Cómo el cibersexo expone a una amplia modalidad de delitos. El confinamiento y las limitaciones del contacto físico han hecho que muchos recurran al cibersexo durante el estado de alarma.
Antilavadodedinero / ElMundoes
Una práctica descompresiva, para muchos sexólogos, en la que los juegos de seducción se apartan para ceder paso a los instintos primarios y donde la tecnología es la vía que hace aflorar las fantasías.
Un mensaje subido de tono, una llamada, una fotografía en ropa interior y un vídeo sensual al que sigue otro más explícito. Nuevas y excitantes experiencias que pueden ser el inicio de un calvario para muchas otras personas.
Porque el sexo online está siendo utilizado por ciberdelincuentes y proxenetas para vejar, engañar y amenazar a los incautos que caen en sus redes. Y hay denuncias.
Antonio Gómez, responsable de la unidad de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Málaga, cuenta que la casuística es variada y que los malos no dejan de urdir nuevas estrategias para lograr su principal objetivo: el dinero.
Curiosamente, ha sido un modus operandi escasamente innovador, y ciertamente burdo -aunque efectivo-, el que ha llamado la atención de los investigadores. Las víctimas han sido hombres que intentaron contratar los servicios de una prostituta, utilizando sus propios teléfonos móviles para contactar y facilitando su número personal.
Tanto si había acuerdo, como si no, los proxenetas que explotaban a las mujeres posteriormente llamaban al individuo y le reclamaban más dinero bajo amenaza de hacerle daño o difundir que había estado con una meretriz.
«Da igual que el hombre únicamente hubiese hablado con la chica, ya que le exigían dinero porque consideraban que había ocupado su tiempo», explica este responsable policial, quien añade que estos delincuentes utilizan la intimidación para vencer la resistencia inicial de la víctima y tienen un mayor porcentaje de éxito con aquellas para las que era la primera vez que llamaban a un servicio de prostitución.
En la actualidad, se están investigando una serie de denuncias de este tipo.
No obstante, la tipología delictiva que se está imponiendo durante el periodo de confinamiento es la sextorsión, detrás de la cual suelen encontrarse grupos organizados que operan desde distintas partes del mundo.
En este caso, los delincuentes crean perfiles atractivos en redes sociales -Instagram o Facebook- y en aplicaciones para ligar -Tinder es la más recurrente- y entablan conversaciones que no dudan en prolongar en el tiempo hasta que se han ganado la confianza la posible víctima.
Una vez disipadas las reticencias iniciales, consiguen que en directo realice una práctica sexual frente a la cámara o que les envíe una grabación. Imágenes que después utilizarán para extorsionarle con la amenaza de difundirlas si no paga una suma de dinero.
Algo parecido es lo que le ocurrió al exentrenador del Málaga C.F., Víctor Sánchez, cuya denuncia se sigue investigando y al que le pidieron una importante suma de dinero en bitcoins para no hacer público un vídeo íntimo.
Las citadas fuentes señalaron que, en los casos más elaborados, suele ser una chica o un chico real el que interactúa con la víctima; aunque en los más simples se valen de un perfil falso creado con fotografías que fácilmente pueden obtener en Internet.
Gómez describe de una forma sencilla la actividad de estos delincuentes: «Para ellos, es como ir a pescar». Prueban una y otra vez con infinidad de víctimas potenciales hasta que una pica. «Es un sistema basado en la ingeniería social».
IMÁGENES EN LA RED
«Hay que desconfiar de la gente que no se conoce y tener siempre presente que, en el mismo instante en el que se envía la imagen, se ha perdido el control sobre ella», advierte este responsable policial, que traslada este mismo consejo a quienes se sientan tentados a practicar sexting.
Esta tipología, que también incluye el envío de material audiovisual de contenido sexual, suele darse entre adolescentes y adquiere la categoría de delito cuando el receptor difunde los archivos sin consentimiento del emisor. Extrañamente, la distancia social impuesta durante la pandemia no ha supuesto un notable aumento de denuncias, algo que -en parte- se puede achacar a las campañas de prevención.
Al ser una práctica que se suele realizar en el contexto de una relación, habitualmente cuando está consolidada, no se percibe el riesgo, aunque «el peligro vendrá cuando algunas de esas parejas rompan«, alerta Antonio Gómez, que sí recalca que «la mayoría de la gente está bastante concienciada».
Otra modalidad de ciberdelito con trasfondo sexual que se ha producido durante el confinamiento, y que obligó a la Policía Nacional a lanzar una alerta pública, tuvo su origen en una brecha de seguridad abierta en una importante empresa tecnológica que puso al descubierto las contraseñas de los correos electrónicos de miles de personas.
Esto permitió a los delincuentes virtuales realizar un bombardeo masivo de emails en los que advertían a la gente de que tenían imágenes suyas masturbándose mientras visitaban páginas webs pornográficas.
Era todo falso. No tenían nada. Pero si la víctima dudaba y finalmente hacía lo que le pedían, habían logrado su objetivo.
«Se recibieron bastantes llamadas en la sala del 091 a nivel nacional, pero a todo el mundo se le informó de que no había peligro«, detalla el responsable de la unidad de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Málaga, que agrega que hubo ciudadanos que quisieron denunciar este intento de estafa y extorsión.
Para evitar caer presa de estas redes, se recomienda tapar la webcam del ordenador, ya que con engaños pueden intentar que el internauta se descargue un archivo que contiene un malware que permite activar la cámara de forma remota y realizar fotografías y grabaciones de la víctima sin que lo sepa. Una recomendación que se hace ahora más necesaria debido al boom de las aplicaciones para realizar videoconferencias.