Las autoridades turcas y extranjeras han decomisado cantidades récord de cocaína procedentes de Suramérica hacia Turquía, en una muestra de la creciente importancia de los traficantes de este país en el despacho de narcóticos hacia mercados de Europa y Medio Oriente.
Antilavadodedinero / InSightCrime
A finales de junio, las autoridades ecuatorianas incautaron cerca de 850 kilos de cocaína en el puerto de Guayaquil de un contenedor de banano con destino a Turquía, según un comunicado de la policía. El cargamento era casi idéntico a otra carga interceptada en el puerto turco de Mersin en abril, también procedente de Guayaquil, cargado con más de 250 kilos de cocaína.
Los decomisos, según expertos consultados por InSight Crime, son apenas la punta del iceberg criminal, pues el crimen organizado turco —que ha dominado históricamente el tráfico de heroína en Europa— recurre cada vez más a la cocaína para compensar la caída de los precios del opiáceo.
Y aunque siguen siendo actores secundarios en Europa en comparación con las mafias italianas y albanesas, las redes turcas están tomando la delantera en el suministro de los mercados de cocaína más pequeños pero en desarrollo, llevando el polvo suramericano hacia Europa del Este, el Cáucaso y los pudientes petroestados del Golfo Pérsico.
A continuación, InSight Crime analiza tres razones por las que Turquía es el nuevo corredor transcontinental para la cocaína.
Conexiones con la heroína
Todo empezó en los cultivos de amapola. Desde los sesenta, los traficantes turcos han dominado el tráfico global de heroína, creando profundos entramados de corrupción en su país y una variopinta red de contactos en puertos, cadenas logísticas y bandas distribuidoras en toda Europa, como lo explica el profesor Ryan Gingeras, historiador de la Escuela Naval de Posgrados.
Para los ochenta, los traficantes turcos habían consolidado la llamada “Ruta de los Balcanes”: una moderna Ruta de la Seda con múltiples ramificaciones que transportaba opiáceos desde Irán y Afganistán, por territorio turco hacia Europa pasando por los Balcanes.
En ocasiones, favorecían a los Balcanes orientales, desviando la heroína hacia los clanes albaneses. Otras veces pasaban por Rumania o Moldavia, y pasaban la droga a mafias soviéticas. A menudo usaban canales marítimos para enviar la heroína directamente a los centros de despacho belgas o neerlandeses en Amberes y Róterdam.
Para cuando los gángsters turcos presos en España conocieron la primera generación de barones de la cocaína colombianos y gallegos, también en los ochenta, los turcos ya tenían los contactos, la infraestructura, la experiencia y la influencia política para traficar con lo que fuera, señaló Cengiz Erdinc, periodista investigativo turco y autor de un libro sobre el tráfico de narcóticos en Turquía.
“Era una relación basada en el intercambio de heroína, en ese entonces más costosa, por cocaína”, explicó Erdinc a InSight Crime. “En los noventa, se cambiaban 25 kilos de cocaína por un kilo de heroína”.
La heroína turca llegó a Suramérica, la cocaína colombiana se dirigió a Europa. No es claro cómo vendían la cocaína estos primeros gángsters turcos, comentó Erdinc, pero no debe haber sido difícil, considerando la presencia de bandas étnicas turcas en la mayoría de ciudades europeas.
Pronto, se realizarían en Turquía los primeros grandes decomisos de cocaína, entre ellos un cargamento de 750 kilos enviado desde Chile al puerto de Mersin en 1998. Luego, a comienzos de los 2000, la diversificación criminal pasó de la oportunidad a la necesidad, con la caída de los precios de la heroína en Europa y el paralelo al auge del mercado de la cocaína en el continente.
Los traficantes turcos comenzaron a echar mano de sus contactos en España, a la vez que explotaban la posición de Amberes y Róterdam como focos en crecimiento de cocaína para cambiar más heroína, señaló Erdinc.
En casa, parte de los antiguos clanes traficantes de heroína también comenzaron a invertir en cocaína y, para 2013, la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD) había registrado un crecimiento pronunciado de los flujos de cocaína por medio de Turquía y la ruta de los Balcanes.
