Recibió la sentencia en noviembre de 1980, luego de que fuera declarada culpable de asesinar a puñaladas a Patricia Jeschke, una empleada de una biblioteca en Misuri, Estados Unidos.
Pero no había pruebas que la vincularan con el crimen, más allá de una confesión que Hemme hizo bajo sedación intensa en un hospital psiquiátrico, según se encontró en una revisión de su caso.
Ahora Hemme tiene 64 años y sus representantes dicen que cumplió la condena injusta más larga conocida contra una mujer en la historia de Estados Unidos.
El equipo legal de la organización Innocence Project (Proyecto inocencia) que tomó su caso, dijo que están agradecidos porque Hemme finalmente se reunió con su familia y que “seguirán luchando” para limpiar su nombre, pues si bien ya no está en prisión, su caso aún está en revisión.
El fallo original de 118 páginas del juez del Tribunal de Circuito Ryan Horsman que anuló su condena y que se produjo el pasado 14 de junio, dice que los abogados de Hemme tenían pruebas claras de su inocencia, incluidas algunas que no fueron entregadas a su equipo defensor en su momento.
“Este tribunal considera que la totalidad de las pruebas respaldan la conclusión de inocencia real”, concluyó el juez Horsman.
Las irregularidades del caso
La revisión del caso encontró que la policía local ignoró pruebas que apuntaban directamente a uno de sus propios agentes, Michael Holman, quien luego fue a prisión por otro delito y murió en 2015.
La camioneta de Holman fue vista en la zona el día del asesinato, su coartada no pudo ser corroborada y utilizó la tarjeta de crédito de la víctima Patricia Jeschke después de afirmar que la encontró en una zanja.
En la casa de Holman también se encontraron un par de aretes de oro distintivos identificados por el padre de Jeschke.
Nada de esto fue revelado al equipo de defensa de la Hemme en ese momento, según la revisión.
Hemme fue interrogada varias veces por la policía bajo la influencia de medicamentos antipsicóticos y un potente sedante después de haber sido internada involuntariamente en un hospital psiquiátrico. Se supo que Hemme recibía tratamiento psiquiátrico ocasional desde los 12 años.
En el interrogatorio sus respuestas eran “monosilábicas” y “no era totalmente consciente de lo que estaba pasando”, según mostraron los documentos judiciales. En ocasiones apenas podía mantener la cabeza erguida y sentía dolores debido a espasmos musculares, un efecto secundario de los medicamentos.
La revisión del juez Horsman señaló que ninguna evidencia forense vinculaba a Hemme con el asesinato. No tenía ningún motivo y no hubo testigos que la vincularan con el crimen.
Sandra Hemme finalmente salió de prisión el pasado 19 de julio y se reunió con su familia en un parque cercano donde abrazó a su hermana, su hija y su nieta.
Su padre había sido hospitalizado y estaba recibiendo cuidados paliativos esta semana. Su equipo legal dijo que planeaba visitarlo tan pronto como pudiera.
De ahora en adelante Hemme vivirá con su hermana, según informó el medio The Kansas City Star.
El abogado defensor Sean O’Brien le dijo a ese mismo medio que Hemme necesitará ayuda porque ha pasado la mayor parte de su vida en prisión sin derecho a recibir seguridad social.