En México hay muchos “nuevos laredos” en llamas, sin control, y lo peor, México carece de un gobierno capaz, fuerte, sólido, para desarrollar un plan de rescate del país, en estado de secuestro e indefensión.
Antilavadodedinero / Elmercurio
La década de los 70s fue violenta y macabra para Nuevo Laredo. El enfrentamiento había cobrado la vida de más de cien policías federales, narcotraficantes y daño colateral (en aquella época se les denominaba, inocentes)
Arreglos no cumplidos es la causa que desata la violencia, acertadamente llamada narcoterrorismo, uso que empleó el gobernador García cabeza de Vaca al imparable derrame de sangre que se registra en esa ciudad hace más de una década y que de nuevo sufre un pico agudo de baño sangriento.
La violencia se desató el día de Muertos de 1970 cuando Refugio, Reyes Pruneda, en el restaurante La Siberia, mató a balazos a los federales Rafael Hernández y Álvaro Díaz, que intentaron apresarlo al negarse a cubrir la parte acordada para que su familia pudiera trabajar sin ser molestada.
Esto fue el detonante que hizo estallar la guerra entre su familia y los federales. Simona Reyes Pruneda y sus siete hijos, que se habían ganado la vida trabajando ahora trafican drogas de manera violenta. Algo intolerable por las autoridades, y que en los últimos años eran un estorbo para la buena marcha del negocio en Tamaulipas.
Cuando se decidieron entrar al negocio, sus ingresos se basaban en la siembra, cosecha y trasiego de la mariguana, y del tráfico de la goma de la amapola que elaboraban en laboratorios clandestinos. Simona e hijos se volvieron una familia con poder y muy peligrosa.
No permitían que la gente de don Juan N. Guerra u otro competidor operara, ni tampoco pagaban a las autoridades la cuota, para trabajar sin ser molestados.
Se pensó que los Reyes Pruneda continuarían traficando y asesinando, pero llegó a Nuevo Laredo, Salvador del Toro Rosales, agente del Ministerio Público Federal, apodado “fiscal de hierro”, por su firmeza y dureza para perseguir a narcotraficantes.
Llegó con orden de exterminio, había que parar el mal ejemplo entre los traficantes que cumplían y pagaban cuota para operar sin contratiempos. Logró asesinar a Refugio, encarceló a Simona, y giró orden de aprehensión contra todo sospechoso de ser miembro de la banda.
En respuesta los Reyes Pruneda acudieron al “abogado del diablo”, Francisco Javier Bernal. Mientras buscaba la forma de sacar de la prisión a doña Simona, sus hijos vengaban la muerte de Refugio, ejecutando al comandante Perales, de quien se decía era responsable de la muerte de narcos rebeldes. Sus asesinos lo mataron por la espalda.
El abogado del diablo, intentó sobornar al Del Toro Rosales, que ordenó también su encarcelamiento, por tentativa de cohecho.
Para fines de 1975, la mitad de la familia Reyes Pruneda había muerto; la otra mitad, encarcelados; meses después el clan estaba exterminado, junto con traficantes que habían seguido su ejemplo de indisciplinarse ante las autoridades.
La paz duró en Nuevo Laredo poco más de 3 décadas. Los Zetas, organización criminal mexicana que usa el terrorismo para intimidar a sus oponentes y población civil, con estructura paramilitar que organiza a las mafias locales y estatales como franquicia de la delincuencia organizada transnacional.
Sus actividades delictivas son: tráfico de drogas nacional e internacional, extorsión, secuestro, homicidios, tráfico ilegal de personas, hurto de combustible, robo a bancos y camiones de valores, lavado de dinero, delitos informáticos, operaciones clandestinas.
En 2014, Barack Obama calificó de “amenaza global” a Los Zetas comparable a la Camorra de Italia, Yakuza en Japón o el Círculo de los Hermanos en Rusia. En 2016, Los Zetas son señalados de ejecutar crímenes de lesa humanidad en México. La organización se formó a partir de un grupo de militares de élite que desertaron del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), del Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales (GANFE) y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas (BFP) del Ejército Mexicano.
La organización la funda por Arturo Guzmán Decena, quien reclutó a exmilitares, varios entrenados en el extranjero, aprovechando de Chiapas para reclutar a quienes pasarían a ser el brazo armado del Cártel del Golfo. Debido a las ambiciones del grupo y su traición al Cártel del Golfo, que originó la guerra que sostenía contra este, dejaron de ser su brazo armado para formar su propia organización. Cuando iniciaron como brazo armado del cártel se autonombraron el “Grupo de los 14”, al mando de Osiel Cárdenas Guillén, jefe de la organización criminal.
De acuerdo con la Procuraduría General de la República (PGR), al menos 40 exintegrantes del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, perteneciente a la SEDENA, formaron parte del grupo Los Zetas. En 2004, desertaron 1,382 militares de élite y se incorporaron al narcotráfico al igual que un número indeterminado de ex soldados de las fuerzas especiales de Guatemala, con cargos de genocidio.
Nuevo Laredo es motivo de escándalo nacional, por la sucesión de eventos de sangre consecutivos cuyo pico álgido es narcoterrorismo. De la manera como se detuvo a Escobar en Colombia, a los Reyes Pruneda; así se requiere enfrentar, de manera organizada internacionalmente, al crimen organizado que en Nuevo Laredo muestra su rostro feroz.
Lo grave es que en México hay muchos “nuevos laredos” en llamas, sin control, y lo peor, México carece de un gobierno capaz, fuerte, sólido, para desarrollar un plan de rescate del país, en estado de secuestro e indefensión.