Bélgica, el nuevo punto de entrada de cocaína a la Unión Europea

Belgica, de acuerdo al Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, determinó que España ya no es el primer país en las importaciones de cocaína, hay otros.

Antilavadodedinero / MVS

El puerto de Amberes se ha convertido en el principal punto de entrada de la cocaína en la Unión Europea (UE), desplazando a España, según explicó este martes Alexis Goosdeel, director del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA).

“Hoy no es España el primer país en las importaciones de cocaína sino Bélgica. Esto es la ilustración de los cambios de las rutas, de la dinámica del mercado”, señaló Goosdeel, que presentó el informe 2019 sobre el tráfico de drogas en la UE junto con la directora de Europol, Catherine De Bolle y el comisario europeo de Interior, Dimitris Avramópulos.

Información relacionada: Roban joyas invaluables de museo en Alemania (FOTOS) El director del observatorio europeo dijo que los traficantes tratan de dar con nuevas vías de entrada al margen de los “grandes puertos”, como Rotterdam (Holanda), que es el primero en comercio de mercancías en Europa.

En ese puerto holandés, donde transitan más de 35 mil contenedores diarios, el mercado está más automatizado y hay “menos personas que se pueden corromper, por eso “han tratado de encontrar alternativas”, explicó. Amberes, segundo puerto europeo, tiene “una línea directa para el comercio de frutas entre Latinoamérica y Europa” lo que hace que haya “un movimiento muy rápido de las cargas de los contenedores para entregar las frutas en los mercados nacionales o locales”.

Para las autoridades, la dificultad para tener un control mejor en Amberes “es que se encuentra en una ciudad, es un puerto abierto”, señaló. Aparte de las nuevas vías de entrada, ha variado el modelo de operar de las mafias, con cada vez más grupos de delincuencia organizada europeos activos en Latinoamérica.

“Los modos de relación y tránsito de la cocaína han cambiado. Antes se trataba de algunos grandes cárteles que controlaban desde Latinoamérica la producción y el encaminamiento de las drogas hasta Europa o Estados Unidos. Hoy (…) hay grupos criminales desde Europa o desde los Balcanes que van directamente a Latinoamérica“, explicó Goosdeel.

Los grupos criminales europeos “van para hablar con los productores o por lo menos para hacer compras de grupo a veces y negociar los precios en el origen. Esto causa también disturbios importantes”, añadió.

Y en paralelo a todos esos cambios, en la UE se dan hoy unos niveles de violencia asociada al tráfico de drogas y de corrupción que hace años no se daban, según constata el informe. “Hoy se ve por ejemplo que un abogado que es defensor en un asunto en Holanda es asesinado por el crimen organizado en la calle.

La irrupción de la violencia en Amberes y otras ciudades. Los combates entre grupos criminales con granadas en las calles son cosas que hace cinco o diez años no se veían en Europa (…) Hoy se nota más y más”, añadió. El informe pone de manifiesto que los europeos gastan al año unos 30.000 millones de euros en drogas ilegales, empezando por el cannabis (unos 11.600 millones), seguido a la cocaína (con un mercado estimado de unos 9.100 millones) y la heroína y otros opiáceos (7.400 millones anuales).

La producción récord de cocaína en Latinoamérica ha intensificado el tráfico hacia la Unión Europea y los países y cerca de cuatro millones de europeos de entre 15 y 64 años dicen haber usado esa droga en el último año.

El consumo de cocaína se centra en los países del sur y el oeste de Europa, pero el mercado da señales de estar ampliándose, según el informe. En el caso de España, el alto consumo se debe a “la disponibilidad del producto y el hecho de que hay una producción mucho más elevada y muchos más actores involucrados en el tráfico de drogas, lo que crea más oportunidades. También el precio de la cocaína es el más bajo de últimos diez años y la pureza es muy alta”, explicó a Efe Goosdeel.

Las anfetaminas, metaanfetaminas y el MDMA mueven alrededor de al menos un millón de euros anuales, añade el informe, que alerta también sobre las nuevas sustancias psicoactivas (NPS), no sometidas a ningún control y que tienen efectos similares a drogas ilegales como la cocaína, la heroína, el cannabis y el éxtasis.

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