El Presidente de la Asociación de Bancos de México y director general de Banamex (Citigroup México), Javier Arrigunaga, manifestó que el banco que representa y dirige “debe corregir fallas y tomar medidas para evitar que se repitan casos como el otorgamiento de supuestos créditos fraudulentos a la empresa de servicios petroleros Oceanografía”.Esto lo hizo, evidentemente después de que Citigroup en Estados Unidos revelara, en el mes de febrero de 2014, que había descubierto la emisión de préstamos fraudulentos a corto plazo por al menos 585 millones de dólares en su unidad mexicana (Banamex).Ante esto, Arrigunaga respondió: «Cuando se enfrenta un episodio como éste justamente hay que corregir donde estuvieron las fallas, revisar controles adicionales y tomar todas las medidas para que estos eventos no se nos presenten».Después de leer esta declaración cualquiera diría que Arrigunaga aceptaría, en consecuencia, una mejor y mayor regulación externa y una profundización y fortalecimiento de los controles internos del banco.Pero los hechos nos dicen que es todo lo contrario, desde luego que Arrigunaga tiene un evidente doble discurso.Por un lado pretende, como lo declara arriba, ser sensible a las necesidades de una mayor regulación bancaria, y por otro promueve y exige lo contrario.Sólo recordemos lo que sucedió en la “77 Convención Bancaria”, en la que manifestó que “las medidas propuestas en la reforma financiera deberán promover la competencia respetando la dinámica del mercado y sin intervenciones.La competencia es la mejor manera de propiciar la reducción de precios y no es mediante intervenciones ajenas al mercado como se puede mejorar. Por experiencia sabemos que muchas de estas acciones no solo no son eficaces, sino que perjudican más a quienes pretendían ayudar”.No hay duda, el perfil de la competencia económica que quiere Arrigunaga para el sector bancario, es el que maximiza utilidades, limita a la autoridad interventora y pretende hacer más laxa la regulación.Esta situación es francamente contradictoria, ya que él mismo, como director del FOBAPROA e IPAB, promovió, gestionó y operó, no sólo una mayor intervención del Estado, sino un rescate integral de la banca por parte del Estado, con recursos fiscales, subsidios y transferencias que suman más de 600 mil millones de dólares, dirigidos directamente a beneficiar a los banqueros y justificando esta gran estafa mediante programas que supuestamente beneficiarían al público ahorrador.Antes promovía un Estado interventor y hoy no quiere saber nada de él o por lo menos promueve un Estado mínimamente interventor.La realidad pone ahora en su lugar a Javier Arrigunaga y a su inconsistente y contradictorio discurso, los últimos acontecimientos lo han puesto entre la espada y la pared.Hoy Citigroup nuevamente revela otra estafa en su filial Banamex, por parte de otro proveedor de Pemex, aunque esta vez el monto de lo defraudado es de sólo 30 millones de dólares, cifra mucho menor a los cientos de millones de dólares defraudados por Oceanografía y que fueron anunciados el mes de febrero de este año.Lo más inquietante es que esta delicada información siempre llega del exterior, a pesar de que este preocupante anuncio es sobre fraudes cometidos en bancos que operan en México caracterizados por sus malas prácticas, mismas que son dadas a conocer nada menos que por el director de finanzas de la mayor empresa de servicios financieros en el mundo, John Gerspach, en el marco de la presentación de los resultados de Citigroup correspondientes al primer trimestre del 2014.Gerspach afirmó que se investiga un segundo fraude, similar al de Oceanografía.Pemex confirmó que se trata de la empresa campechana Evya, dirigida por sus propietarios e “ilustres militantes panistas”, los hermanos Luis, Roberto y Francisco Camargo Salinas.Sobre las declaraciones de Gerspach, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que dirige Jaime González Aguadé, informó que en el marco de la investigación que ha realizado desde febrero pasado en Banamex, enfocada a la revisión de los procesos, controles de otorgamiento y seguimiento de crédito relacionados con cesiones de derechos (conocidos como factoraje o descuentos), ya se había identificado este segundo presunto fraude.“Lo anterior se hace del conocimiento, toda vez que a pesar de que dicha investigación no ha concluido, y que Citigroup ha hecho pública esta situación”. Esto lo informó la CVBV, órgano regulador, horas después de que Citigroup hiciera público el hecho.Ante esto, el Dr. Luis Videgaray, secretario de Hacienda, oportunamente manifestó que en el caso del fraude que cometió Oceanografía en contra de Banamex, filial mexicana de Citigroup, se manejaron productos parecidos a los factorajes, en los cuales fallaron los controles de la institución bancaria.Explicó que se trata de un proceso de falsificación de documentos. Lo que presuntamente ocurre es que el banco aceptó documentos falsos que pudieron haber sido resultado de debilidad en los controles y en los procesos de revisión: “Se trata de productos similares a los factorajes, en los cuales evidentemente fallaron los controles de la institución bancaria. Esto debe ser una oportunidad para toda la banca, no sólo para la institución involucrada sino para toda la banca, de fortalecer los controles para que esto no vuelva a ocurrir”.Por su parte, el Dr. Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, no confirmó ni negó el tema del uso o abuso de esos factorajes.En conferencia de prensa se limitó a decir que se debe esperar el resultado de la investigación que está haciendo la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para hacer algún ajuste regulatorio por esas fallas.Ambos funcionarios señalaron por separado al banco como el culpable de no haber tenido precaución.El Dr. Carstens dijo que “es un tema que tendrá que remediar el banco, porque es un problema de operación interna, mas no relacionado con el marco regulatorio de esas operaciones”.A su vez, el Dr. Videgaray manifestó que “sí es necesario que la autoridad ponga más atención”. Estableció que “si bien por fortuna no es un problema sistémico, es de llamar la atención por su tamaño”.Es un caso afortunadamente aislado, pero muy importante por su magnitud, es un llamado de atención tanto a la autoridad como a los bancos para fortalecer de manera significativa los controles y los procesos de revisión en esos instrumentos de financiamiento de corto plazo o al capital de trabajo”.Este nuevo caso, el de Evya, refleja que la situación es muy preocupante, ya que los fraudes involucran directa e indirectamente a empresas públicas y privadas y revela serias deficiencias de algunos órganos reguladores del Estado como la CNBV.Lo más grave es que en menos de tres meses se dan a conocer fraudes bancarios en una misma institución (Banamex), resultado de la connivencia entre el banco, las empresas privadas involucradas (Oceanografía y Evya) y PEMEX.Hay que recordar que desde el mes de octubre de 2013, la empresa Evya fue denunciada ante el Órgano Interno de Control del PEMEX Exploración y Producción por diversas irregularidades relacionadas con contratos para la construcción de hoteles flotantes, por la nada despreciable suma de 10 mil millones de pesos.Esto sólo manifiesta malas prácticas bancarias, serias deficiencias regulatorias, falta de control interno de la paraestatal y débil regulación del sistema bancario.Por ello, no es consistente lo que manifiesta el Dr. Carstens cuando dice que es un tema que tendrá que remediar el banco, porque no es sólo un problema de operación interna, sino uno de mayor importancia, relacionado con el marco regulatorio de esas operaciones.Y mucho menos es aceptable el dicho de Carstens cuando en menos de tres meses se dan a conocer dos grandes fraudes en los que están involucradas importantes empresas y cuando sabemos que los bancos se han opuesto y se siguen oponiendo abiertamente a una mayor regulación.Los banqueros quieren menos regulación y una operación más flexible, sólo hay que recordar, nuevamente, parte de lo dicho por Javier Arrigunaga en la última Convención Bancaria: “La competencia es la mejor manera de propiciar la reducción de precios y no es mediante intervenciones ajenas al mercado como se puede mejorar”.Ante este tipo de declaraciones, hay que dejar claro que los fraudes o irregularidades no son sólo un problema casuístico, ni de fallas en el control interno de los bancos, son el resultado de las deficiencias estructurales e institucionales en las que opera la banca y que son entre otras las siguientes:1.- La competencia en el sector bancario es baja y la oferta crediticia insuficiente.2.- Las altas tasas de interés debilitan el crecimiento del mercado interno y atentan contra el crecimiento de la economía nacional.3.- La banca es rentista e ineficiente en su gestión.4.- No hay transparencia ni reglas claras (persiste la discrecionalidad entre el Estado, banqueros y empresarios);5.- La diferencia entre lo público y lo privado es cada día más opaca.6.- Los funcionarios públicos de alto nivel después sirven al sector privado (la banca es un claro ejemplo).7.- Se sigue protegiendo a algunos agentes y hasta se eligen ganadores, perpetrando así a un grupo de oligarcas que vetan, condicionan y hasta impiden reformas, leyes y regulaciones que les pueden llegar a afectar.8.