El máximo responsable militar de Estados Unidos para Sudamérica, almirante Craig Faller, asegura haber detectado un alarmante «incremento del narcotráfico de Colombia a Venezuela» y que el régimen de Nicolás Maduro se está valiendo de la venta de droga para «financiar sus actividades ilícitas».
Antilavadodedinero / ABC
Tanto las fuerzas armadas como la inteligencia de EE.UU. han concluido que una de las últimas vías de financiación del régimen chavista es la venta de droga al exterior, por las rutas del Caribe y Centroamérica. Ante el peso de las sanciones, Maduro ha recurrido, según investiga el ministerio fiscal estadounidense, a un incremento del narcotráfico, incluso dejando que Venezuela sea una vía de salida de las sustancias ilegales desde Colombia.
«El éxodo forzado por Maduro [de casi cinco millones de personas] se suma a que este utilice el narcotráfico para financiar sus actividades ilícitas. Hemos detectado el incremento del narcotráfico de Colombia a Venezuela y de esas naciones a través del Caribe hasta Centroamérica y es una preocupación», declaró Faller durante una visita el jueves a Panamá de la que informa Efe.
Faller visitó Panamá para afianzar la cooperación en la lucha contra la corrupción, el lavado de activos y el narcotráfico, justo nueve meses después de que el Comando Sur, que él mismo dirige, lanzara una gran operación de lucha contra el narcotráfico en el Caribe y Centroamérica.
Estas declaraciones de Faller llegan apenas una semana después de que la Comisión de Política sobre Narcotráfico en el Continente Americano enviara al Capitolio un informe oficial en el que afirmaba: «El crimen organizado, impulsado en gran parte, pero no exclusivamente, por el tráfico ilegal de drogas, también amenaza a las aún frágiles democracias de la región.
El ejemplo más extremo es Venezuela, una democracia que se ha convertido en dictadura, desafiando las sanciones financieras con la ayuda no solo de otros estados hostiles, como Cuba, Rusia e Irán, sino también de organizaciones criminales transnacionales, incluidos los traficantes de drogas ilegales y oro».
Según dice esa Comisión, bipartidista y que informa a las dos cámaras del poder legislativo aquí en Washington, «Venezuela ha sido durante mucho tiempo un refugio para los grupos guerrilleros colombianos. Durante las últimas dos décadas, se ha convertido en un país de tránsito cada vez más importante, especialmente para la cocaína con destino a los mercados europeos». Además, la Fiscalía de EE.UU. presentó en marzo cargos por narcotráfico contra Maduro, 11 colaboradores suyos y dos dirigentes de la guerrilla colombiana de las FARC.
El gobierno norteamericano ha ofrecido además hasta 50 millones de dólares (41 millones de euros) por información que permita la captura de cualquiera de los imputados, 15 millones por Maduro y 10 por algunos de los demás, como el «número dos» Diosdado Cabello.
Según las investigaciones de la fiscalía el régimen venezolano ha inundado EE.UU. de cocaína en las pasadas dos décadas. Estiman los fiscales que las rutas abiertas por el régimen que hoy preside Maduro con asistencia de la guerrilla colombiana han servido para inyectar en el mercado de la droga estadounidense hasta 250 toneladas métricas de cocaína. Si Maduro llegara a ser extraditado, se enfrenta a un juicio y una pena máxima de 50 años.
Injerencia iraní
Hace unos meses Faller ya dijo que el régimen chavista había invitado a Venezuela a varios centenares de funcionarios, militares y técnicos de la República Islámica de Irán para que trataran de salvar del colapso completo el sector del petróleo y los hidrocarburos. Según dijo Faller en marzo, «en tiempos recientes ha habido un repunte de acciones iraníes para introducir la Fuerza Quds en Venezuela».
El almirante afirma que el Pentágono «observa de cerca cualquier actividad maligna iraní y su fomento de la inseguridad y la inestabilidad». Con Irán, dijo Faller, «cualquier cosa es posible, y sabemos que uno de los satélites de Irán, Hizbolá, tiene fuertes conexiones en esta zona del mundo».
La aerolínea iraní que ha realizado los vuelos a Venezuela es la estatal Mahan, sancionada en 2011 por el Tesoro de EE.UU. por ser un brazo logístico de la Fuerza Quds, unidad de la Guardia Revolucionaria Islámica especializada en operaciones de injerencia internacional, desde Asia hasta América. La inteligencia norteamericana sospecha que esa ruta entre Venezuela e Irán, con escalas en Siria, se ha utilizado en el pasado para el tráfico de cocaína y otros estupefacientes, con los que la milicia libanesa Hezbolá, amparada y financiada por Irán, ha ayudado al régimen de Maduro a blanquear dinero.
Bajo la supervisión del Comando Sur, y el almirante Faller, las fuerzas armadas estadounidenses se movilizaron en marzo a aguas internacionales frente a las costas de Venezuela para operaciones en la lucha contra el narcotráfico. Según dijo entonces Donald Trumpen la Casa Blanca rodeado de la plana mayor de su gobierno: «No podemos permitir que los carteles de la droga exploten la pandemia para poner en riesgo vidas estadounidenses».
Se movilizaron entonces soldados de infantería, marinos, y miembros del Marine Corps, la Fuerza Aérea y la Guarda Costera en un complejo dispositivo para interrumpir tres rutas de la droga: de Venezuela a las islas del Caribe y a Centroamérica, y de Colombia a Centroamérica. El objetivo era reducir la llegada de cocaína, las metanfetaminas, el fentanilo y otros estupefacientes a EE.UU.
Tras esa movilización se ha llegado a doblar la presencia de la Armada en el Caribe para operaciones de lucha antidroga. Algunas de esas rutas, sobre todo las que van por tierra, se vigilan desde el aire, por la Fuerza Aérea.