Cómo funciona el fraude en el marketing de redes sociales

Para convertirse en un falso influencer lo primero es crear una cuenta en Instagram. Después hay que comprar un montón de ropa y hacerse fotos muy intensas, a ser posible en azoteas y poniendo morritos, aunque es clave no quitar las etiquetas de las prendas para poderlas devolver después.

El último paso es el más fácil: comprar seguidores. Entras en Internet, eliges el número que quieres y ya puedes conseguir 1.000 seguidores por unos 10 euros o 10.000 por 70 euros.

No son personas reales, sino un montón de teléfonos conectados a un ordenador que siguen a la gente que paga. Así, una influencer llegó a los 100.000 seguidores falsos.

Sin embargo, pese a que los seguidores no existían, se hizo famosa y muchas empresas empezaron a regalarle de todo para que hablara de ellos. Ropa, viajes, bolsos o noches de hotel son algunos de los regalos, pero no se quedaba ahí, ya que con todo el morro llamaba a restaurantes y conseguía que la invitaran.

La agencia H2H ha analizado a 350 influencers españoles y ha llegado a la conclusión de que de media, el 27% de sus seguidores son falsos y el 20% de sus likes están comprados. Luis Díaz, director de H2H, explica que «cuando estos seguidores son falsos, el influencer nunca va a generar una compra y por tanto generan que la marca no obtenga ningún beneficio.

La influencer que más se aprovecha de este fraude tiene casi 7 de cada 10 seguidores falsos, y de cada 100.000 euros que le saca al año a los anunciantes, cerca 70.000 son un engaño.

ALD/Lasexta

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