Bitcoin sirve contra efectos económicos negativos que trae el Covid-19. Dijo el experto en Finanzas argentino Nicolás Litvinoff también comentó que, de cara a la pandemia del COVID-19, mientras que los gobiernos aplican más restricciones, Bitcoin y la economía digital se posicionan como alternativas libres.
Antilavadodedinero / DiarioBitcoin
El reconocido economista argentino Nicolás Litvinoff, director de Estudinero.net, compartió en una entrevista exclusiva con DiarioBitcoin sus opiniones sobre el futuro de las criptomonedas en un escenario de pandemia y post-pandemia.
Litvinoff, quien es conocido por sus columnas en el medio La Nación, y por sus libros de finanzas, es también un entusiasta de Bitcoin. Quizás uno de los primeros economistas de Argentina en hablar públicamente de las criptomonedas, Litvinoff tuvo su primer encuentro con Bitcoin en 2013.
Su entusiasmo por las finanzas digitales y la pasión hacia su proyecto personal de plataforma e-learning, Estudinero, fueron a su parecer los factores que motivaron su fuerte interés por este activo digital.
En aquel momento, cuando la criptomoneda se valoraba cerca de los USD $90, las ideas de Nicolás Litvinoff sobre Bitcoin como un activo contra la inflación tal vez se adelantaban a su tiempo.
Si bien para la fecha la inflación en Argentina ya era tema del día, no era ni la sombra de lo que enfrenta la economía nacional en la actualidad. Para ese entonces, tampoco se anticipaba un escenario de crisis pandémica que estremecería la economía mundial.
No obstante, desde ese primer encuentro con la criptomoneda, Litvinoff tuvo la visión de que Bitcoin representaría una alternativa frente a los “responsables del descalabro financiero de las últimas décadas: los bancos centrales y las instituciones financieras“.
Nicolás Litvinoff
—En medio de la crisis generada por la pandemia ¿cuál es el papel que están asumiendo los activos digitales como Bitcoin?
—Por la época en que yo conocí Bitcoin, el tema de los pagos digitales aquí en Argentina estaba muy poco desarrollado. Entonces el activo era una gran novedad. Luego, la explosión de las Fintech hizo que los pagos digitales -me refiero a QR, transferencias digitales- se empezaran a masificar.
En ese sentido, si pensamos a Bitcoin como un método transaccional para pagos cotidianos, no encuentro que ahí tenga gran potencial, pues ya existen muchas otras alternativas. MercadoPago, por poner un ejemplo. Pero sí le veo gran valor en lo relativo a los pagos transfronterizos, sin tantas restricciones y costos tan elevados. Asimismo, sirve como un activo para el resguardo de valor en la crisis.
Creo que el gran atractivo de Bitcoin en épocas de pandemia tiene que ver con que justamente sirve para contrarrestrar los efectos económicos negativos que la crisis trae consigo. Los países deben emitir dinero y endeudarse cada vez más. Sabemos que Bitcoin, por su protocolo, hace justamente lo contrario. Es deflacionario y ese atractivo, ante este panorama de naciones endeudadas y monedas devaluadas es cada vez más importante.
—Durante la cuarentena se ha revalorado el teletrabajo, el comercio online y todas las formas de vida y convivencia digitales ¿Considera que es una oportunidad para la masificación de la adopción cripto?
—Durante la pandemia está sucediendo algo muy curioso. La gente se ve compulsada, obligada, a tener una vida digital. Deben realizar reuniones virtuales, teletrabajo y acudir a herramientas tecnológicas que antes no utilizaban. Aún no sabemos cual será el impacto de esto a largo plazo, pero yo creo que entrará en conflicto con la vida analógica que veníamos teniendo.
Cuando pase esta pandemia -que esperemos sea pronto- creo que veremos que muchas de estas nuevas costumbres llegaron para quedarse.
En ese sentido, Bitcoin, como he dicho antes, representa un atractivo como reserva de valor e inversión. Pero también hay otros criptoactivos, como Ethereum, Zcash, o el token de Binance, que sin duda podrían aprovechar esto para generar una mayor masa de usuarios.
