El lunes 14 de diciembre, la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados convocó a una sesión extraordinaria para discutir la controversia sobre la reforma a la Ley del Banco de México.
AntilavadoDeDinero / infobae.com
Uno de los especialistas participantes fue el director de HSBC México, Jorge Arce. El banquero advirtió que, si la reforma es aprobada como está escrita, sin modificaciones, puede convertir a México en un “imán para el lavado de dinero”. Dio como ejemplo el caso del corporativo HSBC en 2012.
Ese año, el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos publicó un documento con los resultados de su investigación a la banquera británica. Ese diciembre, el Departamento de la Defensa norteamericano la acusó de fracasar en la implementación de mecanismos para impedir el lavado de dinero.
De acuerdo con la agencia Reuters, las investigaciones encontraron que la sucursal mexicana del banco estaba clasificada como una rama “de bajo riesgo”, por lo que la mayoría de las operaciones entre ésta y la sucursal estadounidense no estaban vigiladas. Esto logró que 670 mil millones de dólares pasaran de los bancos mexicanos a los estadounidenses sin algún intermediario que observara operaciones sospechosas.
Entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Norte del Valle en Colombia lavaron 881 millones de dólares.
Los agentes financieros de ambos países advirtieron que necesitaban más filtros, pero el banco no hizo nada para resolver el desabasto de empleados capacitados para analizar transacciones millonarias. El Departamento de Justicia declaró que el banco tenía, en promedio, a una persona para analizar las operaciones de entre 500 y 600 clientes.
Los grupos del crimen organizado conocían este descuido en la operación de la transnacional y lo aprovecharon para convertirla en su lavadora de dinero. De acuerdo con el reportaje de Reuters, los narcotraficantes mexicanos empezaron a usar unas cajas diseñadas especialmente para caber en los espacios de las ventanillas bancarias y agilizar los depósitos de efectivo diarios.
Las operaciones consistían en miles de dólares por depósito, que hubieran levantado sospechas de tener monitores para observarlas. El dinero era automáticamente transferido a cuentas estadounidenses. Una vez ahí, cualquier retiro subsecuente estaría “limpio”.
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