Alejandro Rebolledo opina sobre la corrupción de los dólares Cadivi

Alejandro Rebolledo

Asignaciones millonarias de divisas fueron concedidas para cubrir necesidades estratégicas relacionadas con alimentación, salud y compra de maquinarias, entre otros. Grupos organizados alrededor de los controles cambiarios, ­de acuerdo con testimonios recogidos­, manejaban con anticipación un dato estratégico: cuáles serían los códigos arancelarios precisos que recibirían con preferencia las aprobaciones.La información permitía, por ejemplo, constituir compañías con objetos sociales a la medida, lo que ayudaba a pasar los filtros de la eliminada Cadivi.También facilitaba negociar con antelación con proveedores extranjeros o incluso crear compañías en el exterior en los rubros privilegiados por las autoridades.
Alejandro Rebolledo, experto en asuntos de lavado de dinero, está seguro de que hay complicidad en el negocio: “Detrás de las empresas de maletín hay mafias que, por supuesto, tienen relaciones de poder.No es casual que se manejen como holding e incluso privilegien las relaciones públicas. Siempre saben a quién acudirán y cómo hacerlo para lograr sus objetivos criminales”.Repatriación.Expertos coinciden en que las divisas obtenidas de manera fraudulenta de Cadivi contribuyeron a la crisis económica del país.Rebolledo no descarta que el capital pueda repatriarse si se siguen los mecanismos necesarios: “Este dinero suele guardarse en cuentas en el exterior, pero mientras no haya una averiguación o solicitud del Estado para repatriar el dinero este no se devuelve.Hay convenciones, entre ellas una de las Naciones Unidas, que tienen que ver con la recuperación de los activos.También es necesario que el Estado se valga de alianzas internacionales para averiguar a personas sospechosas de fraude o estafa a la nación. Se necesita asistencia mutua”.Los modus operandi que florecieron alrededor de los trámites controlados por funcionarios para la aprobación de dólares adoptaron varias facetas y en los casos más extremos se materializaron en las “empresas de maletín”, término comúnmente utilizado para referirse a compañías fantasma, con domicilios que existen solo en papel, a las que las cadenas de corrupción permitieron la asignación de millonarias cantidades de divisas.Además de estas hubo otras sociedades mercantiles con mayores niveles de organización que también hallaron más de un agujero en la burocracia estatal para captar el maná de los dólares preferenciales.

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