El grupo yihadista nigeriano Boko Haram ha confirmado la muerte de su líder, Abubakar Shekau, y ha acusado a la rama del Estado Islámico en África Occidental (Iswap, por las siglas del grupo en inglés) de ser el responsable de su fallecimiento, en un vídeo enviado a la Agencia France Presse.
Antilavadodedinero / Elpais
La persona que transmite el mensaje en la cinta es Bakura Modu, apodado Sahaba, conocido lugarteniente de Shekau que se presenta como el nuevo líder del grupo y llama a sus milicianos a vengarse por la muerte de su antecesor.
El nuevo jefe de Boko Haram, a quien se identificaba hasta ahora como uno de los más estrechos colaboradores de Shekau en el lago Chad, asegura en árabe que este falleció como “mártir” en los combates que les enfrentaron a Iswap y señala directamente a Abu Musab al Barnawi, líder de este grupo, como “perverso agresor” y responsable de la muerte de Shekau.
Este anuncio confirma los rumores y noticias sin verificar que empezaron a circular el pasado mes de mayo acerca del fallecimiento del líder de Boko Haram y abre una nueva etapa de reorganización interna en el yihadismo del norte de Nigeria, según coinciden los expertos.
Las primeras informaciones fueron publicadas a mediados de mayo en el portal de noticias nigeriano HumAngle y en las mismas se aseguraba que Shekau se había inmolado con un chaleco explosivo cuando iba a ser detenido por combatientes de Iswap tras intensos combates en el bosque de Sambisa, el feudo principal de Boko Haram en el noreste del país. Esta versión fue confirmada en un audio filtrado a principios de junio en el que una voz identificada como la de Al Barnawi asegura que Shekau “se mató detonando un explosivo”.
Sin embargo, los precedentes en torno a este sanguinario líder terrorista, que en los últimos 10 años fue dado por muerto en al menos cinco ocasiones, recomendaban prudencia y los servicios de inteligencia regionales y occidentales y las propias autoridades nigerianas no han confirmado hasta ahora la noticia.
Abubakar Shekau asumió el liderazgo de Boko Haram en 2010 tras la muerte el año anterior del fundador del grupo yihadista, Mohamed Yussuf, mientras estaba detenido. Desde sus bases en la región de Borno, en el noreste de Nigeria, esta secta terrorista protagonizó infinidad de ataques, atentados, secuestros y masacres que lo convirtieron en uno de los grupos más violentos de África en la pasada década. El imparable avance de Boko Haram forzó al Ejército a ir cediendo terreno y Shekau llegó incluso a proclamar la creación de un califato en 2014.
Ese mismo año el secuestro de 276 niñas de un internado en Chibok fue uno de los momentos de mayor presencia mediática del grupo terrorista pues generó una campaña internacional por su liberación. Sin embargo, la creación de Iswap en 2016 a partir de una escisión de Boko Haram fue un duro golpe para esta organización terrorista y significó la emergencia de un grupo rival con el aval de Estado Islámico que se asentaba en la zona hasta entonces feudo exclusivo de los hombres de Shekau.
Mientras Iswap iba ganando terreno y enfocaba sus ataques de manera preferente contra los ejércitos de Nigeria, Níger, Chad y Camerún desde sus bases en el lago Chad, los métodos sanguinarios del líder de Boko Haram y sus ofensivas contra civiles musulmanes a quienes acusaba de no seguir la doctrina radical o de complicidad con las fuerzas del orden eran cada vez más cuestionados por sus rivales. Mientras tanto, el Ejército nigeriano se replegaba de las zonas rurales se atrincheraba en sus bases militares pese a que el presidente Muhamadu Buhari había prometido acabar con el yihadismo en el noreste del país, que ha provocado unos 40.000 muertos y dos millones de desplazados.