Las autoridades estadunidenses señalan que con este modelo las organizaciones dejan pocos rastros, que se perdían entre los billones de dólares que se mueven anualmente desde y hacia Estados Unidos.
El Cártel de Sinaloa ha empleado empresas chinas para lavar sus ganancias a través del comercio internacional, revelan expedientes judiciales de Estados Unidos consultados por MILENIO.
De acuerdo con las investigaciones de la Administración para el Control de Drogas (DEA) y el Departamento del Tesoro, los cárteles mexicanos, a través de pequeñas células de no más de 20 personas, envían millones de dólares a través de mensajeros a intermediarios en China.
Una vez con el efectivo en sus manos, los asiáticos buscan a empresarios de otros países que hubieran comprado mercancía en Estados Unidos y les pagan el dinero invertido en ella. A cambio, les piden que una vez que vendan la mercancía, devuelvan el dinero depositando en cuentas vinculadas a miembros del cártel en México y en Colombia.
Las autoridades estadunidenses señalan que con este modelo las organizaciones dejan pocos rastros, que se perdían entre los billones de dólares que se mueven anualmente desde y hacia Estados Unidos.
Una de esas células, identificada por la DEA, estaba liderada por Édgar Joel Martínez Reyes. Él y otras 14 personas se encargaban, primero, de supervisar que el efectivo se empaquetara y después se distribuyera a sus contactos chinos del sistema comercial exterior.
En noviembre pasado, ocho personas de esta célula fueron aprehendidas, entre ellas el líder, Édgar Martínez. Todos están acusados por la fiscalía estadunidense ante una corte federal de California, por lavado de dinero y por facilitar el tráfico de drogas.
Esta célula lavadora de dinero destacó por su diversificación de métodos para blanquear activos. Siempre coordinados con sus líderes en México, tenía la tarea de convertir las ganancias obtenidas en dólares, de la venta de drogas como el fentanilo, la metanfetamina, cocaína, heroína y marihuana, a pesos mexicanos y después ingresarlos en el sistema bancario sin dejar rastros.
Otra de las actividades que realizaban para lograr su objetivo consistía en la compra de diamantes y piedras preciosas en el mercado negro de Estados Unidos, que después se vendían a joyerías mexicanas que operaban de forma legal.
También hacían pequeños depósitos, de no más de 5 mil dólares, a cuentas vinculadas al cártel, así podían juntar cientos de miles de dólares en algunos meses, sin que los depósitos activaran las alarmas del sistema financiero estadunidense.
Otro método que usaban era la venta al menudeo de dólares a personas que necesitaran el dinero en efectivo, y a cambio, depositaban pesos.
De igual forma incursionaron en la compra de criptomonedas que depositaban en billeteras virtuales. Incluso trabajan con otros operadores chinos quienes venden dólares a ciudadanos de China que buscan obtener esa divisa, derivado de las duras medidas regulatorias establecidas desde Shangai para evitar el escape de capital.
Sólo a través de estas prácticas, en las que se manejaban paquetes de efectivo que se transportaban fácilmente en vehículos, las autoridades detectaron transferencias y envíos por 2 millones 138 mil dólares, cerca de 40 millones de pesos.