Las restricciones financieras de emergencia que aplicó este mes el Gobierno de Mauricio Macri ayudaron a frenar un colapso de los mercados de Argentina por la incertidumbre electoral, pero el cuadro continúa frágil, según algunas variables con una reciente evolución llamativa.
Los controles fortalecieron las reservas del banco central, que sufrieron una sangría cuando los argentinos corrieron a los bancos para sacar sus dólares en medio de la crisis desatada tras las primarias del mes pasado.
La aplastante victoria del candidato opositor de centroizquierda Alberto Fernández en agosto dejó prácticamente sin chances de ser reelecto en los comicios de octubre al neoliberal Macri, el preferido de los inversores.
Ahora, el mercado se estabilizó y los depósitos dejaron de caer. Pero en el sistema financiero surgieron otras señales que causan resquemor y auguran nuevos problemas, como otra disparada de las tasas, una brecha entre diferentes tipos de cambio y un vuelco de los bancos al crédito a un día.
“Están pasando cosas debajo que muestran que hay desequilibrios. Hay una presión interna que no veo cómo se va a liberar de una manera gradual”, afirmó Alejandro Rodríguez, director del departamento de Economía de la Universidad del CEMA.
A medida que se acerca la votación del 27 de octubre, el riesgo de otra ola de desconfianza crece. “La psicología adversa está latente y ante cualquier chispazo, salimos todos a proteger nuestros ahorros (comprando divisas o retirando los depósitos de los bancos)”, dijo Victoria Giarrizzo, economista de la consultora Elypsis.
TASAS EXTREMAS
Mientras otros bancos centrales del mundo recortan sus tasas de referencia a mínimos para estimular la economía, el de Argentina (BCRA) las subió más de 10 puntos porcentuales en medio de la crisis de agosto, a más de 80%, unos niveles que aún sostiene para absorber pesos a fin de detener la alta inflación.
Sin embargo, semejante ajuste monetario corre el riesgo de resultar ineficiente, ya que los precios minoristas continúan su ascenso implacable por otros factores, más allá de lo que haga el banco central. Además, las elevadas tasas de interés podrían agudizar una recesión que en 2020 entrará en su tercer año.
BRECHA PREOCUPANTE
Los controles financieros del Gobierno apuntaron principalmente a las empresas, a las que se fijaron restricciones fuertes en el mercado cambiario normal. Esto hizo que aumentaran sus compras de dólares en el mercado alternativo de “contado con liquidación”, por medio del arbitraje con bonos.
La reorientación de la demanda de divisas causó un desplome del peso en ese segmento, abriendo una brecha con la cotización interbancaria y generando preocupaciones de que ese valor más débil del “contado con liqui” podría anticipar otra devaluación, como ocurrió con otras brechas similares en el pasado.
PASES CORTOS
Desde las primarias, los bancos comenzaron a acortar al mínimo de un día desde siete días la financiación que dan al BCRA como parte de sus operaciones de “pases pasivos”. Entre otras causas, esto se debería a que los prestamistas prefieren tener liquidez inmediata ante cualquier nueva salida de depósitos.
El total de pases subió a más de 150.000 millones de pesos (2.600 millones de dólares) frente a menos de 5.000 millones al inicio de agosto. Esto podría ser un recaudo de los bancos por si los ahorristas sacan unos depósitos especiales que pagan tasas altas, los “plazos fijos”, ante nuevos temores políticos.
RESERVAS EN RIESGO
Una caída brutal de las reservas del banco central por la fuga de los depósitos en dólares y las compras de divisas se frenó. Ahora el mercado se pregunta si Macri y Fernández coordinarán una transición ordenada como en otros países, evitando más tensión financiera.
“Los dos están alineados para cooperar y terminar los meses que faltan (del Gobierno de Macri) de la mejor manera posible”, dijo Constantino Hevia, profesor de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella. “Si hacen declaraciones incendiarias, el próximo Gobierno podría recibir un banco central quebrado”.
ALD/Reuters