En el marco del III Congreso internacional: Problemas de derecho penal económico, crimen organizado y corrupción, organizado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), expertos en derecho penal propusieron revisar y adecuar el marco legal existente en Colombia a la realidad actual de las organizaciones delictivas para hacerle frente a la criminalidad organizada.
Grupos dedicados a actividades ilícitas como el narcotráfico, la extorsión, el contrabando, el lavado de dinero y la trata de personas conforman lo que conocemos como “crimen organizado”. Estos grupos, además de estar altamente estructurados, tienen una gran capacidad de ejercer violencia y corrupción.
Según el Índice Mundial de Crimen Organizado 2023, entre 193 países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Colombia ocupa el segundo lugar del mundo en incidencia de este fenómeno, una realidad alarmante. Expertos advierten que esta situación representa una amenaza considerable para la seguridad y el desarrollo de cualquier nación.
En el III Congreso internacional: Problemas de derecho penal económico, crimen organizado y corrupción, organizado por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), el profesor Jhon Zuluaga Taborda, de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, señaló que “es difícil aplicar conceptos clásicos de conducta y responsabilidad en un escenario donde las modalidades de intervención en el delito son especialmente dolorosas y fundamentales”.
“Un sistema restrictivo de intervención en el hecho punible resulta completamente desdibujado en el ámbito de la criminalidad organizada. El concepto clásico de conducta individual articulada a estas modalidades de criminalidad debería ser pilar de la construcción de modelos de persecución del crimen organizado”.
Por su parte, el profesor Estanislao Escalante Barreto, de la misma Facultad y director de la Escuela de Investigación y Pensamiento Penal Luis Carlos Pérez (Polcrymed), hizo énfasis en su intervención en la necesidad de abandonar la metáfora de la guerra en la lucha contra el crimen organizado.
“Debemos buscar un modelo de gestión de riesgos que reduzca al máximo las actividades delictivas sin recurrir a estrategias globales de criminalización”, dijo.
En ese sentido, la política criminal debería dejar de ser un mandato global de guerra contra el enemigo y, por lo contrario, mirar más la realidad social de cada país. Con ese enfoque, por ejemplo, se contempla la transformación de políticas ilegales hacia economías productivas alternativas, tomando como ejemplo el potencial de la industria del cannabis en Colombia.
“La legalización total de todo lo que tiene que ver con la cadena productiva del cannabis no solo reduciría la incidencia delictiva, sino que también ofrecería oportunidades económicas porque tiene muchas aplicaciones desde lo farmacéutico hasta lo textil”, puntualizó el profesor Escalante.
Formas de organización
La lucha contra el crimen ha evolucionado a lo largo del tiempo, inicialmente estuvo centrada en combatir el narcotráfico y después se extendió a la lucha contra el terrorismo, la trata de personas, la delincuencia organizada, y más recientemente la corrupción.
Según el profesor Escalante, “estos crímenes van más allá de las jerarquías clásicas, pues también hay estructuras de redes complejas. La jerarquía clásica es la que todos conocemos, que incluso se da en la mafia, en las pandillas y otras organizaciones. Estas siguen un modelo piramidal con un líder en la cima, es decir que todas las decisiones fluyen de arriba hacia abajo”.
“Pero también existen jerarquías regionales, que aunque mantienen la misma estructura piramidal, la expanden a diferentes áreas geográficas, y están las basadas en el racismo, en centros de poder que tienen estructuras a su alrededor. Un ejemplo es lo que ocurre con las FARC, donde un mando central ocupa el núcleo y diversas organizaciones se despliegan a su alrededor”, precisó.
Además de estas tres tipologías, lo que ocurre actualmente es que una organización criminal puede tener todas esas estructuras dentro de una sola red y formar parte de la misma red, así lo señaló el académico haciendo énfasis en que esto es posible teniendo personas que ayudan, colaboran, o participan en la red.
“Lo que ocurre con el crimen organizado tiene mucho que ver con la corrupción. No podemos analizar el crimen organizado, la criminalidad organizada y la criminalidad en red sin hacer referencia a los elementos corruptos que la componen, porque para nosotros es muy diciente ver cómo el narcotráfico funciona si tiene quién le ayude a confeccionar rutas y mercados”, dijo.
Agregó que, “lo mismo ocurre con el lavado de activos; no se puede hacer con el sector financiero, con los bancos y con el sector mercantil”. (Información Agencia de Noticias UNAL).