“La procedencia de la cocaína que ingresaba a Europa por esta ruta parece variable. Es frecuente que la cocaína haga escala en África… En otros casos, los traficantes obtienen la cocaína directamente de Suramérica, con frecuencia desde Brasil”, anotó la ONUDD en su informe anual.
Las iniciativas turcas para asegurar el suministro de cocaína se vieron impulsadas por alianzas con infames capos, como Sito Miñanco, el narcotraficante más conocido de Galicia. Después de su captura más reciente en España en 2018, la policía dijo a los medios que trabajó varios años con las mafias turcas, primero con el tráfico de heroína y posteriormente con el trasiego de cocaína hacia y desde Turquía.
Más cerca de Turquía, para mediados de los 2010, el modesto mercado de la cocaína crecía en Oriente Medio, con incrementos notorios en los decomisos en la vecina Siria, Líbano e Israel, y se duplicaron en toda la región en 2016.
Con la demanda en aumento, los traficantes turcos empacaron maletas y cruzaron el Atlántico.
Los turcos en Latinoamérica
En 2016, las autoridades paraguayas detuvieron a un libanés, presuntamente con vínculos con el grupo militante Hezbollah, en una tentativa de traficar 39 kilos de cocaína hacia Turquía. Al año siguiente, sus dos cómplices turcos fueron detenidos en la misma ciudad, Ciudad del Este, uno de los principales focos de tráfico, cuando procesaban cocaína líquida y reclutaban correos humanos para volar hacia Europa.
Ellos fueron unos de los primeros turcos de una oleada de migración criminal europea a la región que se mantiene hoy en día. Al igual que sus homólogos en Europa continental, estos narcotraficantes y emisarios se ponen en contacto directamente con los productores locales para abastecerse de cocaína a bajos precios, según una investigación de InSight Crime publicada en 2021.
Y aunque los turcos parecían no tener las conexiones locales de vieja data de las que gozaban las mafias italianas, su fantástica infraestructura de transporte marítimo no tenía necesidad de subcontratar el tráfico y estaba en la capacidad de despachar su propia cocaína hacia Europa, según un informe de Europol y el Observatorio Europeo de la Droga y las Toxicomanías (EMCDDA, por sus siglas en inglés), publicado en 2019.
Esta proeza en el transporte marítimo permite explicar por qué se encuentran marinos turcos con frecuencia en los barcos que transportan cocaína a través del Atlántico. En 2018, por ejemplo, las autoridades españolas capturaron a siete turcos en un barco que cruzaba el océano Atlántico con 1,4 toneladas de cocaína, en lo que la policía calificó como la tercera operación relámpago contra traficantes turcos de cocaína en la época.
Desde entonces, en toda la región se han hecho capturas de poderosos traficantes turcos. En 2018, Venezuela desarticuló una red que usaba el principal aeropuerto del país para traficar narcóticos hacia Turquía, Líbano y Francia, y detuvo a uno de los cabecillas, de ascendencia turco-venezolana.
En octubre de 2021, un traficante turco convicto fue aprehendido con cerca de 100 kilos de cocaína en el valle de Huánuco en Perú, centro de producción del alcaloide.
Un mes después, la policía colombiana detuvo a un capo turco que se ocultaba en una villa de lujo en el departamento de Cundinamarca. Uno de los traficantes más buscados por las autoridades alemanas, celebraba reuniones de negocios con varios colombianos y extranjeros, como informó El Tiempo.
Algunos de esos traficantes pueden haber tenido nexos con dos grupos latinoamericanos vinculados al crimen organizado turco.
El primero es una de las disidencias de las disueltas FARC de Colombia, conocida como la Segunda Marquetalia. En mayo de 2021, la policía colombiana anunció el decomiso de más de 400 kilos de cocaína con destino a Turquía justo antes de su paso ilegal por la frontera hacia Venezuela para hacer escala hasta su destino final. La policía declaró que el cargamento fue el primero de una serie de alijos que había acordado entregar uno de los ahora extintos comandantes de las disidencias de las FARC.
