Crece tensión entre Rusia y la OTAN ante invasión a Ucrania

La Guerra Fría terminó con la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética. Sin embargo, treinta años más tarde, se está produciendo una nueva escalada en el conflicto entre Estados Unidos y Rusia que amenaza con descongelar la antigua confrontación.

Antilavadodedinero / Infobae

En el medio está Ucrania que en estas horas despliega a la mitad de su ejército en la frontera este para intentar detener una posible invasión de las fuerzas rusas que se siguen acumulando del otro lado de la línea que separa a ambos países.

Desde Moscú niegan que tengan intención de cruzar nuevamente la frontera para defender a los separatistas prorusos de la región de Dombas. Y el presidente Vladimir Putin exige garantías contra la expansión de la OTAN, la alianza militar occidental, hacia el este. Mientras que Estados Unidos y los aliados de la OTAN, debaten su intervención. El menor error de interpretación puede lanzar una guerra.

En un intento por enfriar la situación, el secretario de Estado, Antony Blinken, se reunirá el jueves en Riga, Letonia, con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, en el marco de una cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

Antes, Blinken discutió con sus pares de los países europeos que integran la OTAN -entre los que no está Ucrania al no formar parte de la organización-, una posible respuesta a la movilización militar rusa en la frontera ucraniana.

No será fácil descomprimir la escalada cuando la retórica proveniente de Washington y Moscú continúa encendida y una cumbre programada entre Putin y el presidente estadounidense, Joe Biden, sigue sin confirmarse.

Si bien Ucrania no es miembro de la OTAN, la alianza se comprometió a preservar la soberanía de la antigua república soviética, que está alineada con Occidente desde 2014, cuando Moscú invadió y se anexionó Crimea y los separatistas respaldados por el Kremlin se apoderaron de una franja de territorio en el este de Ucrania, desencadenando un conflicto que sigue latente hasta hoy y que dejó más de 14.000 muertos. Kiev aspira a entrar en la OTAN y en la Unión Europea. Rusia no quiere que eso ocurra.

El gobierno ucraniano ordenó el despliegue de 125.000 soldados, aproximadamente la mitad de su ejército, en la región de Donbas, en el este de Ucrania.

En una ceremonia de acreditación de embajadores extranjeros en el Kremlin, Putin dijo que quiere “acuerdos concretos” con la OTAN para que la alianza no se expanda hacia la zona de influencia rusa. Eso incluiría no añadir nuevos miembros o sistemas de armamento, dijo. “Expresamos nuestra preocupación no sólo por el hecho de que la comunidad internacional actúe de forma desordenada y no pueda unirse para resolver problemas verdaderamente importantes, sino también por el modo en que nuestros socios se comportan con nuestro país, con Rusia, tratando por todos los medios de frenar nuestro desarrollo, de presionar con sanciones y de intensificar las tensiones en nuestras fronteras”, comentó Putin. “Esto es más que grave para nosotros”, añadió Putin. “En esta situación, Rusia está tomando las medidas técnico-militares adecuadas”.

Las autoridades estadounidenses y ucranianas expresaron su preocupación por la acumulación de casi 100.000 soldados a lo largo de la frontera ruso-ucraniana. Moscú califica sus actividades de “puramente defensivas” y acusa a Kiev de intenta provocar una confrontación.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, afirmó que el gobierno ucraniano desplegó 125.000 soldados, aproximadamente la mitad de su ejército, en la región de Donbas, en el este de Ucrania, escenario de un prolongado conflicto entre las fuerzas de Kiev y los separatistas respaldados por Moscú.

A principios de esta semana, Putin advirtió a Occidente contra el emplazamiento en Ucrania de sistemas de defensa antimisiles similares a los de Rumanía y Polonia, alegando que podrían ser armas ofensivas secretas capaces de llegar a Moscú en 10 minutos. “Entonces tendremos que crear algo similar a los que nos amenazan”, dijo Putin, refiriéndose al desarrollo de armas hipersónicas de su país.

