Tras una nueva masacre carcelaria, las autoridades de Ecuador vuelven a afirmar que los dos carteles más grandes de México están detrás de la guerra de pandillas en el país suramericano, mediante la entrega de armas y dinero a los grupos asociados con ellos.
Antilavado de Dinero / In Sight Crime.
Los días 12 y 13 de noviembre, los motines en la Penitenciaría del Litoral, en la ciudad portuaria de Guayaquil, dejaron un saldo de al menos 68 internos muertos y otros 25 heridos. Esta es la tercera masacre de este año en Ecuador, donde la violencia carcelaria ha causado la muerte de 320 personas solo en 2021, principalmente en la prisión del Litoral.
Esta ola de violencia ha sido causada por una guerra entre Los Choneros —que alguna vez fueron la pandilla más grande de Ecuador y han prestado servicio de transporte para los cargamentos de cocaína de grupos colombianos y mexicanos— y varios de sus rivales, como los Lobos, los Tiguerones, los Chone Killers y los Lagartos.
El gobierno cree que el conflicto se ha visto agravado por la participación del Cartel de Sinaloa, organización mexicana que respalda a Los Choneros, y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que apoya a sus rivales.
“Ya no nos enfrentamos a la delincuencia común sino a los más grandes carteles de la droga de todo el mundo”, dijo el presidente Guillermo Lasso en una alocución ante la nación el 15 de noviembre, agregando que “Ecuador se encuentra bajo una grave amenaza externa por el ataque de las mafias del narcotráfico”.
Para Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia de Ecuador, es claro quiénes son los culpables. “La violencia se disparó cuando las bandas criminales locales comenzaron a trabajar para el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación, dos organizaciones mexicanas rivales”, como afirma el exfuncionario en un informe de The Guardian.
“El nivel de corrupción es tan alto que el personal y los agentes de la prisión son totalmente corruptos y los presos son quienes dirigen la cárcel”, agrega Pazmiño.
Análisis de InSight Crime
El verdadero nivel de participación de los principales carteles mexicanos en la violencia en Ecuador es difícil de comprobar, al igual que en gran parte de la región.
Las armas de alto calibre que llegan a manos de Los Choneros y Los Lobos, así como las conexiones necesarias para transportar las enormes cantidades de cocaína que pasan por Ecuador, en efecto indican que existe cooperación.
En años previos a la actual explosión de violencia en Ecuador, se sabía de la relación del Cartel de Sinaloa con Los Choneros, quienes transportaban cocaína del grupo mexicano desde la frontera colombiana hasta Guayaquil y otras ciudades portuarias.
También es muy probable que el CJNG hiciera alianzas con los rivales de Los Choneros y les proveyera armas para luchar por el control de las mejores rutas del narcotráfico en Ecuador.
“Es claro que existe cierto nivel de cooperación”, dijo una fuente del gobierno en Guayaquil, quien pidió mantener su nombre en reserva por razones de seguridad. “Salen pequeñas lanchas rápidas y avionetas cargadas de drogas y regresan llenas de dinero y armas”.
InSight Crime ya ha informado sobre Telmo Castro, “la ficha del Cartel de Sinaloa en Ecuador”, quien participó en la creación del canal de la cocaína entre la pandilla mexicana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Castro trabajó con Jorge Cifuentes, un importante operador del Cartel de Sinaloa, para construir pistas clandestinas, organizar narcovuelos y crear infraestructura semipermanente.
Tras el asesinato de Castro, que también ocurrió en la Penitenciaría del Litoral en Guayaquil, en diciembre de 2019, la investigación de InSight Crime permitió establecer que el Cartel de Sinaloa había dejado de utilizar operadores fijos en Ecuador. En su lugar, enviaba pequeños grupos de intermediarios que organizaban la logística de tráfico con los grupos y luego se marchaban. El CJNG podría estar haciendo lo mismo, dado su alcance y sus recursos financieros.
Los recientes arrestos de ciudadanos mexicanos en Ecuador confirman las conexiones con el narcotráfico, pero no con el nivel que se está sugiriendo en relación con las masacres en las prisiones.
Y a diferencia de Colombia y Venezuela, la mayor parte de la información sigue siendo ambigua. En marzo de este año, algunos militares se refirieron a 13 grupos a lo largo de la frontera entre Ecuador y Colombia que tienen conexiones con el crimen organizado mexicano, pero no ofrecieron mayores detalles.
Para Arturo Torres, periodista local con amplia experiencia en el cubrimiento del crimen organizado en Ecuador, esto no es nada nuevo.
“Las investigaciones policiales no han demostrado de manera concluyente cómo operan las relaciones entre las pandillas ecuatorianas y los carteles mexicanos”, dijo a InSight Crime.
Considera que esto es el resultado de una completa falta de trabajo de inteligencia y coordinación entre las fuerzas de seguridad. “Estamos tan abrumados por las incautaciones de drogas que no tenemos la capacidad de realizar investigaciones de largo aliento que revelen las conexiones exactas con los carteles mexicanos”, agregó Torres.