Desde hace varios años se han presentado cambios en geopolítica mundial. El ascenso de China ha sido medular en el proceso de reacomodo, ya que pondera en países con recursos estratégicos como Venezuela.
El país asiático ha emprendido una estrategia que apunta a su posicionamiento definitivo como principal potencia mundial a pesar de la guerra comercial que mantiene con los Estados Unidos, que implica inversiones proyectadas hacia Europa, Medio Oriente y África en infraestructura, líneas de financiamiento a países, cooptación de recursos estratégicos y apertura a líneas comerciales para las exportaciones.
América Latina, no está fuera de ese contexto. China, podría convertirse en el mayor socio comercial del continente latinoamericano, según confirma la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y esto infiere en un ingente reservorio de materias primas estratégicas para quien es hoy el principal importador de materias primas del mundo.
La expansión de China en Latinoamérica en las últimas dos décadas es cada vez más activa, lo cual podría conducir al gigante asiático a superar a EEUU como principal socio comercial de la región. El experto del Instituto de Investigaciones Estratégicas de Rusia, Andréi Shishkov, ha señalado: «Los líderes chinos se plantean tareas más ambiciosas, en particular, incrementar el intercambio comercial hasta los 500 mil millones de dólares en los próximos 25 años y algunos expertos afirman que es muy posible que China supere a EEUU en la lista de socios comerciales de América Latina».
Bajo el contexto de «Brics y América Latina: situación, problemas y perspectivas de cooperación», realizada en Rossiya Segodnya, el experto dijo que «China ocupa el segundo lugar tras EEUU en la lista de socios comerciales de la región latinoamericana, es más, para algunos países de América Latina”-último elemento no se debe desestimar- Países que siempre han orbitado alrededor de EEUU ahora tienen relaciones muy sólidas con China, en una región-contexto a sólo millas náuticas de la tierra del Tío Sam.
Para comprender el alcance de China en la región, hay dos opciones: la primera, es el dinamismo de las relaciones chino-venezolanas que se proyectaron desde inicios de la agenda multilateral del presidente Hugo Chávez, los países del ALBA y Petrocaribe, quiénes se enrumbaron estableciendo relaciones comerciales y alianzas políticas con un gran impacto.
En segundo lugar, esa proyección se estableció en el contexto de la Celac -creación por Venezuela- con países considerados aliados a EEUU. El encuentro Celac + China en 2015 fue aprobado para el periodo 2015-2019 varios objetivos entre ellos: un fondo de cooperación por 5 mil millones de dólares, a fin de promover la cooperación en proyectos de la industria manufacturera, nuevas tecnologías y desarrollo sustentable; una línea de crédito por 10 mil millones de dólares para la construcción de infraestructura, incluyendo ferrocarriles, carreteras, puertos, centrales y redes eléctricas e instalaciones de telecomunicaciones; y un fondo especial de fomento de la cooperación agrícola por 50 millones de dólares, destinado a crear entre 5 y 8 centros de I+D en el ámbito agrícola, parques agroindustriales y zonas de inversión y desarrollo agrícolas.
Las sanciones que Venezuela impuso al dólar al excluirlo como referencia monetaria para medir las exportaciones petroleras venezolanas, ha sido el primer paso en la dirección al relacionamiento con China de petróleo por yuanes.
Venezuela, toma posición en función de preservar su autodeterminación y soberanía en paz en un momento de definiciones geopolíticas que determinarán el curso económico del mundo en las próximas décadas. Y ambas cuestiones las tienen claras los norteamericanos. En consecuencia, las acciones de EEUU para revertir los escenarios probables mediante el ascenso del yuan en Latinoamérica, tocando tierra firme en Venezuela, adquieren carácter de urgencia.
Ante un comité del Senado de EEUU el exjefe del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, señaló que actores «externos» a la región latinoamericana, como China, Rusia e Irán, han establecido una mayor presencia en América Latina y requieren ser considerados con seriedad en cuanto a sus implicaciones en materia de «seguridad global». «Estos actores globales ven el ámbito económico, político y de seguridad latinoamericano como una oportunidad para alcanzar sus respectivos objetivos de largo aliento y para promover sus intereses, que pueden ser incompatibles con los nuestros y los de nuestros socios», dijo Tidd.
China, lo más probable que en los próximos años supere a los Estados Unidos como socio comercial de la región, perturbando su geopolítica, los recursos energéticos y la política de liderar el destino comercial de Latinoamérica.
Bajo esos parámetros, más allá de la hegemonía económica y financiera que viene practicando China desde hace unos años en el continente, Venezuela y los otros países con mayor nivel de cooperación son simples fichas usadas en la geopolítica.
Sin embargo, Latinoamérica no tiene la importancia estratégica para que puede tener Europa en estos momentos, el acceso a los recursos energéticos de la región latinoamericana con «Made in China”, madurarán las condiciones para consolidar su liderazgo y estrategia de integración.
