Quintero, quien es considerado el líder de una facción del cártel de Sinaloa, enfrenta ahora una demanda civil que solicita la incautación de algunos de sus bienes en la ciudad de Zapopan, Jalisco. El gobierno estadounidense asegura que los compró con dinero ilícito, aunque él asegura que ya se alejó del crimen organizado.
Caro Quintero, alias ‘El número uno’ y ‘El narco de narcos’, está en la lista de los 10 criminales más buscados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI). Por su captura se ofrece una recompensa de 20 millones de dólares, la más alta que se haya fijado por cualquier fugitivo en el mundo.
El gobierno de EEUU lo considera el jefe de una facción del cartel de Sinaloa, que ha vuelto a cobrar notoriedad porque varios sicarios realizaron balaceras y bloqueos para frustrar un operativo militar que trataba de arrestar a Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Quien fue uno de los fundadores del cartel de Guadalajara se encuentra prófugo desde que un juez mexicano ordenó en 2013 su liberación de una prisión de su país por un error procesal. Desde entonces ha ofrecido un par de entrevistas en las que niega tener vínculos con el crimen organizado.
“Yo le pediría a la DEA que fueran más cuidadosos con sus investigaciones, y al gobierno de México también. Si me aclaran a mí, pero que sea cierto, que sea verdad… yo me entrego”, dijo Caro Quintero a la periodista Anabel Hernández. “Lo único que busco es paz y le pido perdón a la sociedad de México por los errores que cometí», agregó.
Este narcotraficante de 67 años pasó casi tres décadas en una cárcel de máxima seguridad por la tortura y el asesinato en 1985 del agente antinarcóticos Enrique ‘Kiki’ Camarena.
Desde la clandestinidad ha negado haberse unido a la cúpula del cartel de Sinaloa, el cual surgió de las bases de la organización que él fundó. “A mí no me interesa ninguna plaza, a mí no me interesa ningún estado, fronteras. ¿Por qué?”, dijo Caro Quintero, quien entonces dijo estar cansado de esconderse para no ser capturado otra vez.
En abril de 2018, el capo volvió a recurrir a la prensa para implorar que lo dejen de seguir. “Yo no pertenezco a ningún cartel. Así de fácil. Yo no voy a volver al narcotráfico nunca”, aseguró Caro Quintero a Huffington Post. Dijo que su única actividad es “a puro andar huyendo”.
Sin embargo, los fiscales estadounidenses señalan que entre enero de 1980 y marzo de 2015, la organización liderada por Caro Quintero estuvo involucrada en el transporte de grandes cargamentos de marihuana, metanfetamina y cocaína hacia EEUU.
Con las ganancias millonarias, él adquirió al menos ocho propiedades en la ciudad de Zapopan, en el estado de Jalisco, las cuales están a nombre de sus familiares. Uno de ellos es su hija Roxana Elizabeth Caro Elenes, de 41 años.
Una prisión en EEUU o una tumba en México
Este pedido de decomiso se suma a una acusación presentada en abril de 2018 en un tribunal federal de Brooklyn señalando a Caro Quintero por liderar una empresa criminal vigente y otros delitos, incluida su participación en el rapto, brutal tortura y homicidio de Camarena en 1985.
“Las atrocidades de Rafael Caro Quintero no se olvidan, y la historia del terror que ha infligido sirve como un recordatorio constante a la DEA de que nunca detendremos la búsqueda de justicia», declaró Ray Donovan, encargado de la oficina de la DEA en Nueva York.
“Nos enorgullece mostrarle al mundo, con el descubrimiento de esta denuncia civil, que el compromiso de la DEA de descubrir la infraestructura de Caro Quintero y sus asociados criminales es inquebrantable. La DEA nunca olvidará. No cederemos”, enfatizó.
Por su parte, el fiscal federal Richard P. Donoghue dijo que los esfuerzos para apoderarse de los bienes del narcotraficante mexicano “es un paso en la búsqueda de justicia”. Dijo que las posesiones de Caro Quintero fueron adquiridas “con dinero ensangrentado cosechado por el narcotráfico, la adicción y la violencia que sembró en Estados Unidos y México”.
“Nunca olvidaremos que Caro Quintero es responsable del asesinato del agente especial Camarena y ahora se enfrenta a una cruda elección entre los únicos finales disponibles: una prisión estadounidense o una tumba mexicana, y ahora es el momento de elegir”, señaló el funcionario.
En 2016, la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro publicó el domicilio de cada una de las gasolinerías de ‘El narco de narcos’.
En su nombre, Diana Espinoza Aguilar, alias ‘Altagracia Espinoza Aguilar’, quien se cree es su actual pareja, se encarga de estas y otras empresas, incluyendo restaurantes, inmobiliarias y constructoras, según la acusación.
Espinoza Aguilar era esposa de un traficante colombiano hasta que conoció a Caro Quintero mientras purgaban condenas por contrabando de droga en la prisión de Puente Grande.
Ella fue fichada por el gobierno de EEUU en mayo de 2016, tres años después de que el capo salió de una prisión mexicana y –según la DEA– se unió a la cúpula del cartel de Sinaloa.
«La designación de Diana Espinoza Aguilar demuestra una vez más que el fugitivo narcotraficante Rafael Caro Quintero depende en gran medida del apoyo de sus familiares», indicó entonces John E. Smith, Director Interino de la OFAC, en un comunicado.
La dependencia también fichó a sus hijos Héctor Rafael, Henoch Emilio y Mario Ybran Caro Elenes. En la lista negra agregó a su madre María Elizabeth Elenes Lerma.
La OFAC afirma que todos ellos han sido testaferros de Caro Quintero, dueño de las empresas Minerales Nueva Era y Minerales Nueva Generación, Operadora Engo, Petro Mas, Taxi Aéreo Nacional de Culiacán y las inmobiliarias Prominente, Villas del Colli y Barsat.
ALD/Univision