Bukele: De la guerra contra las maras a la guerra contra la corrupción

Nayib Bukele asumió un segundo mandato presidencial pese a la prohibición constitucional de reelección consecutiva y luego de reformar el sistema electoral para concentrar su poder. El rumbo que tomará el país para los próximos años es incierto. Sus políticas populistas-punitivas en materia de seguridad han sido ampliamente respaldadas por la ciudadanía. Sin embargo, su gestión se ha caracterizado por desmontar los pilares esenciales en cualquier democracia y cuestionar la vigencia de los derechos humanos.

La narrativa actual de Bukele y sus recientes acciones brindan algunas luces sobre su prioridad y estrategia para el segundo término: mejorar la situación económica del país y pasar de la guerra contra las pandillas a la lucha contra la corrupción. 

Frente a esta narrativa, analizamos el estado de la lucha contra la corrupción en El Salvador y los retos político-institucionales que enfrenta el país en materia de transparencia y acceso a la información. Así como lo que podría hacer la comunidad internacional al respecto. 

La corrupción sí preocupa a la ciudadanía 

El motivo principal de la popularidad de Nayib Bukele ha sido el control de las maras y con ello el aumento en la seguridad. No obstante, la ciudadanía ha mostrado preocupación por la situación socio-económica, ya que el 29.8 por ciento de la población vive en pobreza.

En esa misma línea, la percepción de corrupción es alta: el índice mundial de Transparencia Internacional marca a El Salvador en estado de regresión. El país ha bajado 4 puntos en el índice desde el 2021 (36/100 en el año 2021 a 31/100 en el año 2023). Transparencia Internacional señala además que al menos 45 por ciento de la población considera que la corrupción aumentó en los últimos 12 meses y el 14 por ciento de usuarios de servicios públicos pagaron sobornos. 

Por su parte, si bien encuestas nacionales reflejan confianza en la figura de Bukele como presidente, también arrojan datos de la opinión pública sobre corrupción en otras instituciones públicas, siendo las municipalidades las que muestran mayor percepción de corrupción (27.3 por ciento) y falta de confianza (32.4 por ciento). En esa misma línea, para la Asamblea Legislativa la imagen de corrupción es alta (20.9 por ciento) y también la falta de confianza (16.4 por ciento). 

Populismo anti-corrupción 

No existe eficacia, transparencia ni independencia en el sistema de justicia penal en El Salvador. De hecho para el año 2023 el World Justice Project ubica el país en el puesto 139/142 a nivel global. Además, en el marco del estado de excepción la persecución penal se ha concentrado en el control territorial, la militarización y persecución de las maras, lo cual también ha significado el colapso del sistema de justicia, al no tener la capacidad de dar respuesta y actuar con debida diligencia. 

El combate a la corrupción requiere acciones concretas, transparencia e instituciones sólidas que no estén supeditadas a ningún poder político, de lo contrario, cualquier medida solo será populismo anti-corrupción. En aras de mantener el respaldo popular, se ha perseguido a la oposición política pero también a rangos altos del propio gobierno.

No obstante, surgen dudas sobre la imparcialidad y objetividad de las investigaciones al ser impulsadas por un fiscal general que guarda estrecha relación con el Presidente Bukele y quien incluso habría sido acusado de colaborar con una de las maras más importantes. 

Algunos casos emblemáticos de empresarios y ex funcionarios públicos vinculados al crimen organizado que fueron señalados por el gobierno de Estados Unidos han sido perseguidos por la Fiscalía General. Pero hay otros casos de corrupción a gran escala que han quedado en la impunidad.

Por ejemplo, con la expulsión de la Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (CICIES) de la Organización de Estados Americanos en el 2021 quedaron inconclusos varios casos de corrupción que involucran al Presidente Nayib Bukele en el marco de la pandemia de Covid-19. Asimismo no ha habido ningún avance significativo en la investigación y persecución penal sobre posibles actos de corrupción cometidos en las cárceles. 

Tampoco existe una política de persecución de delitos relacionados con la corrupción como el tráfico de influencia, con posibles violaciones a la constitución, ni con delitos cometidos por las autoridades como violaciones a los derechos humanos derivados de las políticas de “mano dura”.  

