Varios países descubrieron que tener una criptomoneda de curso legal redunda en algunas ventajas para los usuarios, pero además les ofrece a los Estados un excelente mecanismo de control de la economía. Así, China, Rusia y hasta EE.UU. van en ese camino.
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En Argentina, si bien desde el Banco Central no ofrecen detalles, lo cierto es que la entidad analiza cómo regular este creciente mercado.
«En realidad, el peso virtual ya existe: es el dinero electrónico que todos tenemos en el homebanking o en una billetera virtual. Sin embargo, es un crédito que tenemos contra los bancos o los Proveedores de Servicios de Pago (PSP) en los que alojamos ese dinero», afirma Daniel Levi, socio del Estudio Beccar Varela.
El experto asegura que «las monedas digitales creadas por un banco central o CBDC (Central Bank Digital Currency), por el contrario, son un crédito directo contra la entidad, de modo que ya no habría riesgo de pérdida de los depósitos«, porque responde directamente por esas monedas.
Roberto Sánchez V., de PwC Argentina, indica: «Son conversaciones que vienen ocurriendo en muchos países: desarrollar una alternativa que represente una evolución del sistema monetario e incorpore las novedades y fortalezas de los criptoactivos».
«Los principales proyectos son el yuan digital de China, la Eurochain de la Unión Europea, la Fedcoin de Estados Unidos», precisa Julieta Firpo, Transfer Pricing Manager de Andersen.
Sin embargo, El Salvador fue mucho más agresivo, ya que adoptó al Bitcoin como una de sus tres monedas de curso legal. En este sentido, Víctor Castillejo, abogado especialista, especifica que «todas aquellas personas que quieran usarlo para cancelar sus obligaciones podrán hacerlo y los actores económicos deberán aceptarla».
¿Qué es un criptopeso?
Una criptomoneda es una representación digital (que posee valor económico) que busca cumplir con tres funciones del dinero:
- Medio de intercambio (pagos)
- Reserva de valor (ahorro)
- Unidad de cuenta (formación de precios)
Se diferencia de la moneda tradicional en que no tiene curso legal. En cambio, cumple con el requisito ineludible de estar instrumentado en una blockchain u otra tecnología de registro distribuido. La mayoría de los Estados se reservan para sí la potestad de emitir y delegar esa facultad en los bancos centrales, como el BCRA, único capaz de imprimir y asignarle valor a los billetes.
Castillejo confirma que «últimamente se ha empezado a hablar sobre la posibilidad de que el Banco Central instrumente el peso en una cadena de bloques (blockchain) ya que es el único con la potestad de emitir». Sin embargo, aclara: «Esto, por sí solo, no significa que estemos ante una ‘criptomoneda estatal’, sino que, sencillamente, será dinero electrónico dentro de una blockchain».
Entonces, ¿por qué el BCRA decidiría lanzar un «criptopeso»? La respuesta dependerá de los beneficios técnicos que el organismo entienda que ofrece. «Por ejemplo, es fácilmente rastreable, puede ayudar a la integración financiera y a la transparencia. Pero instrumentarlo no necesariamente facilitaría la estabilización económica o a bajar la inflación», puntualiza Castillejo.
Ventajas y desventajas
Juan Diehl Moreno, del estudio Marval, O’Farrell & Mairal, enumera los siguientes beneficios del criptopeso:
- Reducción de costos de emisión, depósito, transporte y transacciones
- Transparencia en materia fiscal
- Control del lavado y financiación del terrorismo
- Inclusión financiera para los no bancarizados
«También genera preocupaciones, como la privacidad de las transacciones y la continuidad del financiamiento privado, que dependerá de las características de esta moneda», añade Diehl Moreno.
Por su parte, Castillejo alerta que «esta tecnología puede servir para tener un mayor control sobre cómo los ciudadanos utilizan su dinero: a diferencia del efectivo, que es completamente anónimo, una cadena de bloques (blockchain) permite saber el origen, la historia y el destino final de hasta el último peso«.
Por lo tanto, el letrado advierte: «Es muy importante priorizar el derecho a la privacidad y la protección de datos personales cuando hablamos de blockchains y tecnologías de registro distribuido».
Francisco Molina Portela, del estudio Tavarone, Rovelli, Salim & Miani, indica que «para poder evaluar ventajas o desventajas, en primer lugar, debemos conocer su diseño, funcionalidad, los responsables y la tecnología».
«El Banco Central podría permitir a las personas abrir cuentas directamente en el BCRA, algo que hoy está limitado a los bancos, y desde allí mantener depósitos y efectuar pagos«, completa.
De acuerdo con el experto, los beneficios de las CBDC (monedas digitales emitidas por los propios bancos centrales) aún están siendo estudiados. Sin embargo, remarca que «se entiende que brindan mayor seguridad y eficiencia al sistema de pagos, tanto doméstico como transfronterizos, ayudarían a reducir costos y a mejorar la inclusión financiera«.
