EE.UU. congeló la venta de armamento, apenas transcurrido una semana desde su toma de posesión pero la calidez de la que habían disfrutado hasta ahora las monarquías del golfo Pérsico parece haberse esfumado en los despachos de Washington.
Antilavadodedinero / ElMundo
La nueva administración estadounidense ha congelado temporalmente miles de millones de dólares en ventas de armamento a Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí comprometidos en los últimos meses de Donald Trump en la Casa Blanca.
El pasado noviembre, unos días después de la derrota republicana, Washington autorizó la venta a Emiratos de medio centenar de cazas F-35 convirtiéndose entonces en el primer país árabe en acceder a este tipo de avión de combate. La transacción, por valor de más de 23.000 millones de dólares (unos 19.000 millones de euros), ha quedado ahora en el aire. El departamento de Estado estadounidense ha atribuido la suspensión a «una acción administrativa rutinaria».
La medida permitirá a los nuevos responsables demócratas revisar las operaciones firmadas por la anterior administración y garantizar que «las ventas de armas de Estados Unidos cumplen con nuestros objetivos estratégicos de construir socios en materia de seguridad más fuertes y capaces». Una vez analizados los contratos, Washington decidirá si los mantiene u ordena su cancelación definitiva.
Emiratos consiguió cerrar la polémica venta, criticada por las organizaciones de derechos humanos por la implicación del país en la guerra civil en Yemen, tras normalizar relaciones diplomáticas con Israel el pasado agosto. Además de los cazas, adquirió 18 unidades de drones armados MQ-9B junto a 10.000 millones de dólares en munición, entre ellos 1.500 misiles Hellfire y otros 800 misiles aire-aire de medio alcance.
Arabia Saudí también había aprovechado los últimos compases de la Presidencia de Trump para cerrar la venta de 3.000 misiles guiados de precisión por valor de 290 millones de dólares. El acuerdo fue aprobado por el departamento de Estado estadounidense el 29 de diciembre. Hasta ahora, la administración estadounidense había sorteado incluso la negativa del Congreso a la venta de armas a las monarquías del golfo Pérsico declarándola un asunto de emergencia nacional.
Riad lidera la coalición árabe que desde 2015 ha bombardeado Yemen cobrándose más de 100.000 vidas, dejando más de cuatro millones de desplazados y a un 80% de la población total dependiente de la ayuda internacional. Trump se había mostrado indiferente a alimentar la carrera armamentística en una región dominada por las tensiones entre Arabia Saudí e Irán pero, durante la campaña electoral, Joe Biden expresó su deseo de detener la venta de armamento a los saudíes para tratar de resolver la contienda yemení, convertida en la mayor crisis humanitaria del planeta.
La congelación de unas ventas de las que había presumido Trump no es la única medida que confirma el cambio de rumbo estadounidense. El nuevo secretario de Estado, Antony Blinken, ha anunciado que también ha colocado bajo revisión las sanciones impuestas al grupo rebelde chií de los hutíes en la víspera de la llegada de Biden al despacho oval, tras su designación como organización terrorista.
La medida ha implicado ya que el departamento del Tesoro estadounidense haya suspendido algunas de las sanciones dictadas contra el grupo yemení y algunas de sus transacciones. Las exenciones estarán vigentes hasta el próximo 26 de febrero.
Blinken acusa al movimiento, apoyado por Irán, de perpetrar graves atrocidades en el país desde 2014 pero considera que las medidas establecidas amenazan con exacerbar la situación humanitaria.
«Hemos sido testigos de una campaña liderada por Arabia Saudí que también ha contribuido a lo que, según muchas estimaciones, es la peor crisis humanitaria que sufre el mundo hoy», ha declarado el flamante jefe de la diplomacia estadounidense antes de reconocer que, aunque alberga «verdadera preocupación» por algunas de las decisiones tomadas por Riad, Washington «hará lo que se requiera para defender a Arabia Saudí de agresiones, incluidas las que procedan de Yemen y los hutíes».