Dos hermanos que dirigían varios centros de tratamiento de adicciones en el sur de Florida fueron condenados a 15 y 8 años de cárcel por defraudar 112 millones de dólares en servicios de desintoxicación que nunca brindaron, o que eran innecesarios, informó este lunes el Departamento de Justicia de EE.UU.
Antilavadodedinero / swissinfo
Jonathan Markovich, de 37 años, y su hermano Daniel, de 33, ambos residentes en Bal Harbour, en el condado de Miami-Dade, conspiraron y facturaron ilegalmente 112 millones de dólares en sus dos centros médicos, Second Chance Detox y WAR Network, para el «tratamiento de adicciones que nunca prestaron o era médicamente innecesario», y pagar «sobornos a pacientes» y «recibir sobornos de laboratorios».
Delitos por los que Jonathan y Daniel Markovich fueron sentenciados el pasado viernes en el Distrito Sur de Florida a 15 años y 8 años de prisión, respectivamente.
«Estos operadores de centros de tratamiento por abuso de sustancias se aprovecharon, a través de tácticas descaradas impulsadas por la codicia, de los pacientes vulnerables que buscaban tratamiento», dijo el fiscal adjunto Kenneth A. Polite, de la División Criminal del Departamento de Justicia.
Polite indicó en el comunicado que estas sentencias «demuestran el compromiso inquebrantable del departamento de proteger a los pacientes y enjuiciar a los centros de tratamiento por abuso de sustancias fraudulentos».
Jonathan Markovich, propietario de ambas instalaciones, también fue condenado por fraude bancario en relación con solicitudes de préstamos PPP (Programa de Protección de Nóminas), señaló el Departamento de Justicia.
Según las pruebas presentadas durante el juicio, los acusados obtenían pacientes a través de reclutadores que «ofrecían comisiones ilegales» como «billetes de avión gratis, drogas ilegales y pagos en efectivo».
Los reclutadores daban a los falsos pacientes drogas ilegales para garantizar su admisión en Compass Detox para la desintoxicación, mediante el «tipo de tratamiento más costoso ofrecido por las instalaciones» de los acusados.
Las sesiones de terapia se facturaban, pero no se proporcionaban y eran excesivas o médicamente innecesarias, precisó el comunicado.
A los pacientes de Compass Detox se les dio una llamada «Bebida reconfortante» para «sedarlos y hacer que regresaran», además de darles «grandes cantidades de sustancias controladas potencialmente dañinas (…) para mantenerlos obedientes y dóciles y garantizar que permanecieran en las instalaciones».
«Manipular y explotar a los pacientes que buscan ayuda en su estado más vulnerable es inaceptable», dijo Luis Quesada, subdirector de la División de Investigación Criminal del FBI.
Quesada subrayó que los condenados «orquestaron un esquema que buscaba ganancias por encima del bienestar de los pacientes» y pagarán por sus acciones.
Ambos habían sido hallados culpables de los cargos de «conspiración para cometer fraude a la atención médica y fraude electrónico», además de los delitos de «conspiración para pagar y recibir comisiones ilícitas y dos cargos de pago y recepción de comisiones ilícitas».