La Policía colombiana capturó en zona rural del departamento de Antioquia a Jacob Rodríguez Úsuga, alias Atilio, capo del Clan del Golfo, que según las investigaciones, enviaba hasta 15 toneladas de cocaína al mes a Estados Unidos y Europa.
El director de la Policía colombiana, el general William René Salamanca, ha asegurado este miércoles en una rueda de prensa que la operación que terminó con la captura de Rodríguez fue realizada por comandos especiales en el caserío Caracolí. «Fue una operación profesional y limpia, con pleno apego a los derechos humanos», dijo el general Salamanca.
Durante la acción policial, que incluyó sortear en la oscuridad peligrosos pantanos, los comandos se percataron de la presencia de un menor de edad, hijo del detenido, y de inmediato procedieron a brindarle protección especial y a restablecer sus derechos.
Dispositivo de detención
La captura de Rodríguez se dio tras meses de labores de inteligencia, pues el narcotraficante alternaba sus movimientos entre coches todoterreno de gama alta y camiones de carga, siempre portando una cédula falsa. Igualmente, el delincuente vestía a sus hombres de seguridad con indumentaria de campesinos, los que portaban siempre un machete en el cinturón.
Poco antes de Navidad, se conoció que había llegado a la zona en la que finalmente fue capturado para participar en los festejos, que incluyeron carreras de caballos y peleas de gallos. Con su captura, según el general Salamanca, culmina una historia criminal de 16 años del primo de Dairo Antonio Úsuga David, conocido como Otonie», capturado por la institución y extraditado a Estados Unidos, donde paga una condena de 45 años de prisión.
El alto oficial recordó que Rodríguez era uno de los hombres de confianza del sucesor de Otoniel, Jobanis Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo. El capturado era el encargado del transporte de drogas ilícitas en lanchas rápidas hacia algunos países de Centroamérica y el Caribe, donde tenía bodegas clandestinas de acopio, con capacidad para almacenar hasta 20 toneladas de cocaína, y donde mantenía flujos de caja superiores al millón de dólares semanales.
Para el tráfico internacional de los alijos mantenía vínculos con redes de narcotraficantes de Europa encargadas de recibir, comercializar y distribuir las sustancias ilícitas en ese continente.
