Dos paracaidistas venezolanos se estrellan con Cambio 16, que está investigada

Dos paracaidistas venezolanos se estrellan con Cambio 16 . Los Neri compraron la histórica revista con la promesa de devolverla a la gloria. Ahora acumulan pérdidas, condenas por despidos improcedentes y una querella.

Antilavadodedinero / Economiadigital

A finales de 2014, dos hermanos paracaidistas venezolanos saltaron de los aires para aterrizar en Cambio 16, la histórica revista que hizo historia en la transición española y que fue referencia durante varias décadas. Jorge Neri Bonilla, el cerebro de la familia, prometió a la plantilla, a los accionistas y a los anunciantes que levantaría el producto en declive para devolverlo a su etapa de mayor esplendor.

Prometió mejorar el diseño, la maquetación, los temas de investigación y el periodismo crítico, tan necesario para una democracia sana. Jorge, abogado de formación, con experiencia laboral en Estados Unidos y con excelentes conexiones con el chavismo, había diseñado la operación empresarial. Francisco, su hermano, ha sido paracaidista profesional. Y no solo por dar saltos al vacío en proyectos empresariales sino también por organizar saltos en Venezuela patrocinados por Red Bull.

Los Neri no tenían demasiado conocimiento del mercado editorial español. Pero creían que tampoco lo necesitaban. Cuatro años después, la revista atraviesa su momento más delicado. Luego de que la mayor parte de los trabajadores se han marchado o han sido despedidos, los hermanos Neri acumulan pérdidas millonarias, han perdido casi todos los juicios por despido improcedente y se enfrentan a una querella por blanqueo de capitales que ha sido admitida a trámite y por la cual están siendo investigados.

Caracas-Luxemburgo-Madrid

Los Neri centralizan la gestión de la mítica revista a través de una sociedad, EIG Multimedia, que registró pérdidas por casi un millón de euros en 2015, su primer año de operaciones. Pero desde entonces, la compañía no ha depositado sus cuentas en el Registro Mercantil. Fuentes cercanas a la compañía estiman las pérdidas de 2016 en dos millones y las de 2017 en un millón, lo que sumaría unos cuatro millones en cuatro años.

Este diario ha contactado con Jorge Neri, dueño de la revista y del grupo periodístico, pero ha declinado hacer comentarios sobre la situación de su empresa. Ha delegado en su lugar al periodista Gorka Landáburu, director de la revista y que sufrió un atentado de ETA en 2001.

Landáburu asegura que la sociedad se encamina a un punto de equilibrio aunque reconoce que las pérdidas continúan. Confiesa que no está al tanto del origen del dinero con el que la familia venezolana adquirió la compañía. “Lo que me interesa es que la revista se mantenga, que salga cada mes y que se paguen los sueldos. La realidad del mercado editorial español es conocida por todos y mi preocupación es que el proyecto continúe”, asegura el periodista.

El grupo empresarial, con sede en Luxemburgo, dice haber depositado las cuentas en el Registro Mercantil, aunque las cuentas siguen sin aparecer. Se desconoce el resultado financiero pero un antiguo accionista, Manuel Domínguez, se ha querellado con la empresa por apropiación indebida y blanqueo de capitales. El exsocio está convencido de que hay ánimo de blanqueo y que poco importan las pérdidas.

“Los Neri no niegan tener ramificaciones en Luxemburgo, pero tienen pánico de ser relacionados con el chavismo. Parece que ideológicamente no comparten principios, pero hicieron negocios con ellos”, explica un extrabajador del grupo y conocedor de las ramificaciones empresariales.

Los Neri fueron organizadores de eventos de primer nivel del chavismo a través de la empresa Sinergia Total. Fuentes cercanas a la compañía aseguran que la compañía ha organizado los actos más emblemáticos del chavismo en Caracas. 

En sus círculos privados, los hermanos critican de forma furibunda al chavismo y, sobre todo, al madurismo. Jorge Neri también ha capitaneado la consultora petrolera Potentium, que trabajaba en estrecha con la petrolera estatal venezolana. Neri, que intenta tejer cercanía y amistad en España con el PP de Cristina Cifuentes y con el entorno cercano de Albert Rivera (a quienes Cambio 16 otorgó el reconocimiento anual), no ha ocultado la visión positiva que tuvo de la gestión chavista.

“En los últimos años, la República Bolivariana de Venezuela, a través de su compañía estatal de petróleo PDVSA, ha desarrollado un marco ventajoso para la inversión privada y extranjera”, explica Neri en un artículo publicado en su perfil de LinkedIn.

“Venezuela ha profundizado en las ventajas para incentivar las inversiones en su sector petrolero, como la declaración de la FPO como zona económica especial, reduciendo la carga fiscal”, agrega el empresario que invitaba a invertir en Venezuela por la supuesta seguridad jurídica que ofrece el gobierno de Nicolás Maduro.

Vestimenta “de éxito” y yoga

Además de Cambio 16, los Neri cuentan con Energía 16, una publicación de contenidos energéticos que intentaba ser una plataforma de influencia para sus negocios. Cuatro años después de la adquisición, un grupo muy reducido de periodistas en España produce el contenido. Desde unas oficinas en Venezuela se gestiona la web con costes mucho más reducidos.

En medio, una sangría en el personal dejó transformado el grupo. “Más de una decena de trabajadores lo llevaron a juicio por despido improcedente. Y en todos perdieron. Tuvieron que pagar indemnizaciones y sólo lograron retrasar el juicio del exdirector Daniel Lozano por alegar que la compañía debió ser notificada en Luxemburgo y no en Madrid”, explica un extrabajador.

Entre la plantilla fue célebre la normativa impuesta por los nuevos dueños: ropa acorde con la imagen de éxito que la empresa pretende proyectar. También son conocidas las clases de yoga a las que los periodistas fueron invitados a participar durante las jornadas laborales.

La compañía reconoce los juicios perdidos, las indemnizaciones que ha tenido que pagar, la querella que afronta y las pérdidas recurrentes. Pero los dueños no decaen. Parecen estar dispuestos a seguir inyectando millones de euros a la revista para que continúe operativa y les siga dando alas. Como Red Bull. 

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