En el contexto económico argentino, con una constante y acelerada devaluación de la moneda nacional, el dólar estadounidense es el activo de refugio de valor preferido.
Ante las trabas y limitaciones para adquirir dólares (o cualquier otra moneda extranjera) por vía legal, los «dólares cripto» son una alternativa cada vez más elegida.
Técnicamente llamadas stablecoins, estas son criptomonedas que replican en su cotización a otro activo, en este caso, el dólar estadounidense.
Sin embargo, también existen stablecoins del euro, del oro y hasta del peso argentino.
Básicamente, existen tres tipos de stablecoins, que son los siguientes:
- Respaldadas por dinero fíat e instrumentos financieros tradicionales (USDT, USDC y BUSD, entre otras).
- Respaldadas por criptomonedas (DAI, GHO y DoC, entre otras).
- Algorítmicas (UST y USDD, entre otras).
A continuación, veremos cómo funciona cada una de ellas, sus ventajas, desventajas y potenciales riesgos.
Stablecoins respaldadas por dinero fíat e instrumentos financieros tradicionales
El dinero fíat es el que es emitido por una entidad autorizada por mandato de Ley, usualmente el Banco Central de un país. Entre bitcoiners, el término suele usarse —ocasionalmente de manera despectiva— para referirse las monedas nacionales y diferenciarlas de bitcoin.
Hay stablecoins que están respaldadas 1:1 por divisas tradicionales (como dinero fíat, bonos del Tesoro, bonos empresariales, etcétera) en cuentas bancarias. Es decir, por cada token en circulación, hay un dólar estadounidense (u otra moneda correspondiente) depositado en una entidad financiera.
Entre las stablecoins que cumplen con esta característica se encuentran Tether (USDT), USD Coin (USDC), Binance USD (BUSD) y True USD (TUSD), entre muchas otras.
Una de las principales ventajas, que las convierte en las más utilizadas, es la estabilidad del precio. Dado que están respaldadas directamente por su activo subyacente (dólares o instrumentos financieros en dólares), su precio tiende a ser muy estable.
En cuanto a la confianza, su valor está garantizado por reservas de dinero real, que a menudo son auditadas por terceros.
Pero, a pesar de ser las stablecoins más utilizadas, tienen sus desventajas. La principal de ellas es la centralización que implica la necesidad de mantener reservas en cuentas bancarias. Estas cuentas están sujetas a regulaciones y a la potencial intervención de autoridades financieras. Además, si el banco o la entidad que custodia el respaldo fíat falla o hay problemas, podría cuestionarse la paridad 1:1 de la stablecoin.
Eso último fue lo que ocurrió con USDC en marzo de 2023. La quiebra del Sillicon Valley Bank, donde la empresa Circle, emisora de esa moneda, tenía parte de sus reservas, hizo que su cotización cayera cerca de 10 centavos. Durante un par de días, cada USDC cotizaba a 0,90 dólares. Como Circle tenía reservas en otras entidades para respaldar los USDC circulantes, finalmente recuperó la paridad con el dólar.
Stablecoins respaldadas por criptomonedas
Estas stablecoins están respaldadas por otras criptomonedas como ether (ETH), bitcoin (BTC) o inclusos otras stablecoins como USDT o USDC. La paridad se mantiene mediante mecanismos de colateralización y liquidación automática.
DAI, emitida por la organización descentralizada MakerDAO, es la principal criptomoneda colateralizada por otros activos digitales. Como se observa en el siguiente gráfico, entre las monedas que garantizan el valor de DAI se encuentran USDC y ETH. Además, recientemente han incorporado activos del mundo real (RWA), que pueden ser bienes raíces o bonos.
Colateral de DAI. Fuente: DaiStats.com
La principal ventaja de este tipo de stablecoins es su descentralización. No dependen de instituciones financieras tradicionales para mantener su valor.
También es destacable su transparencia. Los «smart contracts» (contratos inteligentes) que las rigen son públicos y verificables por cualquiera, a diferencia de lo que ocurre con las reservas de las stablecoins respaldadas por dinero fíat en cuentas bancarias.
Pero también tienen desventajas, entre ellas, la volatilidad del colateral. Si la cotización de la criptomoneda de respaldo cae drásticamente, puede llevar a liquidaciones masivas. Además, el hecho de depender de contratos inteligentes las hace más vulnerables a hackeos.
Stablecoins algorítmicas
Las stablecoins algorítmicas mantienen su paridad mediante algoritmos que ajustan automáticamente la oferta circulante en función de la demanda. Pueden hacerlo sin necesidad de colateral, o usando un token emitido por la misma organización como colateral (cuya oferta es regulada por mecanismos algorítmicos).
Las ventajas de un instrumento así es que no requieren respaldos físicos ni de criptomonedas, con lo cual están exentas del riesgo de cierre de cuentas bancarias, por ejemplo. Además, en teoría, pueden ajustar rápidamente su oferta para satisfacer cambios en la demanda.
La principal desventaja, es que, hasta el momento, no ha habido ninguna stablecoin algorímica que haya logrado ser exitosa y escalable para un uso masivo. Por lo tanto, a este tipo de criptomonedas podemos considerarlas dentro de una categoría experimental. Deberían utilizarse con suma precaución.
Si el mercado pierde confianza en el algoritmo o hay un fallo en su funcionamiento, podría desencadenar una rápida desestabilización del valor de la moneda. Eso fue lo que ocurrió en 2022 con UST (criptomoneda estable del ecosistema Terra-Luna). Las liquidaciones en su colateral (la criptomoneda TERRA, emitida por la misma organización) provocaron un «espiral de la muerte«, lo que terminó derrumbando la cotización de UST tal como se observa en el gráfico a continuación:
A mediados de 2022, UST perdió la paridad con el dólar y no volvió a recuperarla. Fuente: CoinMarketCap.
Sugerencia final
Para aquella persona que decida poner parte de sus ahorros en alguno de estos «dólares cripto«, podría resultar de utilidad la diversificación entre distintas stablecoins. De ese modo, se mitigarán los riesgos y se equilibrarán las ventajas y desventajas de todas ellas.
Además, puede resultar conveniente enfocarse solo en las que tienen mayor capitalización de mercados, como USDT, USDC y DAI, y no en las más pequeñas que, por lo tanto, son menos utilizadas o más nuevas y que podrían tener riesgos aún no descubiertos.