El tema de la adopción es muy difícil saber cuán cerca o cuán lejos está. La adopción de Bitcoin debe ocurrir en algún momento, pero no hay forma de saber si ese tiempo en la historia será ahora. Como dije, Bitcoin ya tiene competidores en la economía formal en lo que son, por ejemplo, los pagos electrónicos.
De todas maneras, me parece que la crisis económica que muy probablemente se avecina, hará que, así como se incrementa el uso de oro como resguardo de valor ante estos escenarios, también crecerá el atractivo de Bitcoin para ese propósito, lo que puede provocar un aumento en su demanda.
—Diversos países del mundo han asumido políticas de inyección de liquidez para poder enfrentar la crisis actual, ¿cuál es su opinión en torno a esta medida? ¿Qué impacto tiene en Bitcoin y las criptomonedas?
—Los países claramente están inyectando dinero para poder adelantar algo que se venía diciendo hace mucho tiempo: el salario universal.
Por otros motivos que se relacionan más con la automatización de procesos, la robotización y los cambios a nivel tecnológico, desde hace un tiempo se venía previendo que una gran masa de trabajadores se iban a quedar sin ocupación en pocos años. De ahí surge la necesidad de que un Estado pueda proveer un salario mínimo para aquellas personas que les toque reinsertarse laboralmente, de modo que puedan satisfacer sus necesidades básicas.
Por ejemplo en EE UU, le están dando a cada ciudadano un “salario universal” cercano a los USD $1.300. Y lo mismo pasa en Argentina y otros países. Estas medidas conllevan un gran gasto fiscal que va a ser perjudicial. Se tuvo que adelantar un cambio que se venía dando de manera gradual, y aplicarlo de golpe, de forma desorganizada.
Puntualmente, como dije antes, esto va a provocar que los mercados financieros sufran, que muchas empresas caigan en bancarrota. Y esto va a resaltar más el atractivo de activos que no tienen esas características, como Bitcoin.
En este contexto me parece que las Fintech tienen mucho valor porque están eliminando los intermediarios innecesarios. Esto es un ejemplo de cómo la intermediación que no agrega valor tiende a desaparecer. Y en este sentido Bitcoin tiene grandes atribuciones.
La persona que posee activos digitales no tiene que pagar el costo de una cuenta bancaria y tiene acceso a su dinero en todo momento. Pero principalmente, es realmente dueño de su activo: porque no es embargable, no es confiscable, no se lo puede quitar ninguna persona o entidad que no tenga su llave privada. Esto me parece que lo vuelve aún más atractivo en estos momentos.
—En América Latina, países como Argentina o Venezuela ya venían experimentando inflación importante. De cara a estas economías vulnerables, ¿cómo les afecta esta crisis de pandemia? ¿Qué papel tienen las criptomonedas en estos escenarios?
—Argentina y Venezuela llevaban procesos inflacionarios muy fuertes que podrían agravarse producto de las políticas fiscales que se están asumiendo para enfrentar el coronavirus.
En la primera nota que escribí sobre Bitcoin, hablé de su posibilidad como un valor contra la inflación. Desde entonces, el activo no solo ha servido para resguardar valor, sino como una fuente de riqueza importante.
Sin embargo, la gran volatilidad que tiene hace que todavía no pueda ser la primera alternativa de un inversor conservador que, por ejemplo, recurre a dólares u otra moneda dura.
Sin embargo, creo que las stablecoins que están vinculados al valor de “monedas duras” -que no tienen que ser dólares, pueden ser euros, libras u otras- podrían ser alternativas para Argentina y Venezuela.
Aunque considero que estos activos aún siguen estando en etapas de desarrollo que debe acelerarse en función de convertirse en alternativas reales.
—Algunos habitantes de estos países ya han encontrado un “alivio” en las criptomonedas. ¿Cuál considera que es el principal beneficio que le ven a estos activos?
—Para mi, la principal virtud de utilizar Bitcoin en la actualidad tiene que ver más con algo especulativo. Lo veo más como un activo cuyo rendimiento se puede apreciar a mediano y largo plazo. No lo veo como un activo transaccional. Como resguardo de valor: sí, sin duda, a largo plazo.