Para China es esencial diversificar sus fuentes de recursos hacia América Latina, pues considera que la conflictividad en Medio Oriente -Irán, surtidor de energía- y la militarización del Mar Meridional, afecta sus fuentes de recursos y su liderazgo en el orden internacional.
Qué papel juega Venezuela
Por otro lado, Venezuela cuenta con las principales reservas de crudo, las reservas de gas, oro y muy probablemente la segunda reserva mundial de coltán, es mucho más que un factor de interés. Es un factor de relevancia estratégica al desarrollo de las economías altamente especializadas en la energía y minerales estratégicos, cualidad del desarrollo y la dominación de las cuotas comerciales del mundo, donde reside la columna vertebral del ascenso de China y otros países emergentes como Rusia e India, ambos también con sólidas alianzas con Venezuela.
Cabe destacar, que la incursión venezolana en el mercado de materias primas y energía mediante el uso del yuan como referencia. Más allá de esto, la importancia de Venezuela para China recae por sus ingentes reservas petroleras, representa el equilibrio o no del acceso de los países emergentes al petróleo a largo plazo, lo que en consecuencia definirá el esquema de desarrollo de este conjunto de países.
El presidente Nicolás Maduro estuvo en la XVI Comisión Mixta china y venezolana; y se firmaron los acuerdos de la mano del mismo mandatario venezolano y su par Xi Jinping. Visita que fue precedida por tres reuniones clave de la vicepresidenta de la República Bolivariana, Delcy Rodríguez.
Rodríguez, sostuvo un encuentro con el presidente de la Comisión Mixta de Alto Nivel de China, He Lifeng, con el propósito de estrechar los lazos de cooperación en diversas áreas estratégicas de ambas economías.
De igual forma, se reunió con el presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de China, Zheng Jizh, una de las instituciones financieras más importantes del sector público del gigante asiático, y con el vicepresidente, Wang Qishan, quien aseveró, según información suministrada por el medio CGTN, «que su país está listo para trabajar con Venezuela a fin de salvaguardar de las naciones en vías de desarrollo».
La visita se realizó para incrementar la cooperación bilateral entre ambos países y los marcos de inversión en sectores estratégicos de la economía venezolana y china (petróleo, siderúrgica, oro, tecnología, otros.) con la finalidad de establecer la recuperación del gobierno venezolano para desmantelar “la guerra económica”.
La visita de Maduro se da en medio de operaciones semisecretas y de presión internacional, de la mano del gobierno de Estados Unidos, para cristalizar un cambio de régimen.
Ahora, aumentar la presión en Venezuela, donde China tiene intereses estratégicos, abre una fricción sumada a una guerra comercial, la desdolarización liderada por China y Rusia, la disputa por el reconocimiento de Taiwán y la pugna por el liderazgo en Asia-Pacífico. Todos estos espacios implican para Estados Unidos una impotencia de sus recursos de política exterior y una pérdida de su posición hegemónica.
Por otro lado, la invitación del presidente de China, Xi Jinping a Maduro expone la confianza en la capacidad de revertir la crisis política y establecer una estrategia para la recuperación económica de Venezuela, por fuera del dólar, al que también China se enfrenta. Este encuentro significa un espaldarazo a Maduro en términos políticos, toda vez que Estados Unidos intenta el cambio de régimen.
Para China, mantener su dominio en Latinoamérica es vital ya que sostiene su estatus de potencia. Venezuela, es clave para sostener la influencia en la CELAC, y ALBA que sirven para el posicionamiento institucional de sus proyectos de envergadura.
En Latinoamérica, China también ha logrado compensar los movimientos geopolíticos norteamericanos para obstruir su liderazgo con vecinos tradicionales, específicamente y con mayor importancia, sobre Vietnam e India.
De igual forma, en el escenario latinoamericano, China también emplea su influencia para debilitar diplomáticamente a Taiwán y lograr una vía de escape a las presiones comerciales de la Administración Trump, que intenta revertir las ventajas económicas del gigante asiático limitando sus ganancias por concepto de exportaciones.
Específicamente en Venezuela, por su gran cantidad de recursos petroleros, en oro y otros minerales, China encuentra una fuente de materias primas para proyección geopolítica y la posibilidad de crear un consenso monetario global por fuera del dólar, con base al intercambio en oro y a las transacciones con el contrato petrolero conocido como petroyuan.
Al mismo tiempo, Venezuela, utiliza estos factores como una herramienta de disuasión política a nivel de política exterior, e incluso en la construcción de rutas alternativas para esquivar las sanciones estadounidenses y construir una base de respaldo geopolítico a su propia vía de desarrollo económico.
