De acuerdo con el estudio PULSO de Cobis Topaz, el 27.5% de las instituciones bancarias y el 34.5% de las microfinancieras en Latinoamérica planean priorizar la inversión en sistemas de prevención de fraudes.
La implementación de nuevas regulaciones está marcando un hito en la manera en que las instituciones financieras gestionan la seguridad y protección de los datos de sus clientes y aliados.
En México, la Secretaría de Hacienda ha presentado un proyecto de resolución que propone modificaciones al artículo 115 de la Ley de Instituciones de Crédito (LIC). Dicho proyecto, sometido a la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), busca fortalecer el marco legal relacionado con la seguridad en el uso de nuevas tecnologías por parte de las instituciones financieras.
Estos cambios forman parte de un proceso continuo de adaptación a las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Cabe resaltar que, en los últimos años, las disposiciones se han actualizado para alinearse con las mejores prácticas internacionales en tecnología y seguridad financiera, destacando la importancia de los sistemas de identificación tecnológica para prevenir el lavado de dinero y otras actividades delictivas.
Mientras tanto, en toda Latinoamérica, la digitalización de la banca de consumo ha avanzado significativamente en los últimos años, impulsada por políticas regulatorias favorables, el incremento del uso de internet móvil y la expansión de los servicios digitales, especialmente en el ámbito de los pagos durante y después de la pandemia.
No obstante, persisten desafíos significativos en la digitalización del sector financiero. Según el estudio PULSO de Cobis Topaz, el 27.5% de las instituciones bancarias y el 34.5% de las microfinancieras en la región planean priorizar la inversión en sistemas de prevención de fraudes. Aproximadamente el 30% de los clientes de estas instituciones reportan insatisfacción con la prevención de fraudes digitales.
Para Marcial del Pozo, Operations and Business Head de Cobis Topaz, esta situación refleja que la tecnología no sólo facilita la eficiencia e innovación, sino que también es crucial para fortalecer la confianza y seguridad en el sistema financiero. “Las regulaciones están impulsando el uso de plataformas digitales en los sistemas financieros para asegurar que todos operen en entornos seguros”.
En un mundo en constante evolución, la capacidad para innovar y adaptarse es clave para el éxito y la estabilidad del sector financiero. La inversión en tecnología y en cumplimiento regulatorio es, sin duda, una inversión en el futuro de la banca y en la confianza de los usuarios, promoviendo una mayor seguridad y un ecosistema financiero más inclusivo y accesible.