Cuando hablamos del bitcoin como reserva de valor, muchas voces suelen poner en duda su capacidad real de constituirse como un valor refugio, dada su elevada volatilidad. En la práctica, esas críticas se basan en una mera apreciación que no se corresponde con la realidad. Si bien el bitcoin nació hace tan solo 13 años, desde entonces y hasta hoy ha cumplido cada uno de los requisitos necesarios para ser considerado un valor refugio. Es más, cada año transcurrido refuerza sustancialmente ese carácter diferencial.
Antilavado de Dinero / El Confidencial.
Hay dos aspectos básicos para sustentar ese juicio de valor. En primer lugar, la supuesta volatilidad del bitcoin no es tal, sino que se corresponde con una tendencia de evolución casi milimétrica en los últimos once años, tal y como aparece reflejada en el primer gráfico.
La línea inferior de dicho cuadro, en rojo, representa la volatilidad del bitcoin. Refleja todos los precios de cada año, con la diferencia entre su máximo y mínimo anual dividido por el mínimo. El resultado marcaba una volatilidad del 780% en 2010, pero que en 2021 se había reducido a niveles del 123%. Además, la tendencia hacia la estabilización ha sido constante durante la pasada década, y todo indica que se mantendrá igual en adelante.
Es un proceso lógico y hasta predecible, puesto que a medida que entra más capital en el mercado de bitcoins la estabilidad del mismo es cada vez mayor. De ese modo, hacia 2030 su volatilidad podría aproximarse al 25%, un nivel muy similar al del SP500/Nasdaq, cuya fecha coincide con las estimaciones del mainstream para la tecnología blockchain.
Además, desde que existen datos de los precios del bitcoin, sus mínimos han sido crecientes año tras año desde 2011. A ello debemos añadir que el activo siempre ha tenido revalorizaciones anuales, excepto en 2014 y 2018. Es decir, cumple con el principio de mínimos y máximos crecientes, lo que indudablemente ratifica su fortaleza a lo largo del tiempo, como se demuestra en el segundo gráfico.
En suma, han bastado 13 años para que el bitcoin haya consolidado una oferta limitada (en torno a 21.000 millones de euros), una volatilidad decreciente a lo largo de ese periodo, y unos precios máximos y mínimos crecientes. Estamos, en consecuencia, ante el inicio de un nuevo “asset class”. Como suele ocurrir en estos casos, es posible que conlleve movimientos bruscos en sus valoraciones diarias, si bien con el paso de los años esa volatilidad desciende mientras el activo se revaloriza de manera casi constante. En la teoría y en la práctica, esos son los atributos diferenciales de un auténtico valor refugio.
Por: Alberto Gordo.