Conozca la moneda actual más cara del mundo

Conozca la moneda actual más cara del mundo

El 22 de mayo de 2010 el programador estadounidense Laszlo Hanyecz tenía hambre. Y bitcoins, una moneda creada apenas un año antes, prácticamente desconocida y con un futuro incierto. Nunca nadie la había utilizado para comprar nada fuera de la web y carecía de cualquier anclaje vinculado a la economía real. Laszlo, uno de los pioneros que había confiado en la tecnología que respaldaba la moneda, decidió darle un empuje.

Ofreció en un foro de Internet 10.000 bitcoins a cambio de dos pizzas “con cebolla, pimientos, salchichas, champiñones, tomates… cosas normales”. Y un usuario, Jercos, aceptó. Ningún comercio admitía bitcoins, así que las compró con su tarjeta de crédito en la cadena Papa John’s y se las mandó a Laszlo.

Su valor, 41 dólares (35 euros). Fue la primera compra de bienes para la que se usó la nueva moneda, un hito que marcaría el principio de un rápido crecimiento de su valor. En enero de 2011 ya valían casi 10 veces más. Y al cierre de esta edición, esos 10.000 bitcoins tenían ya un valor de 27,46 millones de dólares (23,2 millones de euros).

Otro de los hitos que marcará para el futuro esta divisa ocurría a principios de este mes. La moneda superó sin grandes dramas la división prevista por la creación de Bitcoin Cash, una alternativa creada por algunos críticos para tratar de superar los problemas de velocidad en las transacciones.

La solución adoptada por la inmensa mayoría de los usuarios, mantenerse fiel a la moneda original y su solución técnica, permitirá conservar a la comunidad unida y demuestra que Bitcoin es fácilmente escalable si vuelve a presentarse el problema. En todo caso, más allá de las reacciones que esta división provoque en las próximas semanas, casi imposibles de predecir, aún mucha gente desconoce cómo funciona, se crea, se compra o quién está detrás de la criptomoneda más famosa.

¿Qué es un bitcoin?

El bitcoin fue la primera moneda virtual descentralizada. No tiene ningún Estado que la respalde ni una representación física en el mundo real. Se basa en anotaciones contables informáticas que son verificadas por nodos (ordenadores dedicados a esa labor) conectados a la red y registradas en una cadena (blockchain), que permite a cualquiera comprobar la existencia de todas las transacciones realizadas hasta el momento. Ninguna entidad lleva las cuentas ni responde del valor de la moneda. Son miles de ordenadores particulares por todo el mundo quienes realizan esa labor y el valor se establece por la ley de la oferta y la demanda.

Eso permite operar de espaldas a cualquier autoridad central, sea un Estado o un banco. Las cuentas no pueden ser congeladas y los pagos se hacen de persona a persona, sin ningún tipo de intermediación. Permiten pagos rápidos desde y a cualquier país del mundo, casi exentos de comisión y de forma irreversible, lo que aporta seguridad a quien recibe el dinero. Además es imposible de falsificar dado el complejo sistema de anotación criptográfica y permite cierto anonimato a sus usuarios. Los bitcoins están identificados a través de códigos públicos, compartidos por toda la red, pero no es necesario que esos códigos vayan ligados a ninguna identidad física. El propietario los controla a través de una clave que le da acceso a su monedero digital. Sin la clave, resulta imposible que nadie opere con ellos.

¿Cuánto vale y cuántos hay?

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta Bitcoin es la alta volatilidad que caracteriza a su cambio, con caídas y subidas del 30% y 40% en unos pocos días. En febrero de 2011 superó en valor al dólar y cuatro meses más tarde se cambiaba por 32. Su mayor subida llegó dos años después, entre octubre y noviembre de 2013, cuando pasó de los 202 a los 1.120 dólares. E inmediatamente llegó la corrección. Unos meses más tarde volvía a moverse en torno a los 200.

Cuando se editó este número un bitcoin se podía comprar por 2.746 dólares (2.326 euros), un poco menos que en su máximo histórico, casi 3.000 (2.541 euros), el pasado junio. Los altos precios se deben, en gran medida, a su escasez y la incapacidad de acelerar su creación para responder a la alta demanda. En la actualidad existen en circulación alrededor de 16,5 millones de bitcoins, con una capitalización cercana a los 45.000 millones de dólares (38.000 millones de euros). El ritmo de creación de nuevos bitcoins está prefijado. Cada diez minutos aproximadamente surge un nuevo paquete, aunque cada vez con menos monedas.

En mayo de 2140 se alcanzarán los 21 millones de unidades y entonces se detendrá su producción. El 99% de estos 21 millones estarán disponibles en 2030, mientras que el 1% restante se pondrá en circulación entre 2030 y 2140. Su carácter digital e inmaterial le permitirá, pese a su escasez y el altísimo precio de cada moneda, seguir siendo funcional para la compraventa de bienes. Cada bitcoin está dividido en 100.000.000 satoshis (en honor a su creador) la unidad mínima con la que se pueden hacer intercambios.

¿Cómo se pueden adquirir?

Lo primero que necesita el usuario es descargar un programa que le sirva como monedero electrónico en su ordenador o móvil. En él se guardarán las claves privadas que se necesitan para acceder a los bitcoins registrados. Sin ellas, quedarán fuera de la circulación y ni su propietario ni nadie podrá nunca más utilizarlos. Es importante encriptar y asegurar las claves, si no las protegemos alguien podría transferir a su cuenta todo nuestro capital. Una vez descargado el monedero, hay tres formas de obtener bitcoins: como pago por nuestros servicios, comprándolos directamente con otra divisa o a con la creación de nuevas monedas.

