El proceso de blanqueo de capitales se ha convertido en un mal endémico que muchas empresas sufren y quieren combatir. La regulación está moviéndose para encontrar la llave que cierre puertas a estas prácticas.
Por Byzness/ALD1
Según Alejandro D. Caneda, existe el riesgo que tienen todas las entidades financieras y otros tipos de empresas, de que “estén utilizando su plataforma para blanquear dinero”. En los procesos de inversión, que se puede convertir en dinero en efectivo, hay grandes posibilidades de que ocurra.
Caneda avisa que hay estimaciones que dicen que hasta el 75% del dinero que se genera de manera ilegal, por ejemplo, del narcotráfico o del tráfico de armas y de personas, se “consigue blanquear”. Eso proporciona una idea del volumen, pero también de que cuando se ataca al blanqueo se hace a “ese porcentaje de la actividad ilegal”.
Según describe Caneda, no pueden “hacerlo solos” y piden a las empresas que les ayuden, especialmente “con regulación”. Esto al final genera dificultades para los negocios, porque “implica procesos”, que muchas veces son manuales, argumenta.
Sin embargo, avisa Caneda, la regulación es “cada vez más compleja” y afecta cada vez a más tipología de negocios, como pueden ser “inmobiliarias, notarios o registradores de la propiedad”, pero no hay “proveedores naturales”. Siguiendo este hilo, entidades bancarias existen en España alrededor de 200, pero sujetos obligados desde Pibisi estiman que habrá “más de 30.000”.
Por tanto, en opinión del experto, “claramente hay una masa que no disponen de herramientas eficientes, pero que son tan sujetos obligados a regulación como pueden ser Santander o BBVA.
Dentro de todos estos procesos está la identificación de las personas y, el siguiente paso, es “mirar si comporta un riesgo por ser quién es”. Eso quiere decir que hay una serie de grupo de individuos de riesgo detectados: gente que ha sido sancionada ya por narcotráfico o blanqueo de capitales, por ejemplo. Pero, además, hay otro grupo de riesgo que está en disposición de jugar con fondos que no son suyos, como los políticos. En general, aquellos que tienen el poder de decisión sobre fondos públicos.