Los promotores del atractivo y controversial mundo de las criptomonedas siguen en su empeño de transformar el sistema financiero tradicional en el mundo, pero las estafas y los escándalos frenan en parte ese impulso.
En días recientes el bitcoin, la criptomoneda más famosa y mejor cotizada entre decenas que luchan por imponerse, estableció un récord de valor especulativo y sobrepasó los 72.000 dólares ($72.230). Luego volvió a caer como de costumbre.
«El mercado de las criptomonedas se ha disparado un 350% desde su mínimo de 2022 y muestra pocas señales de detenerse», señaló la analista de City Index, Fiona Cincotta.
El anuncio de las autoridades financieras del Reino Unido de que permitirán la creación de valores relacionados con las criptomonedas ayudó al repunte.
A principios del 2024, las autoridades bursátiles estadounidenses autorizaron el primer fondo inversor asociado al bitcoin, una decisión que se consideró como una etapa fundamental para que las criptomonedas sean “adoptadas” finalmente.
Sin embargo, expertos consideran que el camino aún es demasiado incierto, a pesar de los avances en la última década.
En el lenguaje bursátil el producto se conoce como ETF (Exchange Traded Fund), un fondo que reúne valores asociados al universo del bitcoin, y cuyos resultados se vinculan con la evolución de esta criptomoneda. Esto permite a los inversionistas beneficiarse de la criptodivisa sin comprarla directamente.
Pero uno de los mayores contratiempos en este mercado virtual han sido los escándalos y las estafas.
El fraude de FTX
Nombrado el magnate de las criptomonedas, Sam Bankman-Fried, el cofundador de la mayor plataforma cripto del mundo FTX, podría pasar el resto de su vida en la cárcel si el juez que dicta su caso por fraude masivo acepta la petición de 50 años de condena en su contra.
El grave delito cometido por este joven les costó a sus clientes 8.000 millones de dólares, según documentos judiciales.
Bankman-Fried «perpetró uno de los mayores fraudes financieros de la historia de Estados Unidos», dijo el fiscal Damian Williams.
Con un futuro brillante por su creación financiera, el joven graduado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y multimillonario antes de los 30 años, conquistó el mundo de las criptomonedas a una velocidad vertiginosa.
El ahora acusado de un fraude a gran escala, convirtió a FTX, de una pequeña empresa emergente que cofundó en 2019 a la segunda plataforma de intercambio más grande del mundo.
En noviembre de 2022, el imperio FTX se vino abajo por su incapacidad de responder a las masivas solicitudes de retirada de fondos de clientes que se enteraron de que parte del dinero efectivo en dólares depositado en la empresa terminaron en operaciones de alto riesgo del fondo de cobertura de Bankman-Fried, Alameda Research.
Caroline Ellison, exdirectora ejecutiva de Alameda y novia intermitente de Bankman-Fried, declaró que habían robado «unos 14.000 millones de dólares» a clientes de FTX para financiar operaciones de capital de riesgo y contribuciones políticas, así como ostentosos inmuebles en las Bahamas.
Crecen las estafas
Este ha sido el mayor escándalo, pero se multiplican cada año a todos los niveles posibles.
La Policía de Hong Kong informó semanas atrás de un fraude con criptomonedas por más de 14 millones de dólares relacionados con la plataforma Hounax.
Los delincuentes engañaron al menos a 131 personas con la promesa de grandes beneficios a cambio de inversiones en criptomonedas.
Hace 8 meses, un matrimonio de Nueva York apodado «Bitcoin Bonnie y Crypto Clyde» se declaró culpable de blanquear miles de millones de dólares en bitcoins robados, de acuerdo con la fiscalía estatal y federal.
Ilya Lichtenstein, de 35 años, y Heather Morgan, de 33, fueron detenidos después de que el gobierno estadounidense incautara 95.000 bitcoins, valorados entonces en 3.600 millones de dólares.
Los fiscales indicaron que la pareja robó ese monto en 2016 utilizando «herramientas avanzadas de piratería informática». Las autoridades recuperaron los fondos de monederos digitales controlados por ambos.
Desde su arresto, el gobierno confiscó otros 475 millones de dólares vinculados con ese robo informático, informó el Distrito Sur de Nueva York en un comunicado.
La pareja admitió haber participado en tramas de lavado de aproximadamente 120.000 bitcoins provenientes de Bitfinex, una bolsa mundial de criptodivisas.
En 2023, más de 40.000 personas denunciaron al Buró Federal de Investigaciones (FBI) diferentes tipos de fraude con criptomonedas, entre ellos la estafa por falsos romances.
Las pérdidas totales ascienden a más de 3.500 millones de dólares, según cifras de la policía federal.
