El comercio ilegal de animales exóticos crece a toda velocidad moviendo el dinero como el tráfico de drogas o de armas, amenaza la supervivencia de diversas especies, que son vendidas en crueles condiciones a los coleccionistas utilizados en comidas exóticas y para exhibiciones.
La ONU revela que esta modalidad de crimen organizado mueve globalmente cerca de 23.000 millones de dólares al año con un negocio que afecta especialmente al continente Americano.
Destaca en los datos que América cuenta con cinco de los diez países con mayor diversidad del planeta entre ellos están Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú, pero uno de los principales compradores en el mundo es EE.UU.
EFE
El Comercio