CIA y DEA revelan “lista negra ultrasecreta” de EE. UU. sobre narcos y corruptos

Se trata de documentos de inteligencia en los que el gobierno de Jimmy Carter recopiló la influencia del narcotráfico en funcionarios estatales de la administración de Alfonso López Michelsen.

Hay más de 20 informes que darían cuanta del tráfico de drogas desde Colombia hacia distintos países y de cómo los dineros de ese negocio llegaron a las más altas esferas políticas y militares del país.

Documentos ultrasecretos de Estados Unidos han sido recientemente revelados. Se trata de la “lista negra” del expresidente de Estados Unidos James Earl “Jimmy” Carter, sobre el narcotráfico y la corrupción en Colombia en la década de 1970.

Los papeles que fueron desclasificados por el Archivo de Seguridad Nacional del país norteamericano dan cuenta del interés que tuvo ese país en fortalecer una política antidrogas en Colombia, durante el gobierno de Alfonso López Michelsen, con quien compartieron información de inteligencia, para tratar de influir sobre decisiones relacionadas con la lucha contra el narcotráfico.

Dentro de lo encontrado, hay informes que dan cuenta de la supuesta participación de altos mandos militares y políticos del país para la época en actos de corrupción.

Los papeles desclasificados hablan sobre más de 30 funcionarios estatales colombianos que habrían tenido vínculos con el tráfico de drogas. La magnitud de los documentos también deja entrever el interés directo de Carter sobre las decisiones en materia de la lucha contra las drogas en Colombia y de cómo las acciones que tomara en su momento Michelsen podrían definir el rumbo de las relaciones entre los dos países.

Tal era la importancia del tema para el entonces presidente estadounidense que compartió un amplio expediente secreto de la CIA con el colombiano, en el que se vinculaban directamente “funcionarios ministeriales y judiciales, personal militar y policial, y otros cifras de alto nivel” al narcotráfico.

Dentro de los nombres mencionados en los documentos están los de del exministro de Defensa, el general Abraham Varón Valencia; el exministro de Trabajo, Óscar Montoya Montoya; y el coronel Humberto Cardona Orozco, entonces jefe de la Industria Militar Colombiana (INDUMIL).

Además, dentro de los presuntos personajes relacionados con el narcotráfico aparece el nombre del expresidente Julio César Turbay. Aunque parte de esos documentos habían sido divulgados en el pasado, los que hasta ahora ven la luz incluyen anotaciones hechas a mano por el propio Carter, dentro del cual se incluye la decisión de compartir el informe ultrasecreto con López Michelsen en 1977 y la orden de no vender helicópteros a Colombia hasta que no se adoptaran medidas más fuertes en la lucha contra el narcotráfico.

Los papeles que se desclasificaron hacían parte de la biblioteca presidencial de Carter, la cual estuvo bajo revisión de la CIA desde 1995, fecha en la que los restringieron mientras revisaban si contenían información y secretos que pusieran en riesgo la seguridad nacional.

Dentro de los sensibles documentos de la Casa Blanca en la época de Jimmy Carter se incluyen en su totalidad el expediente de inteligencia secreto que se le entregó por varios años a López Michelsen, las anotaciones de Carter sobre condicionar la entrega de helicópteros a Colombia y el informe sobre los altos funcionarios estatales que habrían estado vinculados con corrupción, dentro de otras cosas.

Según los documentos, la preocupación de Carter era porque durante su administración se incrementó el tráfico de drogas desde Colombia hacia Estados Unidos. Por ese motivo, decidió que la información tendría que ser conocida también por el mandatario colombiano de una manera más oficial. Parte de esos documentos de inteligencia fueron en su momento filtrados a la prensa, sobre todo los relacionados con la presunta influencia de los dineros den narcotráfico en una campaña presidencial.

En las páginas reveladas se lee que Estados Unidos consideraba que los narcotraficantes y sus actividades se veían “enormemente facilitados por la cooperación y protección de funcionarios colombianos influyentes” y que “sería muy valioso que su gobierno realizara más investigaciones”, especialmente en casos de “personajes de alto nivel”.

El personaje más influyente reseñado en los papeles de la inteligencia estadounidense fue Julio César Turbay, quien posteriormente ganaría las elecciones presidenciales y fue mandatario entre 1978 y 1982. Sobre él, los papeles dicen que, a través de su sobrino Aníbal Turbay Bernal, habrían tenido vínculos con narcos que tenían el poder para “elegir a los jefes de los organismos encargados de hacer cumplir la ley en Colombia si Julio César Turbay asumía la Presidencia”. En el caso del ministro de Defensa de López, el general Varón Valencia, los documentos aseguraban que él había “recibido sobornos por narcóticos y contrabando”, y el ministro de Trabajo, Óscar Montoya Montoya, “había hablado sobre tráfico ilícito de cocaína y café” con un conocido narcotraficante.

La información ultrasecreta había sido el resultado de investigaciones de la DEA, así como de la CIA. Los informes de inteligencia de las dos agencias daban cuenta de la velocidad a la que se movía la corrupción en el país y de como se iba expandiendo el narcotráfico. Para mostrarle la importancia del tema a López, Carter envió en visitas a la primera dama de los Estados Unidos, Rosalynn Carter, para sentar las bases sobre las relaciones que mantendrían entre países y el enfoque de la lucha antidrogas.

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