En el municipio del sur del Valle del Cauca hacen presencia hombres armados que trabajan para los carteles de Sinaloa y Jalisco. Habitantes de la zona rural señalan que algunos de ellos provienen de ese país.
En menos de un año el defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, volvió a alertar sobre la presencia en Jamundí (Valle del Cauca) de los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco. En este municipio, que queda a solo 30 minutos de Cali, emisarios de estos temidos grupos narcotraficantes se habrían asentado para tomar control de algunas rutas que llevan cocaína hasta México para ser posteriormente vendida en Estados Unidos. El jefe máximo de la Defensoría señaló la semana pasada: “Advertimos que estaban en todo el corredor del narcotráfico: Buenaventura, Tumaco, Caquetá. Ahí están los carteles comprando directamente la droga”.
Aunque el anuncio del defensor causó revuelo, son muy pocas las personas en Jamundí que se atreven a hablar de la presencia de estos grupos narcotraficantes, debido al control territorial y las alianzas que tienen con otras organizaciones criminales. Por ejemplo, El Espectador habló con funcionarios de la administración local, habitantes de la población e instituciones veedoras de derechos humanos en esa región del país, y todos pidieron que sus nombres no fueran revelados por motivos de seguridad. Los testimonios coincidieron en señalar el aumento de hombres armados y con acento mexicano en la zona rural del municipio, así como de laboratorios de procesamiento de cocaína y de cultivos de uso ilícito.
Al parecer hay entre 60 y 70 hombres armados estarían trabajando para el cartel de Sinaloa y muchos de ellos son originarios del país azteca. Informes de inteligencia de la Fuerza Pública han dado cuenta de la estrecha relación del ElN con las mafias mexicanas. Estas organizaciones, señala el Ejército, proveen armamento, municiones, material de intendencia, propiedades en otros países y los dólares con que se financian.
La Policía y el Ejército han señalado que, en los últimos años, la compra de cemento y gasolina, insumos usados para la elaboración de la cocaína, se ha disparado en Jamundí. Por ejemplo, en febrero pasado, la Fuerza Pública incautó un camión que transportaba ACPM, cal y cemento. Un mes después desmanteló un megalaboratorio de procesamiento de droga en el corregimiento de Villa Colombia, el cual producía cerca de tres toneladas de cocaína al mes y era propiedad de los Pelusos. Esta organización, que tiene un pacto de envío de cocaína con el cartel de Sinaloa en la región del Catatumbo, ingresó a esta región de manera violenta en enero pasado.
A este difícil panorama en Jamundí se suma la confluencia de grupos armados como las disidencias de las Farc, que estarían lideradas por alias Majinbú, señalado de estar detrás del secuestro del arquitecto Carlos Ómar Ossa Velásquez, registrado el pasado 11 de junio en el corregimiento de Potrerito, zona rural de Jamundí. Las autoridades también señalan al líder de las disidencias del sexto frente de las Farc de controlar los cultivos de droga en el norte del Cauca y el sur del Valle del Cauca, además del asesinato de la ciudadana argentina Mónica Berenice Blanco en junio de 2018.
Los casos
Dos casos recientes revelaron los tentáculos que tienen los carteles mexicanos en esta zona del país con el Clan del Golfo. En marzo de 2019, el país se sorprendió con la imagen del exjugador de la selección Colombia Jhon Viáfara, esposado. Hasta el corregimiento de Robles, donde nació el exfutbolista, llegaron miembros de la Policía, quienes, junto a la DEA, llevaban cerca de dos años siguiendo sus pasos. Las investigaciones arrojaron que el exvolante del Once Caldas hacía parte de una red de narcotráfico que trabajaba con el Clan del Golfo y que se reunía con emisarios del cartel de Sinaloa.
De acuerdo con la acusación de la DEA en contra de Viáfara —quien se encuentra preso en La Picota de Bogotá esperando a que se defina si es extraditado—, él hizo parte de una organización narcotraficante que desde 2008 recurrió a lanchas go-fast, buques, embarcaciones pesqueras, sumergibles, aeronaves y camiones para sacar droga del país hacia Centro y Norteamérica “en nombre del Clan del Golfo”. Además de las interceptaciones e incautaciones, la justicia estadounidense cuenta con confesiones de delatores que, se supone, trabajaron con esta red, lo que complicaría su situación.
En medio de todo este difícil panorama, el fin de semana pasado el director Nacional de la Policía, general Óscar Atehortúa, acogió la petición de la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, de priorizar la erradicación de cultivos de coca en Jamundí. Así lo anunció el alto oficial durante la presentación de los golpes dados a estructuras delincuenciales en este departamento. Según el último informe de las Naciones Unidas sobre cultivos de coca en Colombia, Jamundí tiene 300 hectáreas (25 %) de las 1.200 que se han identificado en el Valle del Cauca.
El Espectador