Las compañías de cannabis se apresuran a establecer operaciones en Colombia, con el fin de posicionarse en una de las capitales de la droga más conocidas de América Latina, a medida que los gobiernos de todo el mundo adoptan la floreciente industria legal de la marihuana.
Los productores, muchos con respaldo financiero de empresas de Canadá y Estados Unidos, estiman que se han invertido hasta US$500 millones para comprar tierras agrícolas, construir invernaderos y establecer laboratorios para producir aceites, cremas y otros productos que contienen cannabidiol, o CBD, un extracto utilizado para tratar una gran variedad de afecciones, desde dolor crónico hasta insomnio. Hasta el momento, nadie cultiva marihuana rica en THC, la sustancia que eleva a los fumadores.
Adoptar la industria puede parecer sorprendente para un país que durante mucho tiempo ha sido avergonzado por su estatus como el mayor productor de cocaína del mundo y que ha luchado por dejar de lado su reputación como un estado narco violento que dio origen a personajes de la talla de Pablo Escobar.
No obstante, con el mercado global del cannabis estimado en más de US$50.000 millones para 2025, Colombia ha tratado de convertirse en un centro de producción para las exportaciones a países de todo el mundo que están legalizando su uso. Las leyes nacionales permiten pequeñas cantidades de marihuana para consumo personal, sin embargo, el país no ha establecido regulaciones definitivas para su uso medicinal.
“Cuando se menciona a Colombia, desafortunadamente, algunas personas relacionan ese nombre con drogas ilegales”, dijo Julián Wilches, exdirector de políticas contra las drogas del Ministerio de Justicia y cofundador de la compañía de cannabis medicinal Clever Leaves, que comenzó a operar en 2016.
“Aquí tenemos la oportunidad de tomar una sustancia controlada y cambiar esa reputación, para llevar salud a las personas y para el desarrollo de nuestro país”.
Clever Leaves produce cerca de 24 toneladas métricas de cannabis seco al año, cultivadas en invernaderos en una gigantesca granja ubicada en un valle a unos 2.500 metros (8.000 pies) sobre el nivel del mar en los Andes. Con una expansión ya en marcha, la granja debería producir alrededor de 324 toneladas métricas el próximo año, con lo que se convertiría en uno de los productores más grandes del mundo.
Sol ecuatorial
En 2016, Colombia se unió a un pequeño grupo de países que permiten el cultivo de cannabis, lo que llevó a cientos de empresas a solicitar licencias. La ventaja natural del país es su posición cerca del ecuador, que proporciona alrededor de 12 horas de luz solar durante todo el año, lo que lo reduce los gastos para los productores en relación a los lugares donde se requiere luz artificial.
Esto atrajo a algunos de los nombres más importantes de la industria, con inversiones de empresas canadienses que cotizan en bolsa como Canopy Growth Corp., PharmaCielo, Khiron Life Sciences, Aurora Cannabis Inc. y Aphria Inc.
La expansión ha continuado incluso cuando los inversionistas se han enfriado hasta llegar a tener existencias de marihuana de alto vuelo. El mayor fondo de compañías de marihuana que cotiza en bolsa cayó más del 35% en los últimos tres meses a un mínimo histórico esta semana, arrastrado por las preocupaciones sobre las enfermedades relacionadas con el vapeo en EE.UU. y un lento camino hacia la rentabilidad para algunos de los principales actores de la industria.
“La industria del cannabis en los últimos tres meses ha enfrentado una reducción en la inversión, pero el interés en Colombia sigue siendo muy prometedor”, dijo Juan Diego Álvarez, vicepresidente de asuntos regulatorios en Khiron, que planea producir unas 80 toneladas al año de cannabis en Tolima, una zona montañosa en los Andes centrales. “Colombia en el futuro cercano se convertirá en un centro de desarrollo e investigación para la industria”.
Exportaciones
El sector se ha visto limitado por un complicado sistema regulatorio y de permisos. Si bien se han otorgado licencias a cientos de empresas desde 2016, solo unas pocas han comenzado a cultivar. Ningún tipo de cannabis producido actualmente genera niveles significativos de THC debido a los procedimientos reguladores más onerosos para esas variedades.
ALD/Finanzas