un margen de error a raíz de factores internos o externos propios de la profesión. De acuerdo con Tatiana Cruz, gerente de Auditoría de Ventus Consultores, la visión clara de la situación económica y el cumplimiento de las obligaciones tributarias pueden presentarse al menos cuatro errores en la elaboración de una auditoría:
- La toma de decisiones para procedimientos: individualizar la responsabilidad de la toma de decisiones para la ejecución de procedimientos puede llevar a que se omitan fuentes de información o experiencia de otros miembros. Además, debe estar mediada por la comprensión del cliente, las políticas contables y transaccionales de la compañía.
- Desconocimiento del marco normativo regulatorio: en el marco de la aplicación de la auditoría es importante reconocer que existen entidades reguladoras de la profesión y práctica contable.
“A nivel nacional, por ejemplo, la regulación es monitoreada por la Junta Central de Contadores como máximo órgano que se encarga de llevar el registro, inspección y vigilancia de los Contadores Públicos.”, cuenta Cruz, gerente de Auditoría de Ventus Consultores.
Además, de acuerdo con la experta, a nivel internacional existe un ente, Normas Internacionales de Información Financiera – NIAS (por sus siglas), que comprende el conjunto de normas contables que fundamentan un marco común para la presentación de la información financiera.
- Fallar en la evaluación de los riesgos de fraude: no realizar un examen adecuado de los riesgos de fraude y errores materiales.
- Falta de documentación: No realizar una adecuada recopilación de la evidencia obtenida en los procedimientos realizados puede generar que la auditoría sea ineficaz y que no sirva como material probatorio ante un conflicto legal.
- Sesgos en los procedimientos de evaluación: Los prejuicios personales o la presión excesiva de la administración en la búsqueda de resultados favorables en la opinión o conclusión de la auditoría pueden influir en la objetividad de la auditoría, lo que lleva a resultados sesgados o inexactos.