- Estamos en un capitalismo con altos costos de transacción, con obstáculos, con externalidades negativas crecientes para el consumidor, con un andamiaje de privilegios y posiciones dominantes tanto de bancos como de empresas. Los sectores ejemplares en donde se presentan estos perniciosos procesos son: telecomunicaciones, bancos, energía, servicios financieros.Por ello, es mucho más consistente y serio lo dicho por el Secretario de Hacienda el Dr. Videgaray: Este presunto fraude “es un llamado de atención tanto a la autoridad como a los bancos para fortalecer de manera significativa los controles y los procesos de revisión en esos instrumentos de financiamiento de corto plazo o al capital de trabajo”.En este contexto, en el que no sólo las operaciones bancarias fraudulentas crecen, se repiten y se dan a conocer día a día, el Congreso no puede darse el lujo de dejar pasar la oportunidad de ser serio y consistente en la construcción y aprobación de las leyes reglamentarias derivadas de la Reforma Financiera.Durante la negociación no deben diluirse los objetivos de la reforma constitucional y se debe evitar caer en contradicciones entre la reforma constitucional y las leyes reglamentarias. Sobre todo, si el crecimiento económico que tanto necesitamos depende en gran parte de ella.Las presiones y resistencias de los banqueros, manifiestas por Javier Arrigunaga, no deben desviar ni desvirtuar el sentido de la reforma financiera.Con la reforma financiera terminada los fraudes deben ser como en Estados Unidos, severa y debidamente castigados. De lo contrario se extenderán, hasta convertirse en un problema sistémico que afecte a todo el sistema bancario.Javier Arrigunaga, tiene en su curriculum vitae “grandes logros”, entre otros ser director de importantes instituciones públicas y privadas que han permitido la operación y gestión de los mayores fraudes bancarios, como lo fueron el FOBAPROA-IPAB y hoy con Banamex-Citigroup.A pesar de estos turbios antecedentes, Arrigunaga, el Presidente de la Asociación de Bancos de México, sigue operando un gran frente de resistencia a la reforma financiera y promoviendo, con gran libertad, una menor intervención del Estado en el funcionamiento y vigilancia del sistema bancario.Para contrarrestar esto y evitar futuros fraudes, la reforma financiera y las leyes secundarias que resulten, deben evitar una regulación ingenua, defectuosa y laxa.El Estado debe preocuparse y ocuparse mucho más por la defensa y construcción de una regulación más potente, que por cuidar el patrimonio de accionistas, empresas y bancos fraudulentos.Por ello es importante y urgente reforzar la regulación con el fin de fomentar una competencia cooperativa, regulada y vigilada.La competencia regulada genera escenarios de ganar-ganar. Es urgente fortalece la del sector bancario, con el fin de posibilitar que sea un proveedor eficiente y suficiente de crédito. El mercado interno lo necesita urgentemente.No hay que olvidar que los mercados realmente competitivos requieren un Estado robusto, potente, vigilante y eficiente.Después de revisar los fraudes en el sector bancario y las empresas proveedoras de servicios a Pemex, se puede afirmar que el reto que tienen actualmente el ejecutivo y el legislativo es cuidar a detalle y con lupa el verdadero espíritu de las leyes secundarias pendientes, especialmente la financiera, la energética y la de telecomunicaciones, por las consecuencias que estas tienen en el crecimiento de la economía.El tiempo corre, en el proceso de reformas se han acumulado ya un año cuatro meses, y algunas de las leyes secundarias más relevantes para el país siguen sin aprobarse, espero que los intereses creados al interior del PAN no las sigan deteniendo. De ser así, incurrirían en un doble pecado: 1) en doce años de gobiernos panistas, fueron incapaces de proponerlas e iniciarlas y 2) hoy abiertamente las obstruyen.Si se cae en contradicciones, ambigüedades y reglas laxas, resultado de resistencias y presiones (como las del sector bancario), las instituciones y los indicadores económicos y sociales lo reflejarán de inmediato.La consistencia de las leyes secundarias será determinantes en el comportamiento de la economía.No es casual la advertencia que hace el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), José Ángel Gurría, cuando declara que es necesario asegurar la consistencia de las leyes secundarias de las reformas aprobadas en 2013: «El diablo está en los detalles, la implementación, la ejecución, la puesta en práctica y cómo evitar que algunos dentistas legislativos le vayan a quitar las muelas o los dientes a los cambios constitucionales y legales por la vía de los cambios secundarios o las regulaciones».El reto está a la vista: el último indicador del PIB anualizado nos dice que México presenta un crecimiento muy bajo (0.7%), la Inversión Fija Bruta sigue cayendo (2.4%)… y la banca se resiste a las reformas.Los países crecen más cuando hay una oferta crediticia suficiente y competitiva, y sobre todo si opera una regulación poderosa que posibilite mercados eficientes y robustos…
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