Seis semanas antes de que intente revalidar la jefatura de Gobierno en las elecciones israelíes, Benjamín Netanyahu volvió ayer a la Corte como acusado de corrupción y se declaró inocente de los delitos de fraude, cohecho y abuso de confianza.
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El Tribunal tiene que decidir ahora si Netanyahu se sentará en el banquillo en plena campaña electoral o será después de los comicios, los cuartos en menos de dos años, que pretende ganar con la baza de la vacunación masiva.
Netanyahu había pedido a sus seguidores que no se concentraran en su apoyo para respetar las restricciones.
La comparecencia es la segunda del primer ministro, conocido popularmente como Bibi, tras una en mayo de 2020 en la que se leyeron los cargos que pesan contra él, incluidos sobornos, fraude y violación de la confianza en tres casos separados, cuando se convirtió en el primer jefe del Ejecutivo en ser sometido a un juicio por corrupción mientras ocupa el cargo.