Cultura del secreto como obstáculo en el combate a la corrupción

El derecho al acceso a la información pública tiene un carácter instrumental ya que es uno de los mecanismos para detectar, prevenir y denunciar la corrupción. Hoy en día existe un monopolio de la información en manos del gobierno.

A raíz del estado de excepción, se ha abusado de la clasificación de la información como “reservada” bajo la excusa de ser información sensible en materia de seguridad. Sin embargo, mucha información fuera de esa materia tampoco es pública. Organizaciones nacionales han reportado que al menos el 63 por ciento de las solicitudes de información en torno al manejo y uso de los fondos públicos son denegadas.

Existe una evidente falta de independencia de la institucionalidad garante del acceso a la información. De hecho, el Departamento de Estado de los Estados Unidos recientemente sancionó -bajo la sección 353- a tres funcionarios del Instituto de Acceso a la Información Pública por “bloquear información”.

Aparte del impacto en la auditoría social, han habido cambios significativos en el sistema de compras públicas y falta de transparencia que podrían derivar en el gasto discrecional de fondos públicos. También se han aprobado decretos específicos de lineamientos de contratación para obras de interés público como los Centros Penales y el Aeropuerto del Pacífico, limitando las licitaciones, la publicidad y transparencia propias de cualquier sistema de buena gobernanza. 

Recomendaciones 

Frente a este escenario, y debido a la falta de acción o buena gobernanza del gobierno de Bukele, la comunidad internacional, incluyendo órganos multilaterales y financieros deben considerar  las siguientes medidas: 

1.MONITOREAR LA ELECCIÓN DE FISCAL GENERAL Y CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Es importante generar contrapesos en el sistema de justicia y promover su independencia. Este año se elige nuevo Fiscal General y dos terceras partes de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, lo cual, en un escenario de concentración de poder, recobra mucha importancia. Dado que Bukele y su partido Nuevas Ideas tienen una súper mayoría en la Asamblea Legislativa, es importante que estas elecciones puedan monitorearse y hacer llamados para que se asegure la independencia del poder judicial y la fiscalía. 

2. PROMOVER MAYOR CONTROL POR PARTE DE BANCOS DE DESARROLLO E INSTITUCIONES FINANCIERAS

La falta de transparencia en el uso de fondos públicos debería de ser de interés de instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Con base a su marco legal el Fondo debe exigir estándares mínimos de buena gobernanza, transparencia y buena diligencia en sistema de compras, mayor acceso a la información pública para la veeduría ciudadana, y acciones concretas en la lucha contra la corrupción como condiciones para cualquier préstamo para el país.

Por otro lado, el Banco Centroamericano de Integración Económica debe exigir una rendición de cuentas por los préstamos otorgados, ya que existen denuncias de desvío de 200 millones de dólares para la financiación de la adopción de Bitcoin en El Salvador en vez de apoyar a pequeñas y medianas empresas.

3. CONSIDERAR MÁS SANCIONES FINANCIERAS INDIVIDUALES

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos podría sancionar financieramente a personas vinculadas a casos de corrupción bajo los reglamentos de la ley Global Magnitsky.

Actualmente, hay seis personas salvadoreñas sancionadas bajo la ley Magnitsky, incluyendo dos funcionarios del gobierno de Bukele por su papel en la negociación por las pandillas, la ex jefa de gabinete de Bukele por su papel en una esquema de corrupción durante COVID-19, y el secretario legal de Bukele y el Secretario de Trabajo de Bukele, ambos también por actos de corrupción. Se podría explorar nuevos casos, como por ejemplo, investigar casos vinculados a la banca o cooperativas de inversión. La Cooperativa de Ahorro y Crédito Santa Victoria de Responsabilidad Limitada (Cosavi), una cooperativa financista del partido Nuevas Ideas, ha sido acusada de fraude y lavado de dinero.

4. INSTAR A LA FISCALÍA PARA QUE RETOME LOS CASOS INVESTIGADOS POR LA CICIES

La expulsión de la CICIES por parte de Bukele se dio porque las investigaciones podrían llegar a personas muy cercanas a él y que forman parte de su círculo del poder. Al menos 12 casos quedaron en manos de la fiscalía de los cuales no ha habido ningún avance o resultado. 

wola.org

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Actualidad

Inscribete en nuestros cursos Online