La investigación utilizó un software de inteligencia artificial para analizar delitos alrededor de 203.700 transacciones recientemente realizadas en la red Bitcoin, que en conjunto capitalizaban un estimado de USD $6.000 millones.
La investigación hizo uso de un software con inteligencia artificial que analizó los patrones subyacentes presentes en las operaciones. Dicho estudio también demostró que Bitcoin es uno de los vehículos menos adecuados para delinquir.
La investigación utilizó un software de inteligencia artificial para analizar alrededor de 203.700 transacciones recientemente realizadas en la red Bitcoin, que en conjunto capitalizaban un estimado de USD $6.000 millones.
Dicho software determinó que solo el 2% de las transacciones antes mencionadas hacían parte de actividades ilícitas, calificando un 21% como completamente legales, y el porcentaje restante no queda claro con qué intención fueron realizadas. Sin embargo, la estimación presentada por Elliptic y el MIT coincide con otro informe presentado por Chainalysis, el cual arroja que el 1% de las transacciones realizadas en la red durante 2019 están vinculadas con delitos.
El trabajo de investigación tenía como objetivo identificar patrones que ayuden a determinar si Bitcoin se utiliza para perpetuar delitos, especialmente entre personas no bancarizadas o entidades que operen de forma opaca.
Sobre el software utilizado
Tomando en cuenta que la red Bitcoin capitaliza desde su lanzamiento a la actualidad alrededor de 440 millones de transacciones, el trabajo del nuevo software permitiría automatizar el proceso de análisis y dotar a la inteligencia artificial de los conocimientos necesarios para identificar operaciones con fines ilícitos, evitando así la proliferación de falsos positivos.
Así lo confirmó Tom Robinsón, cofundador de Elliptic, quien también indicó que el software es sensible a identificar patrones como tal asociados con operaciones en la dark web, ataques de tipo ransomware y otras prácticas que involucren pagos con la criptomoneda.
Originalmente las operaciones con Bitcoin dotan a los usuarios de cierto anonimato a la hora de realizar actividades financieras, justamente porque cada operación está asociada con un código alfanumérico denominado
Un hash o función hash es cualquier función matemática utilizada para mapear datos de tamaño arbitrario a un conjunto de datos de tamaño fijo.
La palabra «hash» viene del idioma inglés y se traduce como «picadillo». La idea es que una vez que algo se pica en muchas partes, como por ejemplo cuando se raya un bloque de queso, es imposible volver a tener el bloque de queso original a partir de los pedazos rayados.
En el caso de las funciones hash, estas son funciones unidireccionales las cuales tienen como propiedad la imposibilidad de volver a formar los datos de entrada con los datos retornados por la función.
Los valores devueltos por las funciones hash son llamados valores hash, códigos hash, o hashes.
Las funciones hash son utilizadas generalmente en conjunción a tablas de hashes, una estructura de datos común en software para búsquedas rápidas de datos.
Las funciones hash aceleran las búsquedas al detectar registros duplicados dentro de un archivo grande. Las funciones hash son útiles en criptografía dado que permiten verificar fácilmente que datos de entrada correspondan a valores hash, si no se tiene la información de entrada, es deliberadamente difícil reconstruirla a partir del valor hash.
También se utilizan los hashes para asegurar la integridad de datos transmitidos por una red, como es el caso de las cadenas de bloques.» class=»glossaryLink » style=»box-sizing: border-box; background: transparent; color: rgb(51, 122, 183); text-decoration: none !important; transition: all 0.3s ease-in-out 0s; border-bottom: 1px dotted;»>hash, el cual da cuenta de la cantidad transferida y de los fondos alojados en las cuentas, sin revelar la identidad del propietario en cuestión.
Tras publicar el estudio, Elliptic también dejó a disposición de la comunidad el código del software para que otros creadores de soluciones puedan aprovechar las bondades que este ofrece.
Necesidad de mejores herramientas
Mark Weber, investigador del MIT, compartió algunas reflexiones sobre el trabajo realizado y la problemática que traen consigo la falta de acceso al ecosistema bancario, lo cual empuja a los menos favorecidos a operar con métodos que son imperceptibles para las autoridades policiales.
Weber detalló que las políticas contra el lavado de dinero (AML), aunque buscan reducir delitos vinculados con la legitimación y robo de capitales, muchas veces no tienen el impacto esperado y esto queda demostrado cuando salen a la luz grandes casos de corrupción, como los escándalos suscitados en Malasia y otras naciones que derivaron en pérdidas multimillonarias.
En este orden de ideas, Weber destacó la necesidad de herramientas que ayuden a detectar justamente esos patrones y prácticas desarrolladas por delincuentes que buscan seguir llevando a cabo este tipo de prácticas de forma impune, por lo que invita a utilizar nuevas tecnologías para hacer más seguros los sistemas financieros.
Bitcoin no es el mejor vehículo
Contrario a lo que muchos pudiesen pensar, el estudio demostró que Bitcoin no es el mejor mecanismo para perpetuar actividades ilegales, ya que las operaciones no son del todo anónimas y pueden ser perfectamente trazables a través de un explorador de bloques.
Estos resultados van de la mano con la postura de muchos entusiastas a favor de la moneda digital, quienes aseguran que los políticos realmente desconocen el potencial de la tecnología al vincularla con delitos cuando ese es el peor uso que se le puede dar.
Datos publicados por Europol en 2017 indican que la mayor parte de los delitos siguen perpetuándose a través de los sistemas bancarios, y en el último de los casos con pagos en efectivo. El organismo también detalló que apenas logran confiscar el 1% del capital comprometido en hechos de lavado de dinero y casos de corrupción.
ALD/ CoinDesk