Las criptomonedas, las monedas virtuales en las que millones de personas han confiado sus inversiones, navegan desde hace algunas semanas por aguas turbulentas.
Antilavadodedinero / 20minutos
Este pasado jueves, el Bitcoin, la más popular y extendida, cayó hasta los 26.000 dólares frente a los 32.000 del día anterior, dejando claro que lejos quedan ya los casi 70.000 dólares de valor que logró alcanzar el año pasado.
Aunque hay divisas que han aguantado la caída mejor que otras, la capitalización en general de estos valores digitales (es decir, su aumento de valor) se ha hundido en el último año, pasando de 2,3 billones de dólares a los 1,18 actuales.
El ejemplo más llamativo de esa caída en picado es Terra (LUNA). En un mes, ha perdido el 100% de su valor y su stablecoin UST bajó su cotización más de un 90%. Según los expertos consultados, esto es lo que ha propiciado el fuerte efecto dominó sufrido en todo el ecosistema de criptomonedas, donde se ha cuestionado la estabilidad de las stablecoins, un tipo de moneda digital que ofrece menos volatilidad que las criptomonedas normales, más sujetas a los vaivenes del mercado.
«Hemos descubierto que una stablecoin no es tan estable como creíamos. En el momento en el que una stablecoin deja de ser estable y se genera el pánico, la gente deja de creer en todo el sistema», explica Luis Garvía, director del Máster Universitario de Gestión de Riesgos Financieros de Comillas ICADE, quien asegura que estos valores digitales están viviendo ahora un «criptoinvierno» similar al que sufrieron en 2013 y 2018.
En el momento en el que una ‘stablecoin’ deja de ser estable y se genera el pánico, la gente deja de creer en todo el sistema»
Lo habitual es que estas divisas estén vinculadas al valor de dinero denominado fiat—el que se usa normalmente, como el dólar o el euro— y poder garantizar que si inviertes un euro recibas una unidad de la stablecoin por el mismo valor. Pero en el caso de UST, TerraForm Lab, la empresa que creó Terra, optó por otro modelo en el que el soporte de la divisa estable era una volátil.
«La UST es una stablecoin algorítmica y ahí es donde ha fallado. El mecanismo no tiene ningún respaldo explícito externo. Se trata de un mecanismo en el que junto al otro token del ecosistema se compran y venden. Es un sistema de incentivos vía arbitraje para mantener la paridad y ese sistema es el que ha colapsado», afirma Javier Castro-Acuña, responsable de control de negocio de la empresa de criptomonedas Bitnovo.
Subida de los tipos de interés en EE UU
Otro factores que han podido influir en la pérdida de valor de las criptomonedas son «el incremento de los tipos de interés anunciados recientemente por la Reserva Federal de Estados Unidos y la situación de incertidumbre que puede generar la actual guerra entre Ucrania y Rusia», apunta Raúl López, director general de la empresa de inversión en criptomonedas Coinmotion.
Como consecuencia de lo anterior, «ha habido mucha gente que ha decidido sacar el dinero que tenía en las criptomonedas para tenerlo en líquido por si tiene que invertir en otras cosas», añade Garvía. «Todo eso junto ha generado un estrés al sistema que no todas las stablecoins han aguantado», sentencia.
«Estamos hablando de un mercado OTC (Over The Counter), lo que significa que se encuentra fuera de los mercados regulados. El supervisor puede dar avisos, como ha pasado, pero se desarrolla en una tierra de nadie llamada internet», advierte el profesor de Comillas ICADE.
Sobre la duración esta crisis de las criptomonedas, estos analistas aseguran que el mercado se recuperará más pronto que tarde porque ya ha demostrado otrora su fortaleza, aunque se han resistido a poner una fecha aproximada para volver a ver los valores más que positivos del pasado año 2021.
«El Bitcoin y ciertas criptomonedas con una sólida reputación a lo largo de su corta historia se han puesto a prueba en diferentes contextos, y siempre han resistido ante las dificultades a las que se han enfrentado», subraya Raúl López, que destaca que en muchas de ellas, como en el estallido de la pandemia de la Covid-19, «se han recuperado más rápido que los mercados tradicionales».