Por su parte, Washington está tratando de establecer una posición unificada de la OTAN, que podría incluir nueva ayuda militar o sanciones, que disuada cualquier nueva acción militar de Rusia, pero que también evite proporcionar a Putin una justificación para responder con una invasión.

En un intento por enfriar la situación, el secretario de Estado Antony Blinken se reunirá en Riga, Letonia, con su homólogo ruso, Sergei Lavrov.

El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió el martes a los miembros de la alianza que deben prepararse para una confrontación. “Se puede discutir si la probabilidad de una incursión es del 20% o del 80%, no importa. Tenemos que estar preparados para lo peor”, dijo Stoltenberg. “No hay certeza, no hay claridad sobre cuáles son exactamente las intenciones rusas, y de hecho pueden evolucionar y cambiar”, añadió el jefe de la OTAN, señalando que “ya lo han hecho antes” en referencia a Crimea.

“Tenemos que transmitir un mensaje a Rusia de que no deben realizar una incursión militar en Ucrania. Siguen apoyando a los separatistas en Donbass. Y debemos disuadir, enviar el mensaje, de que no deben hacerlo de nuevo. Y esperemos que no lo hagan.

Pero, como he dicho, también tenemos que estar preparados para el otro escenario, el de que Rusia, una vez más, utilice la fuerza militar”, lanzó Stoltenberg.

Para complicar aún más las cosas, Rusia anunció que había ordenando al personal de la embajada estadounidense que ha estado en Moscú durante más de tres años que volara de regreso a casa a finales de enero. Dijo que había recurrido a “medidas de represalia” después de que el embajador ruso en Washington, Anatoly Antonov, informara que 27 diplomáticos rusos y sus familias tendrían que abandonar Estados Unidos el 30 de enero, y otros 27 diplomáticos tendrían que marcharse antes de junio, porque sus visados no fueron prorrogados por las autoridades estadounidenses.

La portavoz de la cancillería rusa dijo que Moscú consideraba la salida de los diplomáticos rusos como un acto de expulsión y que “nuestros socios estadounidenses nos han forzado a este tipo de juego”. Unas horas más tarde, el Kremlin también ordenó a todos sus diplomáticos acreditados en Ucrania que abandonen de inmediato el país y regresen a Moscú.

En el plano militar, hay evidencias de que la 41º división del ejército ruso, conocida también como Unidad de Despliegue de Armas Combinadas (CAA) se encuentra en Yelnya en la región de Smolensk. Gustav Gressel, investigador principal de política del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) dijo en una entrevista con la agencia Euronews que “desde ya, las fuerzas militares rusas en torno a Ucrania son bastante considerables, incluso sin que Rusia haga ningún despliegue especial, pero lo está haciendo”.

“Sabemos que en el campo de entrenamiento de Pogonovo se realizan muchos ejercicios y hemos visto allí algunos elementos de diferentes formaciones del Ejército de Tanques de la Primera Guardia”, explicó Gressel que tuvo acceso a la información de los satélites que están monitoreando la situación. “Y vemos que algunos elementos de unidades del 58º Ejército, que tiene su base en el norte del Cáucaso, fueron trasladados a Crimea y vemos una afluencia de equipos y personas a Crimea”.

“También vemos mucho tráfico de aviación militar en Rostov del Don: no aviones de ataque, sino aviones de transporte que entran y salen”, agregó Gressel. “Sabemos que Rusia ha movilizado algunas partes de la Guardia Nacional, tanto locales como de otras partes, y las ha enviado a Rostov del Don”.

El experto describió a esa zona fronteriza como “el eje central”. “Las cosas que llegan allí básicamente acaban infiltrándose en el Donbás”, explicó.

Ni Gressel ni otros analistas militares prevén una confrontación directa entre las fuerzas de Rusia y Estados Unidos en un futuro cercano, pero si las tropas del Kremlin entran en territorio ucraniano, lo más probable es que los cazabombarderos de la OTAN entren en juego.

Una situación extremadamente peligrosa en momentos en que el globo está sumido en una crisis pandémica sin precedentes, con otro conflicto latente en el indo-pacífico por el expansionismo de China y cuando intenta salir del parate económico de los últimos dos años.

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