Estados Unidos ha sacado al movimiento insurgente chiita de los hutíes, que opera en Yemen, de su lista de organizaciones terroristas, ha informado este martes el Departamento del Tesoro del país norteamericano.
Antilavadodedinero / RT
En un comunicado, el Departamento de Estado informó que revoca la medida de la Administración predecesora, presidida por Donald Trump, de modo que, a partir del 16 de febrero, “Ansarolá ya no esté bloqueado de conformidad con las Regulaciones Globales de Sanciones Terroristas”, sin embargo, deja en la lista de sancionados a tres líderes de alto rango del movimiento popular yemení —Abdulmalik al-Houthi, Abd al-Jaliq Badr al-Din al-Houthi y Abdolá Yahya al-Hakim—.
Elsecretario de Estado Antony Blinken anunció que el Gobierno estadounidense, presidido desde el 20 de enero por Joe Biden, impondrá sanciones a algunos miembros de Ansarolá, especialmente a aquellos detrás de operaciones de represalia a las posiciones de la coalición liderada por Arabia Saudí.
Aseguró que la Casa Blanca continúa monitoreando de cerca las actividades de Ansarolá y sus líderes. Estados Unidos también “seguirá presionando para que cambie su comportamiento”, agregó.
Esto mientras que la razón principal de la hambruna extrema de los yemeníes es el bloqueo impuesto por parte de la aludida coalición, apoyada por EEUU Además, la inclusión del movimiento popular Ansarolá en la lista negra estadounidense desde el 19 de enero agravó todavía más la crisis, causando que las ayudas humanitarias no llegaran a los civiles del país más pobre del mundo árabe.
Tras el fin de la era Trump, el primer mandatario demócrata reveló a principios de este mes su decisión para cesar todo apoyo estadounidense en las operaciones de la guerra contra Yemen, empero a la vez aseguró que seguiría al lado de Riad.
Esta ambigüedad en las declaraciones de Biden podría dejar abierta la puerta a más ventas de armas, si los saudíes logran justificar las armas para la defensa propia ante el Ejército yemení y Ansarolá. Sin ir muy lejos, este martes la portavoz de la Presidencia estadounidense, Jen Psaki, reiteró que la Casa Blanca “seguirá trabajando con Arabia Saudí” en defenderse ante las amenazas regionales.
La decisión ha sido adoptada en el Departamento de Estado.
Aquí el comunicado oficial