Cómo la mafia de Pakistán y el gobernador de Potosí traficaban entre Chile y Bolivia

La investigación que reveló una sociedad ilegal para introducir rodados desde el puerto de Iquique puso al político tras las rejas. El impacto en la interna del MAS.

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El gobernador de Potosí, Jhonny Mamani, fue condenado a seis meses de detención preventiva por enriquecimiento ilícito y ser socio de un traficante paquistaní que operaba desde Chile para introducir automóviles a Bolivia de manera ilegal.

El paquistaní Umar Siyab había creado en Iquique la empresa Stefais Logistic, que le servía para comprar vehículos usados en el puerto y enviarlos a Bolivia, en un negocio en que él ganaba 500 dólares por cada motorizado y en Potosí el gobernador Mamani era el encargado del negocio a través de un testaferro.

Vehículos de esa procedencia circulan en todas las ciudades de Bolivia con documentación falsa, con placas ilegales, autorizados a circular por alcaldes que suplantan los registros legales y de esa manera los propietarios pueden comprar combustible subvencionado sin problemas.

El gobernador Mamani había comprado 41 ambulancias con este método, pagando cerca de 3 millones de dólares, aunque nunca llegaron. Fue acusado por ello, pero los jueces amigos del partido de gobierno lo declararon inocente.

Vista de la ciudad de Potosí, al pie del cerro Rico (REUTERS/Claudia Morales)Vista de la ciudad de Potosí, al pie del cerro Rico (REUTERS/Claudia Morales)

Pelea interna de Morales y Arce en el MAS

Los jueces que obedecen al partido de gobierno están sometidos ahora a la rivalidad de Evo Morales con Luis Arce por la conducción del MAS y la candidatura en las elecciones de 2025. Algunos de los jueces migrantes, que han cambiado tendencia dentro el partido ahora obedecen y Arce están tomando decisiones contrarias a los intereses del cocalero.

Con Mamani en la cárcel, Morales acusa a los jueces de haber actuado con criterios “racistas”, con lo que refuerza las sospechas de que su familia está involucrada en el negocio de los autos usados.

Que una mafia de Pakistán esté actuando en Bolivia es una novedad en una sociedad que está acostumbrada a las noticias sobre mafias brasileñas, mexicanas, colombianas y también rusas, pero en relación con el negocio de la droga. Nunca se había escuchado de mafiosos paquistaníes.

Los jueces que están cambiando de patrón entre los caudillos del MAS han contrariado a Morales al disponer el cierre de un mercado paralelo de la coca de Yungas en La Paz, que estaba a cargo de seguidores del “comandante” de Chapare.

El presidente de Bolivia, Luis Arce (izquierda) y el expresidente boliviano y líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, en una fotografía de archivo. EFE/Jorge Ábrego
El presidente de Bolivia, Luis Arce (izquierda) y el expresidente boliviano y líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, en una fotografía de archivo. EFE/Jorge Ábrego

La rivalidad produjo este fin de semana una batalla entre dirigentes del agro en el congreso de la Confederación de Campesinos, con el resultado de 450 heridos pero con dos dirigentes enfrentados.

Lucio Quispe es el dirigente de la confederación sindical elegido por el ala de Arce y Ponciano Colque es el elegido por la corriente de Morales, lo que deja a los campesinos en un conflicto, aunque todos saben que se trata de estructuras asalariadas.

Morales culpó a Arce de haber ordenado el uso de gases lacrimógenos en el local cerrado donde se realizaba el congreso, sólo porque quería impedir la elección de un dirigente de la corriente rival.

Dijo que Arce tiene actitudes criminales y llegó a decir que el actual presidente, que fue su ministro de economía durante trece años, es “neoliberal” porque trabajó en el Banco Central desde 1987, cuando gobernaba Víctor Paz Estenssoro, que se mantuvo en el cargo en los gobiernos de Jaime Paz Zamora y luego Gonzalo Sánchez de Lozada, de la corriente demócrata y liberal.

Imagen de archivo de una vendedora de coca mostrando su producto a unos compradores en un mercado de La Paz, Bolivia (REUTERS/Claudia Morales)Imagen de archivo de una vendedora de coca mostrando su producto a unos compradores en un mercado de La Paz, Bolivia (REUTERS/Claudia Morales)

Todo esto parece confirmar que Arce y Morales no están fingiendo cuando se enfrentan, como sospechan algunos analistas para quienes estos personajes se unirán para las elecciones, antes o después de ellas, y seguirán gobernando Bolivia con la ayuda del fraude que tienen montado.

Los seguidores de Morales le han dicho a Arce que debe buscar un partido que le permita ser candidato en 2025, porque el MAS tiene ya un candidato definido.

Dicen los analistas que Morales viajó dos veces a Caracas en las últimas semanas para estar seguro de que los expertos venezolanos que montaron el fraude van a estar en Bolivia en 2025 para ponerlo a punto.

Las encuestas no dan muchas posibilidades a los dirigentes masistas, pero siempre ocurre en las elecciones que los resultados les dan unas mayorías sorprendentes.

En 2019, los expertos de la OEA que observaron las elecciones llegaron a detectar 27 diferentes maneras que el MAS usa para modificar los resultados reales. Las autoridades electorales no han informado sobre las acciones que tomaron para evitar que esas formas de fraude se vuelvan a presentar, pero en 2020, de manera sorpresiva, Luis Arce obtuvo 55% de los votos.

Los opositores han pedido la revisión del padrón electoral o la llegada de expertos que hagan una auditoría que permita saber cuántos habitantes y cuántos votantes hay en Bolivia.

Por el momento, con el caso del narco uruguayo Sebastián Marset, que sigue prófugo, se confirmó que cualquier persona, nacional o extranjera, puede obtener dos o varios documentos de identidad, además de pasaportes, debido a que los sistemas de identificación personal están descontroladas.

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