En un artículo para el Wall Street Journal, la analista Mary Anastasia O`Grady explora las tensas relaciones que el gobierno del presidente Nayib Bukele mantiene con Estados Unidos, en medio de un creciente acercamiento del país con China y cómo esta nación asiática podría tener otros intereses en la región en un escenario en el cual el Golfo de Fonseca sería su objetivo final.
Antilavadodedinero / ElSalvador
“Acá entra China, que está merodeando Centroamérica como un buitre. Craig Faller, alto mando de la US. Navy de Estados Unidos, advirtió de los peligros de la expansión china en el hemisferio occidental el año pasado en un evento sostenido por el Instituto Proyecto 2049. El entonces comandante del Comando Sur de Estados Unidos también mostró preocupación por el nexo con los grupos criminales, los cuales “prosperan y son alimentados por la corrupción” de regímenes autoritarios”, escribe O`Grady en su columna titulada “Los nuevos amigos de China en Centroamérica, el presidente salvadoreño Nayib Bukele está cortejando a Pekín y coqueteando con matones”.
Para la columnista, China podría tener intereses geopolíticos en el Golfo de Fonseca, un enclave compartido entre El Salvador, Honduras y Nicaragua. O`Grady describe un escenario en el cual el gobierno de Bukele podría revivir un proyecto del gobierno del FMLN de 2018 en el cual China operaría el Puerto de La Unión, en ese golfo.
Recuerda además, como Daniel Ortega en Nicaragua acaba de romper relaciones con Taiwán y las ha abierto con China y cómo la presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro, está más cerca de China al ser de izquierda radical.
“Los críticos del presidente (Bukele) y analistas políticos se preguntan, con buenas razones, si hay un canje por el estadio. Un área de preocupación es el Golfo de Fonseca, rodeada por El Salvador, Nicaragua y Honduras, escribe la columnista en relación al anuncio de que China iniciará este año la construcción de un moderno estadio de fútbol en El Salvador.
Y enumera cómo Bukele acaba de aprobar una Ley de expropiación que facilita la expropiación de tierras con la mera aceptación del caso por parte de un juez.
“La mayor preocupación es que la Ley de expropiación podría ser parte de un plan para revivir una propuesta de 2018 del gobierno del FMLN de modernizar el Puerto de La Unión con China como operador. La embajadora Jean Manes advirtió en esa época que el plan era parte de una estrategia china de tener una vía dentro del Hemisferio Occidental. Debido al poco profundo calado del Golfo difícilmente podría tratarse de un interés económico dentro del plan. Pero entonces, el Almirante Faller observó que el modus operandi de China en la región es “aparentemente juegos suaves y volverlos en objetivos de poder e influencia”, argumenta la experta.
Tensa relación con EE.UU.
En su artículo, O`Grady contrasta cómo las informaciones de que el gobierno de Bukele contrató a una firma de lobistas en Washington por $1 millón para mejorar las relaciones con el gobierno de Joe Biden no prosperan por el “flirteo” que mantiene Bukele con Pekín.
“El exfuncionario del Departamento de Estado Tom Shannon es uno de los agentes extranjeros registrados en esa cuenta de lobby para El Salvador. Casi 10 meses después, ni siquiera las habilidades del Sr. Shannon han logrado hacer brillar la empañada imagen del presidente salvadoreño dentro del gobierno de Estados Unidos”, afirma la columnista.
Y enfatiza que “el problema” es que Bukele sigue estrechando lazos con China.
“El problema es que mientras el ex diplomático de Estados Unidos ha sudado por la causa en el circuito de cocteles y almuerzos políticos de Washington, el Señor Bukele ha estado cortejando a China y coqueteando con organizaciones criminales transnacionales”, afirma en relación a las acusaciones que hizo el Departamento del Tesoro de dos de sus funcionarios de entablar negociaciones con pandillas.
La editora del Wall Street Journal también recuerda las sanciones que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso a dos funcionarios de Bukele, Osiris Luna y Carlos Marroquín, a quienes acusa de negociar con las pandillas en nombre del gobierno.
“El Tesoro dijo que el gobierno del Sr. Bukele pagó “incentivos financieros” a los criminales para detener la “violencia de las pandillas y el número de homicidios”. El comunicado dice que “cabecillas de pandillas también acordaron proveer soporte político” al partido de Bukele Nuevas Ideas en las elecciones. Excelente cliente”, escribe la periodista.
Relación con José Luis Merino
O`Grady también explora la relación de Bukele con el dirigente del FMLN José Luis Merino y afirma que muchos de los allegados al mandatario pertenecen al círculo de Merino al recordar que Bukele inició su carrera política en el FMLN y luego rompió con el partido de izquierda para lanzarse como aspirante presidencial.
“El FMLN hoy lo considera un adversario, un hecho que él ha usado para congraciarse con algunos republicanos. Aunque el FMLN está dividido, los salvadoreños saben que la carrera política del señor Bukele fue lanzada por el fundador del partido, el marxista José Luis Merino y que los lugartenientes más cercanos del Sr. Bukele están relacionados con Merino”, afirma en su columna.
Pero va más allá. Afirma que esto debería poner en alerta, pues recuerda las informaciones conocidas en 2008 cuando el gobierno colombiano decomisó computadoras a dirigentes de las FARC en un operativo y como el alias de guerra de Merino apareció en ellas, según reveló el diario español El País en esa època.
“Esto debería ser una bandera roja de alerta. En 2008, el alias de guerra de Merino, Comandante Ramiro Vásquez, apareció como un vendedor de armas y lavador de dinero en comunicaciones interceptadas entre miembros de la guerrilla colombiana de las FARC”, escribe la columnista.