Sin embargo, la cifra -según el análisis de expertos federales- es muchísimo más alta, debido a que gran parte de las víctimas – por vergüenza entre otras razones- no revelan ni denuncian que han sido engañadas de forma ingenua.
Entre los miles de caso, aparece el de una profesional de la industria de la tecnología, cuyo “vínculo” amoroso con un supuesto comerciante de vinos se convirtió en el preámbulo de un robo virtual de 450.000 dólares.
Los altos valores de intercambio de las criptomonedas en los últimos años, a pesar de su desplome en 2022, atrajeron el interés de millones de simpatizantes en busca de ganancias voluptuosas y rápidas, pero muchos han caído en una trampa anunciada. Primero, por la persistente volatilidad del valor de las criptomonedas; y segundo, como víctimas de un gigantesco batallón de estafadores, a través de cuentas y perfiles fantasmas muy difíciles de rastrear.
En los últimos dos años han proliferado las «estafas de amor» en la controversial industria de las criptomonedas, donde el fraude se mezcla con el romance en una llamada «carnicería de cerdos»
“Carnicería de Cerdos”
La estafa, que golpeó a Shreya Datta, de 37 años, y le quitó sus ahorros y fondos de jubilación mientras se cargaba de deudas, implicó el uso de videos falsos alterados digitalmente y un guion tan sofisticado que ella sintió que «le habían hackeado el cerebro».
El método se conoce comúnmente como «carnicería de cerdos», y hace referencia a las víctimas comparándolas con cerdos engordados por los estafadores con mucho amor y afecto antes de cometer la matanza financiera. El truco radica en engañar a potenciales “inversionistas” para depositar dinero en criptomonedas. Pero no 1.000 ni 2.000 dólares, sino cientos de miles de dólares.
El rápido crecimiento de este tipo de fraude, que se cree es dirigido por grupos criminales del sudeste asiático, ha resultado en pérdidas por valor de miles de millones de dólares en Estados Unidos, y las víctimas dicen que hay pocas maneras para recuperar el dinero.
En ese sentido, Datta dijo que además tuvo que lidiar con comentarios públicos del tipo: «¿Cómo puedes ser tan estúpida?».
Como ha sucedido con miles de víctimas, la experiencia de Datta comenzó en una aplicación de citas, en su caso Hinge, donde conoció a «Ancel», quien se presentó como un comerciante francés de vinos y residente en Filadelfia.
Datta confesó que se sintió «bombardeada por su carisma» a medida que el afable diálogo fluía rápidamente al WhatsApp. El aficionado al gimnasio y con “sonrisa soñadora” eliminó su perfil de Hinge para brindarle «atención personalizada» a su víctima, algo que suponía una experiencia “refrescante” para ella en la era de los vínculos fugaces en internet.
A partir de entonces comenzaron a intercambiar fotos “selfis”, “emoticones” y videollamadas en las que el hombre se mostraba caballeroso, respetuoso, pero a la vez «tímido» junto a su supuesto perro.
Más tarde, se supo que eran imágenes «deepfakes» creadas con Inteligencia Artificial (IA).
Ambos se enviaron mensajes de texto a diario y «Ancel» le preguntaba sobre sus asuntos cotidianos, tras percibir el deseo de Datta de tener un compañero cariñoso y preocupado tras su divorcio.
Los planes de reunirse físicamente fueron postergados una y otra vez, pero Datta no sospechó de inmediato, porque el amor virtual era alimentado a diario. Desde rosas hasta pequeños obsequios.
Un falso sueño
Y fue así cómo «Ancel» le vendió un sueño.
Datta aceptó un enlace para descargar una aplicación de comercio de criptomonedas, que venía con un doble factor de autenticación para que pareciera legítima, y le mostró lo que llamó operaciones rentables a través de capturas de pantalla comentadas.
La mujer convirtió algunos de sus ahorros en criptomonedas en el intercambio Coinbase, con sede en Estados Unidos, y la aplicación falsa le permitió inicialmente retirar sus primeras ganancias, lo que aumentó su confianza para invertir más.
«Cuando se ganan cantidades astronómicas de dinero, se altera la percepción normal del riesgo», señaló Datta en retrospectiva con los investigadores.
«Ancel» la animó a invertir más ahorros, pedir préstamos y, a pesar de ser reacia inicialmente, a liquidar también su fondo de jubilación. Y así llegó su debacle financiera.
Este es sólo uno de los miles de casos de la particular estafa y entre las formas de hacerlo existen decenas de recursos que varían de acuerdo con la personalidad de la víctima, desde un empresario hasta jóvenes soñadores que buscan convertirse en millonarios.
Sin embargo, la realidad resulta muy diferente y dentro del mundo intangible de las criptomonedas, todo es virtual y con riesgos multiplicados.