Brasil se despide de 2024 después de haber ejercido la presidencia del G20 (el grupo de las mayores economías del mundo) y arrancará el 2025 con la responsabilidad de liderar el BRICS, así como también organizar la COP30 del clima en la ciudad de Belém, en el corazón de la Amazonía.
La presidencia de Brasil en el G20 estuvo marcada un tono social. La cumbre en Río de Janeiro terminó con una declaración de consenso que citó explícitamente la necesidad de tasar a las grandes fortunas, una propuesta del país sudamericano, y el trabajo a lo largo de los meses dio frutos concretos, como la «Alianza global contra el hambre y la pobreza», que ya tiene fondos y pretende beneficiar a 500 millones de personas con programas sociales de aquí a 2030.
Para Helena Margarido Moreira, profesora de Relaciones Internacionales de la Fundación Escuela de Comercio Álvares Penteado, consultada por Sputnik la presidencia del G20 fue «un éxito» de la diplomacia brasileña, y entre los puntos favorables también destacó el interés del gobierno en rescatar el protagonismo de los movimientos sociales a través de una especie de cumbre paralela, el G20 Social, que el actual liderazgo sudafricano se comprometió a replicar.
La organización de la cumbre en Río de Janeiro, a la que asistieron más de cincuenta delegaciones, culminó uno de los objetivos del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva cuando regresó a la presidencia de Brasil en enero de 2023: volver a colocar al país en el mapa de las relaciones internacionales, tras los años de aislamiento de Jair Bolsonaro.
En su estrategia por recuperar el protagonismo perdido, Lula se esforzó en revitalizar los espacios multilaterales, así como reivindicar una reforma urgente de las instituciones de gobernanza global (básicamente la ONU, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, y el Banco Mundial), que es uno de los puntales de su política internacional.
Qué pasará con el BRICS en 2025
Para Moreira, en 2025 el gobierno de Brasil continuará en la misma línea, y el hecho de ocupar la presidencia del BRICS ayudará a consolidar ese mensaje como portavoz de los anhelos de los países en vías de desarrollo. No obstante, advirtió que no será fácil.
«El principal desafío será lidiar con el nuevo gobierno de EEUU, No es que Biden no colocase obstáculos y dificultades para la institucionalización del BRICS, pero la cuestión más proteccionista que vendrá con el nuevo gobierno de Donald Trump será un desafío para los países del sur global en forma general», avanzó.
Trump ya amenazó con incrementar los aranceles para las exportaciones de los países del BRICS si siguen en su empeño de buscar alternativas al dólar en sus intercambios comerciales.
Ese será uno de los debates que Brasil deberá liderar al frente del BRICS, junto con cómo se organiza la expansión del grupo (que el año pasado le dio la bienvenida a Etiopía, Egipto, Irán y Emiratos Árabes Unidos y tiene una larga lista de interesados).