El segundo es el mexicano Cartel de Sinaloa, aunque esta conexión no está muy clara aún. No se han interceptado cargamentos de cocaína mexicana en tránsito hacia Turquía ni hay reportes de miembros del Cartel de Sinaloa detenidos en ese país. Pero los expertos turcos en narcóticos insisten en que hay una conexión, y señalan una serie de videos publicados inicialmente en las redes sociales en 2020 que muestran a miembros armados del bando paramilitar de extrema derecha Lobos Grises de Turquía saludando al Cartel de Sinaloa y a su jefe Ismael Zambada García, alias “El Mayo
Se han publicado otros tres videos al menos en respuesta en México, que incluyen uno en el que aparecen tres personas con rifles de asalto mandando saludos a sus amigos de Turquía mientras que al fondo suena un himno nacionalista turco. Dos expertos en narcóticos afirmaron a InSight Crime que los Lobos Grises se destacan por el tráfico de cocaína hacia Turquía.
Otros afirman que la conexión Turquía-México nació décadas atrás. Un académico estadounidense dijo a El País que el Cartel de Sinaloa contrató en una ocasión a químicos turcos para refinar su producción de heroína. Pero esa historia parece reforzada, considerando que el historial del Cartel de Sinaloa en el tráfico de opiáceos es tan reconocido como el de Turquía.
Una ruta alterna para la cocaína
Los decomisos de cocaína se dispararon en Turquía después de 2017. Con los decomisos históricos de las autoridades norteamericanas y europeas, los traficantes comenzaron a buscar rutas alternativas para llevar su producto a estos mercados. Turquía era una ubicación ideal, según el informe sobre narcóticos de 2021, publicado por el gobierno turco.
Las interdicciones en todo el territorio nacional alcanzaron un récord de 1,4 toneladas en 2017, y a partir de allí presentaron incrementos constantes con 1,5 toneladas en 2018, 1,6 en 2019, y 1,9 en 2020, según cifras oficiales analizadas por InSight Crime.
En junio de 2020, las autoridades hallaron 4,9 toneladas de cocaína en el puerto colombiano de Buenaventura, ocultas en dos contenedores de caucho granulado, un descubrimiento impactante que puso de relieve el volumen de cargamentos de cocaína que podían haber pasado sin ser detectados.
A partir de entonces, los decomisos han sido enormes y frecuentes. En junio de 2021, Turquía hizo su mayor decomiso de cocaína en suelo nacional, de 1,3 toneladas en el puerto de Mersin, seguido de otros 463 kilos la semana siguiente.
En mayo del mismo año, se descubrieron 600 kilos de cocaína en Panamá, en ruta hacia Mersin, y pocos meses antes, las autoridades españolas confiscaron casi tres toneladas en una embarcación con tripulación turca.
Luego, en agosto de 2021, las autoridades brasileñas hallaron 1,3 toneladas de cocaína a bordo de un jet privado registrado en Turquía, nuevamente con tripulación turca.
En 2022, se habían decomisado cargamentos de cocaína con destino a Turquía en Ecuador, África Occidental y Malta, así como en la misma Turqu
Aunque el grueso de esta cocaína solo pasa por Turquía, una minoría en aumento se está quedando en el país, según un informe publicado en 2019 por el EMCDDA. El mercado interno del alcaloide tuvo una expansión récord entre 2007 y 2017, con un incremento de diez veces en los decomisos de drogas en dicho periodo.
«El mercado de cocaína en Turquía está creciendo. El número de adictos a la cocaína y arrestos policiales ha aumentado exponencialmente», dijo el Dr. Mahmut Cengiz, exjefe turco de lucha contra el narcotráfico y ahora profesor asociado en el Centro de Terrorismo, Crimen Transnacional y Corrupción de la Universidad George Mason.
Según el informe del EMCDDA de 2019, el consumo de crack también se está extendiendo en las principales ciudades, incluida Estambul, un signo de estabilización de las cadenas de suministro de drogas y de maduración de los mercados locales de cocaína.
«Creo firmemente que se produce localmente… Los grupos nigerianos dominan la cocaína [distribución] y están involucrados principalmente en la producción de crack con sus homólogos turcos», dijo Cengiz a InSight Crime.