Nos centraremos, por el momento, en la segunda. Existen multitud de casas de cambio que nos permiten comprar bitcoins mediante otras divisas. Solo hace falta registrarse y, por la cantidad estipulada por el tipo de cambio de ese momento, adquirir la moneda. Son las casas de cambio quienes se encargan de casar las ofertas de venta con la demanda de compra en función de los precios propuestos. Las posibilidades de elección son inmensas. Algunas de las clásicas son Bitstamp, Coinbase, Kraken o Bitcoin.de, pero cada zona del mundo tiene sus casas más populares.

El pago se realiza con tarjeta de crédito y los bitcoins son enviados directamente al monedero electrónico del comprador. Idéntico sistema es válido para vender. El propietario acude a una de las casas de cambio y ofrece sus bitcoins. Cuando el sistema encuentra un comprador dispuesto a pagar el precio propuesto, la transacción se realiza automáticamente. Poco a poco empiezan a verse por la mayoría de grandes ciudades también cajeros que permiten obtener monedas de curso legal (euros o dólares normalmente, en billetes) a cambio de bitcoins o al revés. Y son cada vez más, aunque minoritarios aún, los comercios que los aceptan como pago.

¿Qué es el minado?

Es la única forma de conseguir bitcoins sin que sean parte del pago de otro usuario. Mientras que las monedas a las que estamos acostumbrados son emitidas por un Gobierno o banco central en función de sus necesidades, los bitcoins son descubiertos a un ritmo predeterminado por los mineros, miles de ordenadores puestos al servicio de la red por particulares y que se encargan de verificar el historial de transacciones de Bitcoin.

Dichas transacciones solo son válidas cuando esos nodos las verifican y sellan el apunte contable a través de una complicada operación matemática (hash) que evita falsificaciones. En función del número de mineros activos el problema será más o menos complicado y todos ellos compiten por ser quienes garanticen matemáticamente el apunte que más tarde el resto replica en sus apuntes. La recompensa a la resolución de ese problema son paquetes de bitcoins, que se generan cada diez minutos aproximadamente y premian al usuario responsable de ella. Desde el verano de 2016 cada paquete es de 12,5 bitcoins (antes 25 y al principio 50) y se irá reduciendo cada cuatro años a la mitad. Eso hace que la competencia cada vez sea mayor.

El sistema, ideado para descentralizar el minado y que cualquier usuario pudiera descubrir bitcoins, se ha pervertido con el paso del tiempo. La rentabilidad de la moneda ha provocado que muchos mineros (y empresas) se unan para conseguir una capacidad de procesamiento mayor. En China, donde la electricidad y los equipos, fundamentales para el minado, son más baratos, se han montado granjas donde cientos de ordenadores se dedican día y noche a la tarea. Además, la generación de bitcoins, más rápida en los primeros años, ha provocado que un puñado de personas acapare la mayoría de las monedas. Basta para muestra un botón. La fortuna del creador, Satoshi Nakamoto, se calcula en más un millón de bitcoins, el equivalente a cerca de 3.000 millones de dólares (2.541 millones de euros).

¿Quién está detrás de Bitcoin?

A finales de 2008, un programador o grupo de programadores bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto publicó un artículo en el que describía una nueva moneda y el protocolo para llevarla a cabo. En enero del año siguiente lanzaba el protocolo Bitcoin y su software de referencia, Bitcoin Core. Desde entonces la verdadera identidad de Nakamoto ha sido objeto de polémica. Diversas investigaciones le han identificado con personas reales, la última, Craig Steven Wright, una teoría confirmada por él mismo. Sin embargo, su negativa a aportar pruebas de ello ha deshinchado esa hipótesis.

¿Tiene un lado oscuro?

No ha faltado quien acuse a Bitcoin de servir para el tráfico de drogas, armas o el blanqueo de capitales por la falta de control que permite. Es cierto que muchos delincuentes la han usado para tapar sus huellas, pero no más que los billetes de 500 euros o las cuentas en paraísos fiscales.

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Granjas chinas. La rentabilidad del minado de bitcoins y el bajo precio de la electricidad, necesaria para ello, han hecho que China acapare la mayoría de las nuevas monedas.Foto: Paul Ratje/Getty Images

Otras criptodivisas
El auge de las hermanas pequeñas

Bitcoin fue sin duda la primera, la que abrió el camino, pero no es ni de lejos la única. Se calcula que existen más de 200 criptomonedas operativas en la actualidad, la mayoría sin prácticamente ningún valor, pero algunas con un razonable éxito económico.

La más famosa y que ya representa una alternativa viable a Bitcoin, es Etherum, que ha disparado su valor en el último año. Tiene la ventaja de que se mina más rápido y sin un protocolo decreciente. Además, sus transacciones son más veloces que en Bitcoin.

La segunda en prestigio, Litecoin, nació en 2011 para tratar de mejorar los aspectos más polémicos de Bitcoin. Permite su minado con unidades gráficas, algo imposible ya con Bitcoin, además de subir el límite de unidades hasta los 84 millones, algo que permite un reparto mayor entre usuarios.

Dash, creada en 2014, llevó al límite el anonimato propuesto por Bitcoin. De hecho, elimina el origen de la transacciones, algo que lo convierte en el método más seguro de pago. Junto a estas tres, otras dos merecen mención: Monero, basada en otro protocolo distinto a Bitcoin y minable con un ordenador de sobremesa, y Dogecoin, la líder en transacciones.

ElTiempo.Cl

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