Vale acotar además que, además de tener procesos inflacionarios importantes, tanto Argentina como Venezuela tienen regímenes financieros que son restrictivos a la hora de acceder a monedas extranjeras.
En esos países se limita a las personas la compra de dólares, que les permite resguardarse de la depreciación de la moneda local. En Argentina en estos momentos cada persona puede comprar solo USD $200 al mes.
—¿Cree que a partir de la pandemia veremos un mayor uso de las criptomonedas en estas regiones?
—Quizás de manera indirecta la pandemia pueda acelerar el uso de Bitcoin en estos países. Y eso tiene que ver con lo que venía hablando anteriormente. La nueva vida digital hace que la gente se familiarice más con las finanzas digitales.
Los que no lo usaban plataformas de home banking, o incluso la población no-bancarizada que se ha visto en la necesidad de recurrir a estos sistemas.
En ese sentido, Bitcoin también puede ser una alternativa para aquellos no bancarizados que cuentan con un smartphone. Me parece que la nueva vida digital que estamos viviendo una mayoría en estos momentos, indirectamente, podría beneficiar a Bitcoin.
Creo que está provocando que muchos les pierdan miedo a los sistema de manejo de dinero por Internet. En Argentina, por ejemplo, todavía hay muchas personas que temen mezclar la tecnología o el Internet con el dinero. Incluso si es algo tan sencillo como el portal web de un banco.
—En un escenario post-pandemia: ¿cuál considera que será el rol de estos activos a nivel global?
Todavía me cuesta pensar en un escenario post-pandemia. Creo que aún estamos en las etapas iniciales. Considero que lo más interesante es esta conjunción entre la vida digital y la vida analógica, y creo que los criptoactivos tienen mucho que ganar en ese campo.
Quizás se pueda agregar que el tema del coronavirus también ha provocado que los países se vuelvan más nacionalistas, que cierren las fronteras y se vuelvan más restrictivos.
Y mientras más restricciones, más atractivos tienen activos como Bitcoin, que no necesitan ningún organismo para subsistir y que no son censurables. En este contexto, las criptomonedas podrían encontrar un rol importante en un mundo post-pandemia
—Recientemente Bitcoin experimentó su tercer Halving, un evento que generó muchas expectativas en el ecosistema, ¿cuál es su opinión sobre evento? ¿Fortalecerá la moneda o es pura especulación?
—El Halving es un fenómeno que yo me he dedicado a estudiar bastante. A mi me parece muy positivo para el ecosistema de Bitcoin. En términos de los fundamentos, Halving tienen muchas particularidades.
Durante sus dos reducciones anteriores, Bitcoin tuvo un patrón técnico que se repitió: un aumento de precio que empieza un año antes del Halving y termina un año después. En lo que va del año se ve claramente que hay un rally alcista pre-halving. El post-halving lo veremos, pero si se repite el patrón, se espera que vuelva a subir el precio.
Por otro lado, la reducción en los márgenes de ganancias para los mineros -que es de casi un 50%- puede provocar que muchos mineros se vayan, lo que podría repercutir en la seguridad de la red.
En este momento, Halving se da en un escenario donde el mundo va hacia el lado contrario. Los países aumentan la emisión de dinero, mientras que Bitcoin por protocolo la reduce. Esto sin duda lo diferencia de las necesidades gubernamentales que puedan tener los países en momentos particulares, lo cual es positivo en términos de valor.
Más importante, con este Halving la tasa de oferta monetaria de Bitcoin cae por primera vez por debajo del 2% anual. La tasa de inflación promedio anual que utilizan los bancos centrales de los distintos países para hacer cálculos y proyecciones es del 2%. Entonces, por primera vez Bitcoin tiene una tasa de crecimiento anual que es inferior a la de inflación de las principales potencias.
Y esto también es muy significativo, pues al ser la primera moneda deflacionaria, indica algunas de las razones por las cuales su precio debería continuar subiendo.
El próximo Halving –que ocurrirá en cuatro años, aproximadamente- incluso hará que el índice de valor en función de la escasez (conocido como stock-to-flow) de Bitcoin sea inferior al del oro físico.