Los cubanos reaccionaron el jueves 28 de octubre con «dolor» e «incredulidad» al anuncio de las autoridades de que la inflación en los últimos 10 meses se ubicó en 60% para precios minoristas y hasta en 6.900% en el mercado informal de divisas, en medio de una severa escasez de alimentos y medicinas.
Antilavado de Dinero / DW.
«Me eduqué, crecí en este sistema y sin embargo nunca me imaginé que íbamos a sufrir porque (…) yo siento sufrimiento, siento dolor por muchas razones, pero como esto nunca», dijo a la AFP Elda Marina Quiñónez, una maestra de 69 años, al salir de un mercado con unas cebollas y hierbas para sazonar una olla de frijoles.
El presidente Miguel Díaz-Canel dijo el jueves, al clausurar el período ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que la reforma monetaria aplicada el 1 de enero pasado fue «un paso impostergable» para elevar la eficiencia empresarial, pero ha tenido «efectos indeseados sobre la vida de los ciudadanos que hoy se expresa sobre todo en la dañina inflación».
Esta reforma financiera implicó un aumento promedio de salarios de 450%, pero también alza de precios y servicios. El sueldo mínimo se estableció en 2.100 pesos mensuales (87 dólares).
El jefe de la comisión gubernamental encargada de implementar esta reforma, Marino Murillo, dio a conocer el miércoles que la inflación en precios minoristas fue de 60%.
Pero esa cifra «no pega con lo que la gente está viviendo. La gente está viviendo precios siete, 10 veces más grande», señaló Murillo. «Cuando le agregué los niveles del mercado informal (de divisas), la inflación sería mucho más grande», de 6.900%, reconoció.
Las divisas se intercambian cada día a mayor precio en el mercado negro. Muchos de los productos necesarios para la vida cotidiana de los cubanos solo se venden en tiendas en moneda extranjera, a las que no todos tienen acceso.
De esta manera, los revendedores a veces ofrecen al último consumidor los productos tres o cuatro veces más caros de lo que cuestan en estas tiendas, de por sí caras.
Cuba sufre una profunda crisis económica, con una contracción del PIB de 13% de enero de 2020 a septiembre de 2021 por los efectos de la pandemia del COVID-19 y por las sanciones económicas impuestas por el gobierno de Donald Trump y mantenida por su sucesor Joe Biden.