Conozca los riesgos del consumo de fentanilo con cocaína o metanfetamina

La epidemia causada por el consumo masivo de opioides en Estados Unidos ha quemado distintas etapas a lo largo de los últimos años y ha causado cientos de miles de muertes por sobredosis. En 2021 se alcanzó la cifra récord de más 100.000 decesos por esta causa en un solo año. 

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La primera oleada estuvo protagonizada por los opiáceos de prescripción médica (2000-2010); la segunda (2010-2013), por la heroína; la tercera (2013-2015), por el fentanilo; y la cuarta (2015-2023), por el fentanilo en combinación con drogas estimulantes. Esta última ola, que aún no ha terminado y sigue en ascenso, es objeto de un análisis publicado en el último número de la revista Addiction.

La investigación, liderada por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), revela que las muertes por sobredosis tras consumir fentanilo junto con estimulantes (cocaínametanfetamina y otros) se han multiplicado por 50 desde 2010, pasando de unas 230 en ese año a casi 34.500 en 2021. De este modo, a partir de la segunda década de este siglo, este patrón de consumo combinado ha pasado a ser el predominante en los fallecimientos por sobredosis relacionados con el fentanilo en Estados Unidos, lo que plantea nuevas complejidades para una situación ya de por sí muy grave. 

Los expertos de la universidad estadounidenses puntualizan que el fentanilo no solo se consume con estimulantes, sino también con multitud de drogas sintéticas, lo que ha llevado a una crisis de policonsumo de drogas que son más difíciles de atajar desde el punto de vista sanitario. “Tenemos datos y experiencia médica en el tratamiento de trastornos por el consumo de opioides, pero disponemos de mucha menos experiencia en el manejo del consumo de opioides junto con estimulantes, o bien opioides mezclados con otras drogas”, señala el autor principal del estudio, Joseph Friedman. “La estabilización médica de quienes quieren abandonar el policonsumo de sustancias es más compleja” advierte.

Pero no solo dificulta el tratamiento de la adicción, sino también de las sobredosis. Existe un fármaco, la naloxona, que es muy eficaz para atajar las sobredosis por opiáceos como el fentanilo o la heroína, pero muchas de las sustancias con las que se mezclan no son sensibles a este antídoto. En otras palabras: la naloxona contrarresta la depresión respiratoria que causa el fentanilo, pero no los efectos cardiovasculares de la metanfetamina.

Consecuencias del consumo combinado de fentanilo y estimulantes

¿Qué buscan quienes consumen fentanilo junto con drogas estimulantes? Aquí conviene aclarar que, a estas alturas de la epidemia de opioides en Estados Unidos, se puede afirmar que el grueso del consumo de fentanilo se produce a través del mercado negro, es decir, mediante la adquisición de esta sustancia en la calle.

De hecho, este opioide ha ido desplazando a la heroína. Cuando se ingiere junto con cocaína, metanfetamina u otros estimulantes, según ha explicado a CuídatePlus Gonzalo Herradón, investigador principal del grupo de Neurofarmacología de las Adicciones y los Trastornos Degenerativos (Neurofan) y decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo, lo que se pretende “en muchos casos es contrarrestar los efectos -como la sedación excesiva- del fentanilo”.

Es sabido que los estimulantes propician la euforia, el placer o el subidón, que permiten mitigar el estado de somnolencia que fomenta el fentanilo. De ahí que se mezclen ambos tipos de sustancias para poder seguir con las actividades diarias sin quedarse dormido, o bien para irse de fiesta. 

Pero si la idea de tomar cualquiera de estas drogas por separado es nefasta, hacerlo de forma combinada puede ser aún peor. Enmascarar la sedación o la somnolencia del fentanilo tomando metanfetamina puede hacer que el efecto más peligroso del opioide, la depresión respiratoria, pase inadvertido, con el consiguiente aumento del riesgo de muerte por sobredosis.

“Al ser mucho más potente que la morfina”, expone Herradón, “los efectos del fentanilo se notan muchísimo más rápidamente y se consigue el mismo efecto con menos dosis”. Pero si se enmascara la sedación o la somnolencia, que constituyen señales de alerta, “quien lo consume puede tomar todavía más dosis, lo que supone una mayor facilidad de acabar en sobredosis, depresión respiratoria y muerte”. 

A eso hay que añadir los efectos propios de la metanfetamina y la cocaína, que también pueden ser letales. Suben la presión arterial, la frecuencia cardiaca, provocan vasoconstricción… y, finalmente, la muerte puede llegar de la mano de un problema cardiovascular. 

En otras ocasiones, el consumo combinado no es intencionado y las consecuencias más adversas -incluyendo la muerte por sobredosis- llegan tras consumir metanfetamina o cocaína que ha sido contaminada con fentanilo. 

Situación del consumo de fentanilo en España

La epidemia de opioides de Estados Unidos no ha tenido lugar ni en España ni en muchos otros países y los expertos creen que no es probable que se produzca en el futuro porque hay muchos factores y condicionantes, como el sistema sanitario, que son muy diferentes en ambos países.

El consumo de fentanilo en España se ha multiplicado por cuatro en solo dos años. Los últimos datos de la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES), señalan que su uso esporádico ha subido del 1,9% en 2018 al 14% en 2022, pasando a ocupar el tercer puesto como opioide más consumido después de la codeína y el tramadol. Aun así, según ha aclarado a CuídatePlus Anna Ligoña, especialista en drogodependencias del Hospital Clínic de Barcelona y miembro de Socidrogalcohol, “no tenemos en absoluto el problema de Estados Unidos con el fentanilo”. El grueso del consumo de este fármaco en España corresponde a recetas médicas para tratamiento del dolor y la adquisición en el mercado negro es muy inferior.

No obstante, la experta advierte que no hay que minimizar los problemas de adicción derivados del uso y abuso del fentanilo dentro del circuito sanitario. El perfil de paciente que llega a la consulta de Ligoña para desintoxicarse es el de “una mujer de mediana edad con dolor crónico a las que se le ha recetado fentanilo”.

La prevención es la clave para evitar llegar a esa situación y se basa en medidas como optimizar la prescripción de opioides -la menor dosis efectiva durante el menor periodo de tiempo posible-, potenciar el seguimiento farmacoterapéutico, optimizar el manejo de la adicción, mejorar la comunicación a los pacientes y sensibilizar y concienciar a la población sobre los riesgos asociados al consumo de opioides.

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