La adopción generalizada de pagos digitales tiene el potencial de abordar las fricciones en los sistemas de pago existentes al mejorar el acceso a los servicios financieros, reducir las ineficiencias y reducir los costos. Al mismo tiempo, los servicios de pago deben ser supervisados y regulados adecuadamente para abordar los desafíos y riesgos relacionados con la estabilidad financiera, la protección del consumidor, la privacidad, los impuestos, la ciberseguridad, la resiliencia operativa, el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y la proliferación, la integridad del mercado, la gobernanza y la legalidad. certeza, entre otros.
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El sector público, a través de la provisión de moneda fiduciaria y la conducción de una política monetaria independiente, así como sus funciones reguladoras y supervisoras, juega un papel esencial para garantizar la seguridad y la eficiencia de los sistemas de pago, la estabilidad financiera y el logro de la macroeconomía. objetivos. Es en este contexto que varias autoridades del G7 están explorando las oportunidades y los riesgos asociados con las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC). La confianza en la estabilidad de los sistemas de pago nacionales y el sistema monetario internacional está respaldada por compromisos creíbles y duraderos del sector público con la transparencia, el estado de derecho y una gobernanza económica sólida. Estamos comprometidos a abordar las fricciones existentes dentro de los sistemas de pago y a fomentar la mejora continua.
El G7 continúa apoyando el trabajo del FSB, FATF, CPMI y otros organismos que establecen estándares para analizar los riesgos asociados y determinar las respuestas políticas adecuadas a los pagos digitales. En particular, el G7 subraya la importancia de la agenda del G20 para mejorar la eficiencia de los pagos transfronterizos y abordar los problemas regulatorios y de política pública que surgen de las monedas estables globales y otros acuerdos similares. El G7 continúa sosteniendo que ningún proyecto global de monedas estables debe comenzar a operar hasta que aborde adecuadamente los requisitos legales, regulatorios y de supervisión relevantes a través del diseño apropiado y adhiriéndose a los estándares aplicables.
Finalmente, el G7 está preocupado por la creciente amenaza de ataques de ransomware, particularmente a la luz de los actores maliciosos que atacan a sectores críticos en medio de la pandemia de COVID-19. Estos ataques, que a menudo implican pagos en criptoactivos, ponen en peligro funciones esenciales junto con nuestra seguridad y prosperidad colectivas. Afirmamos nuestra determinación de combatir esta amenaza tanto de forma colectiva como individual.