Carlos Lehder y la disputa por la narrativa del narcotráfico

El regreso del excapo puso de nuevo su nombre en la conversación nacional y en la agenda de los medios. Lehder prometió que aportaría la verdad sobre los crímenes en los que participó, pero las víctimas cuestionan si su discurso es una búsqueda de redención o una estrategia mediática para promocionar su reciente libro.

Desde su llegada a Colombia, el pasado 28 de marzo, Carlos Lehder, exnarcotraficante del cartel de Medellín, ha aparecido en varios videos y entrevistas hablando de su pasado en la organización encabezada por Pablo Escobar, su proceso de extradición y los 33 años de condena en cárceles de máxima seguridad en Estados Unidos.

Lehder —quien fue detenido al aterrizar en el aeropuerto El Dorado por tener una orden de captura de 2017, que tres días después un Juzgado de Bogotá halló sin vigencia—, aseguró que volvió a Colombia para contar a la justicia toda la verdad de los crímenes en los que participó. Pero a estas motivaciones también se le suma su interés de promocionar su libro, en el que narra la historia de la organización criminal que ayudó a expandir.

En una reciente entrevista, Lehder volvió a pedir perdón a los colombianos por sus crímenes y aseguró que, tras su extradición a Estados Unidos en 1987, a su familia “le confiscarán todas sus propiedades”, y ya no pudo criar a sus cinco hijos.

Estos mensajes, que apelan al lado más humano del exnarco, han sido reiterados: “Basado en los valores morales y cristianos, hoy miro a mis conciudadanos a la cara y les digo: les pido perdón porque fui miembro del cartel de Medellín. (…) Era un especialista en transportar toneladas de cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos para el cartel. Era mi misión, mi pasión, mi error”, declaró el 6 de abril en otra entrevista

Otro de los contenidos que ha generado controversia es un video publicado por Sondra McCollins, abogada de Lehder. Con un fondo de música emotiva, se ve al hombre de 74 años comiendo una bandeja paisa y diciendo: “Hace 40 años que no me comía un plato típico colombiano”. Luego expresó: “Yo ya pagué totalmente todas mis deudas judiciales, y solo espero que mis compatriotas me perdonen y me den una segunda oportunidad”.

El video, publicado en Instagram el 1 de abril, ya alcanza más de 1.1 millones de vistas y más de 29 mil me gusta. En los 4.713 comentarios de la publicación hay desde mensajes de apoyo y bienvenida a Lehder, hasta otros que cuestionan que, aunque el exnarco había cumplido su condena, esto no redimirá los daños y víctimas que dejó la guerra del narcotráfico.

De acuerdo a cifras de Google Trends, una herramienta que señala los temas más buscados por usuarios de internet, desde hace 12 días el nombre de Carlos Lehder ha tenido múltiples búsquedas y el algoritmo se ha ido alimentando de diversas notas que registran las apariciones públicas del excapo.

Lo mismo ha sucedido con sus confesiones sobre el cartel de Medellín, la relación con Pablo Escobar y su negación de haber secuestrado a los músicos Ringo Starr y Ron Wood, exintegrantes de los Beatles y los Rolling Stones. En paralelo, su libro tiene un volumen de búsqueda del 250%, y su papel en la serie de Pablo Escobar se ha googleado más del 140%.

“Está apuesta por ser el narcotraficante redimido que ya pagó todas sus culpas, que nunca tuvo que ver con ninguna violación a los derechos humanos, ningún acto de terrorismo y o violencia política, es como un lavado de manos”, analizó Esteban Linares, politólogo e investigador en Elementa DDHH.

Linares también señaló que aunque el libro de Lehder tiene la intención de que los jóvenes se abstengan de ingresar y participar de las dinámicas del narcotráfico, “su objetivo, y todo, es como un gran maquillaje y un gran escondite reivindicativo de: soy un narco que ahora quiere hacer algo bueno por el país, pero en el último no le habla a lo que el país necesita”.

Dos días después de que Lehder arribara al país, Carlos Zuluaga y Ricardo Medina, víctimas del cartel de Medellín, hablaron en W Radio sobre la voluntad que ha expresado el excapo de aportar a la verdad de la historia del narcotráfico en Colombia.

“Si Lehder viene a colaborar con la justicia, sería muy bueno, pero para nosotros no significa nada. Hemos tratado toda la vida de superar esto”, dijo Zuluaga, hijo del magistrado Gustavo Zuluaga, asesinado en 1986 por orden de Pablo Escobar, luego de que emitiera la primera orden de captura en contra del capo. Un crimen en completa impunidad.

Por su parte, Ricardo Medina pidió justicia por el asesinato de su padre, el magistrado Álvaro Medina Ochoa, ocurrido el 8 de abril de 1985, y por todas las víctimas del narcotráfico que todavía buscan reparación. “Espero que el caso de mi papá no quede en la impunidad, el proceso fue archivado sabiendo que hay indicios muy serios”, señaló Medina.

Agregó que, aunque Lehder cumplió con su condena de extradición, “en Colombia no ha pagado ni un solo día, no ha colaborado con la verdad ni ha reparado a las víctimas”. Con su libro, y entrevistas a los medios, el exnarco promete aclarar detalles sobre la guerra por la cocaína. Pero la búsqueda de esa verdad histórica resulta paradójica cuando no existen registros de los antiguos procesos penales de Lehder.

Este fue el caso de su orden de captura al llegar a Colombia. El exnarco tenía una condena de noviembre de 1995 por los delitos de fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas. El fallo, que contemplaba 24 años de prisión, fue declarado sin vigencia por parte del Juzgado 18 de Ejecución de Penas de Bogotá, donde reposa el expediente.

El Espectador intentó acceder al documento, pero este no fue revelado por el despacho. Incluso la misma abogada McCollins le dijo a este diario que no conoce la totalidad de la sentencia, que debería estar en el archivo del juzgado para su consulta pública.

Este documento es una de las fichas faltantes en el rompecabezas de la historia de violencia del narcotráfico en Colombia. Aunque el exnarco insiste en que ya pagó su deuda y busca reescribir su pasado desde otros espacios como las cámaras y los micrófonos, las víctimas esperan que la información que pueda revelar no quede en anécdotas de excentricidades de sus fiestas o relatos de la figura de Escobar, glorificada por el turismo para vender souvenirs.

La pregunta de fondo que deja la reaparición de Lehder es si, además de las versiones entregadas a los medios de comunicación, el excapo del cartel de Medellín está realmente dispuesto a hablar ante las instituciones de justicia, con las implicaciones que sus declaraciones pudieran traer.

Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

Por Redacción Judicial

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