Venezuela aumenta los nexos de asociación con China para tener el poder de seguir siendo la entrada a una política de la imaginación multipolar, que, desde el Sur Global, juegue también sus cartas para quedar lo mejor parados posibles ante el colapso que viene.
Durante estos encuentros fue creado un comité mixto de energía, así como también la suscripción de un tratado con la protección de inversiones, la cesión de crédito para la exportación por parte del Banco de Desarrollo de China a Venezuela y un acuerdo para el desarrollo de un programa para la construcción de viviendas. Así inició la alianza estratégica entre ambas naciones, en lo que significó un nuevo modelo de cooperación bilateral.
Cabe recordad que para el 2004, ambas naciones realizan la suscripción de una Carta de Intención entre el Ministerio de Ciencia y Teconología y el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio de Venezuela y la empresa china Lanchao Group Co. Ltd.
En el documento se contempló establecer la empresa de capital mixto venezolana de Industria Tecnológica (VIT), que ensambla y distribuye computadoras con mano de obra venezolana.
Asimismo, un acuerdo entre el Ministerio de Hábitat y Vivienda y la empresa Citi Group en 2005, genera la cooperación chino-venezolana en materia de viviendas, en la que se estableció construir casas en varios estados de Venezuela.
Ambos países se comprometieron a edificar ocho plantas con seis líneas de producción cada una, para la fabricación de componentes prefabricados que serían destinados a la realización de 200.000 viviendas anuales.
Para el año 2007 se crea el Fondo Mixto Chino Venezolano, que permitió el financiamiento de más de 200 proyectos venezolanos de desarrollo, entre ellos, el Satélite Simón Bolívar, cinco líneas del Metro y vías férreas y terrestres.
El Fondo está formado por aportes del Banco de Desarrollo Chino y el Fondo de Desarrollo Nacional venezolano (Fonden), administrados a través del Bandes.
En octubre de 2010, se firmó un convenio para la explotación conjunta del bloque Junín 4 en la Faja Petrolífera del Orinoco, a través de un establecimiento de una empresa mixta con la Corporación Venezolana de Petróleo.
Posteriormente, en 2015 se firmaron nuevos acuerdos que abarcan proyectos en toda la línea de cooperación, para el desarrollo agro-industrial, tecnológico, petrolero e incluso la firma de un convenio bilateral que planteó la creación de un plan para el desarrollo de la industria del oro.
Tecnología China
Dentro de los convenios, no queda atrás el satélite Simón Bolívar o Venesat 1, puesto en órbita bajo control del gobierno de Venezuela, en el año 2008, siendo controlado y manejado por la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE), y lanzado por la Administración Espacial Nacional China, desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang (XSLC), en el suroeste de China, sin embargo, poco se sabe de él, a pesar de ser multifuncional.
Los especialistas chinos capacitaron, nivelaron y prepararon a los técnicos venezolanos en satélites y manejo de programas espaciales con base a tecnología satelital. El proyecto se puso en marcha con la inversión de más de 400 millones de dólares US, en manos de la Administración Nacional China del Espacio.
Fue creado con la finalidad de promover proyectos de gran impacto político y social entre los países del continente, Así como ampliar las redes de información y comunicación entre todos los entes gubernamentales públicos y prestar internet por medio de Infocentro, telefonía y televisión satelital -Movilnet y CANTV- hasta incluso, la transmisión de datos.
Además, también se aclaró que serviría para la consolidación y el impulso para la Unión de Naciones Suramericanas, la UNASUR, ya que estará al servicio de los países que necesiten usarlo por cualquier motivo posible.
Sin embargo, en la actualidad hay fallas en las conexiones de internet del país tanto en la telefonía en los móviles y telefonía fija.
Este satélite tuvo un costo de más de 400 millones de dólares a pesar que puede ser una inversión a largo plazo, el satélite Simón Bolívar o VENESAT-1 se encuentra sobre una órbita que le pertenece a Uruguay, lo que ameritó cederle el 10% de la capacidad del satélite a la nación uruguaya.
En el año 2012 se llevó a cabo el lanzamiento de un segundo satélite llamado Francisco de Miranda siendo un satélite de observación terrestre, y el satélite Antonio José de Sucre, elaborado y ensamblado en Venezuela en el 2017 , la cual será de observación y recepción.
Venezuela y la sociedad venezolana, cada día más pobre y agredida, ha resistido a la mutación de transformarse en protagonista de su propia desgracia.
Además, está bajo el desmantelamiento de su industria petrolera y al descontrol del tipo de cambio generando un conjunto de condiciones negativas que eleva sus costos de apoyo económico.
Y es ahí donde Venezuela aumenta los nexos de asociación con China, para tener el poder de seguir siendo la entrada a una política de la imaginación multipolar desde el Sur Global, juegue también sus cartas para quedar lo mejor parados posibles ante el colapso que viene.
ALD