Un fiscal muerto a tiros por sicarios mientras pasaba su luna de miel en Colombia, el alcalde de una ciudad fronteriza con Brasil acribillado a las puertas de su despacho. La acción del crimen organizado conmociona a Paraguay, un país bajo amenaza.
Antilavadodedinero / Elespectador
“El crimen organizado paga a políticos, paga a parlamentarios, paga a la Fiscalía, al Poder Judicial y a las diferentes autoridades”, protestó recientemente con una cierta impotencia el presidente Mario Abdo Benítez.
El mandatario se hizo eco de la conmoción ciudadana que dejó el asesinato del fiscal antidrogas Marcelo Pecci, de 45 años, el 10 de mayo en Colombia. Y la muerte una semana después del alcalde José Carlos Acevedo, de 51, en la ciudad de Pedro Juan Caballero.
Días antes de su asesinato, el alcalde había criticado con amargura que los mafiosos “andan armados y nadie hace nada. ¿Cómo pueden andar armados por la calle con AR-15 o con AK-47? (…) Nosotros sabemos mucho. La ciudadanía sabe lo que pasa acá y la Policía no sabe, la Fiscalía no sabe”.
El fiscal Pecci acumulaba pruebas en procesos sobre delincuentes capturados pertenecientes a las organizaciones criminales de origen brasileño Primeiro Comando Capital (PCC) y Comando Vermelho (CV), así como de los lavadores de dinero libaneses de la Triple Frontera con Brasil y Argentina. Tres de estos últimos fueron condenados a la extradición a Estados Unidos, acusados de inyectar capitales al movimiento armado chiita Hezbolá.
Capos brasileños
En 2017, fue extraditado a Brasil el “barón de la droga” Jarvis Ximenes Pavao, quien vivía en una celda especial de lujo -con jacuzzi incluido- en la principal cárcel de Asunción antes del traslado a su país. Un año antes, en 2016, en una guerra entre pandillas, cayó asesinado a balazos en una calle céntrica de Pedro Juan Caballero el brasileño-libanés Jorge Rafat, líder del narcotráfico.
Pero el más temible de todos, Sergio de Arruda Quintiliano Neto, alias “Minotauro”, sindicado como líder del PCC en la frontera paraguayo-brasileña fue capturado en su departamento de Camboriú en 2019 en un procedimiento conducido por Pecci. Una de las líneas de investigación del asesinato de Pecci apunta al Minotauro.