No obstante, Molina Portela advierte que «la creación de una CBDC tendrá un impacto importante en el sistema financiero actual. Una criptomoneda estatal podría alejar a los clientes de los bancos y poner en jaque sus balances. También implicaría que el BCRA deba montar una infraestructura de cuentas y sistemas que hoy no tiene, y asumir el riesgo operacional de todo ello».
Levi resalta que «el principal beneficio es el de agilizar y abaratar los sistema de pago y reducir riesgos sistémicos, ya que las transacciones y depósitos se registrarían directamente contra los balances del BCRA, en lugar de que la información vaya pasando por los diferentes intermediarios actuales».
«En términos internacionales, esto habilitaría a los residentes de un país a efectuar pagos a residentes de otro sin tener que pasar por bancos de corresponsalía, que hoy se concentran en las principales plazas financieras», añade Levi.
Y remarca que «las CBDC podrían ser programables vía contratos inteligentes, de modo que se le podrían introducir condicionamientos a los pagos: por ejemplo, que se dispare automáticamente contra la entrega de un producto».
¿Más libertad o más control?
Levi apunta que todavía existen «debates fundamentales sobre las CBDC que pueden cambiar radicalmente las implicancias de su adopción» y que están relacionados «con el tipo de registro en el que se contabilizarán las transacciones y el grado de anonimato que ofrecerá su tenencia».
«Mientras que las operaciones con criptomonedas se registran en libros digitales descentralizados y distribuidos en múltiples nodos alrededor del mundo, los bancos centrales tienden a preferir que se encuentren en nodos limitados que ellos mismos puedan controlar, directa o indirectamente», puntualiza Levi.
El experto remarca que esto «plantea grandes desafíos en torno a la ciberseguridad e interoperabilidad. La otra gran discusión tiene que ver con la protección de los datos personales«.
«Actualmente, nuestra información transaccional y de depósitos está protegida por el secreto bancario y políticas de privacidad de nuestros bancos y PSP. Las criptomonedas ofrecen un grado de anonimato tan alto que preocupa a las autoridades en materia de lavado de activos y otro tipo de delitos», afirma Levi.
Y añade: «Las CBDC, al constar en un registro que el banco central podrá controlar, directa o indirectamente, no está claro hasta dónde se mantendrá la privacidad del manejo del dinero«.
«Esto muestra que las CBDC son la herramienta que los bancos centrales están evaluando para retomar el control sobre el sistema monetario y de pagos que, de a poco, fueron perdiendo frente a las criptomonedas y las bigtech«, sostiene Levi.
En este sentido, el especialista indica: «En el último reporte anual del Comité de Basilea quedó claro que las ven como la gran oportunidad para reconquistar el terreno perdido, usando los últimos avances cripto y de pagos digitales para agilizar transacciones. Pero, al mismo tiempo, retener la soberanía sobre la política cambiaria y monetaria, y tal vez sobre la información».
¿Debe reemplazar o convivir con el billete papel?
Diehl Moreno opina que un criptopeso no sería excluyente de la moneda física, sino que puede utilizarse como un método alternativo de pago y reserva de valor. «El peso digital no sería más que una representación digital de la moneda fiduciaria, por lo que no tendría ningún elemento intrínseco que modifique la poca confianza en el peso que hoy tienen los argentinos y los agentes económicos locales e internacionales», dispara.
Por su parte, Firpo afirma que «las monedas digitales deberán convivir con el papel y su uso será como un activo de inversión que también puede llegar a cumplir el rol como medio de pago».
«Una CBDC es muy diferente a generar uno de los más de 10.000 criptoactivos que existen en el mundo. Pensar en crear una como un simple reemplazo al billete es simplista y no necesariamente atraería a las personas a reducir el principal medio de pago del país», advirtió Sánchez.
En su visión, «las razones por las cuales en Argentina hay tantas transacciones en efectivo están más asociadas a temas tributarios y culturales que a limitaciones técnicas o de educación».
Castillejo remarca: «La moneda papel no debería dejar de existir; de lo contrario nos podríamos exponer a una economía completamente controlada y monitoreada por estar 100% digitalizada. Esto no quiere decir que no se deba profundizar la digitalización, ya que siempre es conveniente hacerles la vida más fácil a los ciudadanos para gozar de los diferentes servicios del sistema financiero».
Sin embargo, sostiene el experto, «esto no puede ser una excusa para limitar las virtudes que pueden brindar el dinero fiduciario en papel». Por su parte, Levi expresa: «La tendencia indica que lo más probable es que primero vayamos hacia un sistema híbrido o gradual, en el que las CBDC coexistan con el dinero en efectivo, el electrónico y las criptomonedas«.
En este modelo, afirma «que los bancos comerciales y los PSP acabarán teniendo un rol menos sistémico y más administrativo de cara el cliente, para ocuparse de aspectos que cuales los bancos centrales no tienen capacidad de atender, como el onboarding, la iniciación de pagos y la interfaz de usuario».
«La gran pregunta es hasta dónde los bancos centrales lograrán competir contra el mundo cripto y las bigtech sin morir en el intento. Será una película muy entretenida de ver», concluye Levi.