El portavoz del organismo recuerda que los estatutos ponen límites a las negociaciones de deuda con los socios.
Antilavadodedinero / El País
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto un límite preciso a las ambiciones negociadoras de Argentina. “La capacidad del FMI para reestructurar su deuda, para posponer reembolsos o recompras está limitada por nuestros marcos de políticas. No se trata solo de Argentina”, ha advertido este jueves el portavoz del organismo, Gerry Rice, durante una rueda de prensa en Washington. A principios de esta semana, la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, había pedido una reducción de capital por considerar que el rescate financiero por 57.000 millones de dólares que el Fondo otorgó a Mauricio Macri en 2018 “violó los estatutos del organismo”. “Puedo asegurar a todos que no hubo violación de las reglas del FMI”, le ha respondido Rice.
La ida y vuelta entre Cristina Kirchner y Rice marcaron el pulso del inicio formal de las negociaciones por el futuro de la deuda externa que argentina considera impagable. En discusión está la devolución de los 44.000 millones que el FMI llegó a entregar a Macri del acuerdo y otros 64.000 millones en manos de bonistas privados. La expresidenta lanzó desde La Habana, donde el fin de semana presentó su libro Sinceramente, que el FMI era parte responsable de ese endeudamiento desmedido. Dijo además que el dinero entregado a Macri “financió la fuga de capitales”, algo que está prohibido por los estatutos del Fondo.
“Yo me pregunto, cuando dicen ‘no, no se puede hacer una quita al capital del FMI porque su estatuto prohíbe hacer quitas’. ¿Pero cómo que el estatuto del FMI prohíbe hacer quitas? También prohíbe que se den préstamos para permitir fugar el dinero. ¿Y por qué vamos a hacer valer una prohibición y la otra no?”, dijo Kirchner el fin de semana. Rice ha recogido el guante este jueves. Ha dicho que “no es noticia” que el FMI no puede hacer quitas de capital a sus deudores y rechazó cualquier violación de las normas de la casa en el rescate financiero otorgado a Macri, el mayor de la historia del organismo. Fin del asunto para Rice, que enseguida intentó diferenciar las declaraciones de Kirchner con la salud de las negociaciones que lleva adelante con el Gobierno de Alberto Fernández.
“Tenemos un diálogo muy activo entre el staff técnico y el Gobierno [argentino]. Caracterizamos en el pasado este diálogo como constructivo y sigo pensándolo así: compartimos los objetivos del Gobierno para estabilizar la economía y proteger a los más débiles con un crecimiento inclusivo”, ha dicho el portavoz. Desde el lado argentino, hubo palabras duras. Durante una presentación en el Congreso el miércoles, el ministro de Economía, Martín Guzmán, achacó la responsabilidad de la crisis de deuda al Fondo, por exigir una política de ajuste fiscal que terminó en recesión, y a “los bonistas, que decidieron apostar a una tasa alta y a un modelo que fracasó”. Guzmán advirtió también que los mercados no deben esperar una política de ajuste fiscal al menos hasta 2023, porque un calendario diferente implicaría más recesión y menos recursos para estabilizar la economía y, finalmente, pagar las deudas mediante un plan “sustentable”.
Los mercados tomaron nota de las declaraciones de Guzmán, convencidos de que 2023 será la fecha de partida para posponer los pagos. La respuesta fue una subida del riesgo país argentino del 7%, hasta los 2087 puntos. El índice, elaborado por JP Morgan, marca el diferencial de tasa que los emergentes deben pagar por sus bonos frente a otro similar del Tesoro de Estados Unidos. Si hoy Argentina saliese al mercado en dólares pagaría por su deuda más de 20% anual. La Bolsa de Buenos Aires, en tanto, caía más de 4% al cierre de la rueda y las acciones de los bancos argentinos se hundían 7% en Wall Street.
Tregua inflacionaria
La oficina nacional de estadísticas (Indec), recibió a la misión del FMI con los datos de inflación de enero. Los precios subieron el mes pasado un 2,3% (52,9% en el cálculo interanual), contra el 3,7% registrado en diciembre. Ha sido el dato más bajo desde julio de 2019 y la primera desaceleración inflacionaria en seis meses, resultado del congelamiento de las tarifas de los servicios públicos y combustibles decretada por Fernández y la tranquilidad cambiaria que siguió al control estatal sobre la compra y venta de divisas. Con todo, el promedio mensual oculta que los alimentos subieron 4,7% en el desagregado por rubros, en parte por el fin de la política de reducción del IVA a productos de la canasta básica.
La batalla contra la inflación seguirá al frente de las prioridades del equipo económico argentino. Ni la recesión (el PIB lleva dos años consecutivos cayendo por encima del 2,5% y se espera algo similar para 2020), ni el torniquete en la emisión de pesos ha logrado detenerla a niveles sustentables. El año 2019 cerró con una subida de los precios del 53,8% y las previsiones privadas para este año, recogidas por el Banco Central, superan el 40%.